Erika, Pedro y Bismarck, tercia en la mira

 

Felipe Victoria

 

Dirigir áreas de Comunicación Social ya no puede ser como en “los tiempos de antes”, pasársela en las giras de gobernadores o alcaldes mientras los subordinados redactan boletines de prensa “de machote”, o llevan la contabilidad de los convenios publicitarios y apoyos institucionales a comunicadores, y hasta elaboran “síntesis ejecutivas”.

Bastaba echarse a la bolsa a los dueños de empresas editoriales o de radio y televisión para lograr la autocensura, pero el “enano” del circo cibernético de las redes sociales fue creciendo.

Los medios pueden reservarse temas incómodos, pero en el Internet, a la fecha carente de normas regulatorias, el libertinaje  ganó terreno y dicen lo que les viene en gana, así sean mentiras y calumnias contra cualquiera, o hasta dejan de respetar altas investiduras como la presidencial.

El senador hidalguense, Omar Fayad, se prestó como señuelo para que cabildeara el Gobierno Federal la intensidad de la oposición y resistencia a que se legisle y decrete una ley mordaza en Internet.

Le fue como al perro de la tía Cleta. El engendro cibernético que nació libre es un Frankestein ingobernable, que ni por las buenas entiende de normas éticas, pudor y decencia que debieran acatarse en bien de la moral pública.

Conozco el proyecto oficial para lograr una ley de medios cibernéticos que atempere los excesos de cibernautas; no hace mucho fue consignado por la PGR un faisbuquero, por sus publicaciones tipificadas  penalmente y la Policía Cibernética no está cruzada de brazos.

Antes bastaba con la intercepción telefónica, luego se metieron a los envíos de fax y hoy no hay correo electrónico que se salve de ser espiado cuando quieren, igual que los tuiters y demás aplicaciones en celulares.

Los cibernautas debieran mesurarse en sus opiniones sin incurrir en faltas de respeto, ni asesinar el idioma destruyendo la ortografía.

Más pronto de lo que se imaginan, para obtener y operar cuentas de correo electrónico será necesaria la plena identificación formal de los usuarios, pues hoy en día abundan los cobardes anonimatos y falsas identidades en las redes sociales.

Así como de costa a costa y de frontera a frontera hay un dejo de rebeldía e insubordinación de gobernados hacia autoridades, en los medios se da el factor de incomodidad y desánimo de trabajadores y colaboradores con las empresas en que se desarrollan; aunque claro, al no haber a donde irse para prosperar se aguantan pues la vocación se impone.

¿Es gente contenta y satisfecha la que está involucrada en los medios?

Ojalá y me lo contestaran Erika Lührs Cortés, Bismarck Villanueva Bracho y Pedro Mendoza Guevara, que ignoro si piensen reunirse personalmente con los comunicadores de trinchera, al menos para presentarse, pues una cosa es que se sepa quiénes han sido ellos tres, y otra que hayan cruzado un saludo personal.

Comunicación Social no es tan solo “prensa” a secas, sino también Relaciones Públicas y así como hay que tratar bien al perro que cuida la casa –sin comparaciones indebidas—, hay que llevarla amablemente con quienes tienen en sus plumas, voz, cámaras y micrófonos, la imagen de los gobiernos y los gobernantes; pero aún hay más, resultan responsables de instrumentar campañas de orientación al público en los planes y proyectos de gobernadores y presidentes municipales, muchas veces incomprendidos.

Todos los medios impresos, electrónicos y cibernéticos ahora, tienen un peso especifico que deben identificar correctamente y atenderlos, no pueden generalizar ni pasar por el mismo rasero a todas las personas que de algún modo intervienen en ellos.

Les dicen “periodistas”, pero hasta en el futbol hay diferencias por las posiciones jugadas: portero, defensa, medio, delantero, líbero; así en el mundillo de la información hay fotógrafos, reporteros, gente de talleres, redacción, información, administración, voceadores, distribución, circulación, publicistas, articulistas, editorialistas, columnistas, ejecutivos, directivos y empresarios dueños, todos diferentes entre sí.

Pero existe un enorme abismo entre empleados contratados formalmente de los diversos medios y quienes ejercen actividades periodísticas free lance, entonces los funcionarios de Comunicación Social en el gobierno estatal y los ayuntamientos debieran saber  quién es quién, y de qué y cómo la juegan, pues todos son necesarios, aunque desechables.

De la parte de enfrente del abismo muchos pululan en las giras y eventos cargando camaritas y grabadoras, como enjambre atosigando funcionarios; pero resulta que no son “efectivos” pues no les publican nada ni les dan espacio en ningún medio, pero ahí andan infiltrados centaveando en el río revuelto como figuras decorativas del entorno.

Erika Lurhs Cortés y Pedro Mendoza necesitan ingeniárselas para tener un monitoreo de la presencia efectiva y vigente de todos los que se dicen periodistas en el estado y en Acapulco; muy conveniente sería establecer el uso de gafetes personalizados e intransferibles para comunicadores acreditados ante las dependencias estatal y municipales encargadas de prensa.

Bismarck Villanueva no tiene quizá tanto problema, porque por los rumbos de RTG pocos se acercan, pero conoce bien el problema pues tiempo atrás lidió con él.

El gobernador Héctor Astudillo convocó a todos los guerrerenses a unirse en el esfuerzo conjunto para superar la crisis de ingobernabilidad en Guerrero, mientras Evodio Velázquez anda en precampaña anticipada descuidando su momento de primero ser Alcalde en pleno.

Limar asperezas y malos entendidos sería conveniente.