El Centro Cultural Arcadia ha cerrado definitivamente tras tres años de intensa actividad.
Durante este periodo, Arcadia, propiedad del reconocido político, escritor y periodista chilpancingueño Florencio Salazar Adame, albergó más de 240 eventos, incluyendo exposiciones de arte, presentaciones de libros y ciclos de cine de autor.
Salazar Adame lamentó la escasa promoción y aceptación del arte y la cultura en Chilpancingo, a diferencia de otras ciudades. Subrayó que la imposibilidad de acceder a recursos oficiales destinados al fomento cultural fue un factor determinante en su decisión de cerrar este espacio ubicado en el barrio de San Francisco.
Mantener Arcadia implicaba costos operativos elevados, que abarcaban desde el mantenimiento del inmueble hasta la nómina y los gastos asociados a la organización de los eventos. Con notoria tristeza, Florencio Salazar explicó que, durante estos tres años, su compromiso con la cultura lo llevó a financiar todas las actividades con sus propios recursos, ofreciéndolas de forma gratuita al público. Sin embargo, ha llegado a su límite y se ve obligado a cerrar.
El anuncio se realizó durante la presentación del número 60 de la revista digital Avispa Roja, parte integral del proyecto cultural Arcadia. Esta publicación difunde textos de arte y cultura, incluyendo poesía, reseñas cinematográficas y artículos de interés. Florencio Salazar destacó que Avispa Roja logró acuerdos para publicar de forma gratuita contenido de importantes revistas y periódicos a nivel mundial, y que siempre fue distribuida sin costo para sus seguidores.
Olivia Hidalgo, administradora de Arcadia, compartió emotivamente el origen y el impacto del centro: “Arcadia nació como nacen las cosas que importan: desde el anhelo profundo de resistir con belleza, de sanar con palabras, de sembrar con arte. Hoy podemos decir, sin temblor en la voz, que ese sueño está vivo. Vive en cada una de las más de 240 actividades que han florecido en este espacio; en cada aplauso, en cada silencio que ha escuchado nuestra sala Letizia, donde más de 15 exposiciones pictóricas y de cartel han pintado el alma de este lugar con colores locales, nacionales e internacionales”.
El Centro Cultural Arcadia fue un proyecto personal de Florencio Salazar, establecido en una antigua casona donde en el pasado funcionó el periódico “Pueblo”, del cual él y sus hermanos fueron propietarios. Hace tres años, tras la inauguración de Arcadia, Salazar ofreció donar el centro cultural a alguna institución o fundación para asegurar su continuidad como un activo social promotor de la cultura. No obstante, lamentablemente, nadie mostró interés.
Salazar Adame expresó que, tanto en México como particularmente en Guerrero, la cultura no recibe el interés que debería, siendo a menudo la primera afectada cuando se requieren ajustes presupuestarios, junto con el deporte.
Finalmente, desistió de la donación por varias razones. Temía que las obras de arte albergadas en el centro pudieran perderse, y que, en caso de un litigio laboral, el predio quedara expuesto a pasar a manos de terceros, como ya ha ocurrido en el pasado con otros dos inmuebles en Chilpancingo, uno cultural y otro de administración pública.
El nombre del centro cultural, Arcadia, es un homenaje a la madre de Florencio Salazar. El espacio contaba con un pequeño hotel boutique, cafetería, sala de exposiciones y un auditorio.
Es relevante mencionar la trayectoria de Florencio Salazar: fue alcalde de Chilpancingo, diputado local y federal, secretario de la Reforma Agraria federal durante el gobierno de Vicente Fox, embajador de México en Colombia y en dos ocasiones secretario general de Gobierno bajo las administraciones de René Juárez y Héctor Astudillo. (Con la colaboración especial de Abel Miranda)