Jorge VALDEZ REYCEN

•​Guerrero y Oaxaca: Historias compartidas

•​Aguirre y Diódoro: cabalgata memorable

•​Evelyn y Murat: los herederos del legado

Guerrero y Oaxaca tienen una hermandad de razas, idiosincrasia, cultura, historia y anhelos de vida.

Independientemente del sino dramático de compartir rezagos ancestrales y un subdesarrollo que raya en pobreza y miseria extrema, Guerrero y Oaxaca entretejen historias de conflictos agrarios, disputas territoriales, violencia de grupos criminales y hasta una vecindad donde gobernadores han empujado a entendimientos y reconciliaciones.

El reciente encuentro entre la gobernadora Evelyn Salgado Pineda y su homólogo oaxaqueño  Alejandro Murat Hinojosa, es prueba de lo anterior y reviste especial importancia en la construcción de una paz amenazada y la reparación de un tejido social que han lesionado sensiblemente grupos violentos.

La voluntad política de ambos herederos de sendos legados de sus progenitores (Félix Salgado Macedonio y José Murat Casab) es dable comentar que son coincidentes en la decisión de enfrentar ese flagelo social llamado crimen organizado. Compartir historias desgarradoras de homicidios, robos, latrocinios, es insoportable para ambos pueblos hermanos. Por ello, la especial y estratégica visión de unificar acciones, planes y operativos en una causa común tendiente a erradicar, de una vez por todas, esa violencia irracional.

No hace muchos años, sucedió un hecho histórico en Pinotepa Nacional, Oaxaca. Imagine el lector a más de un centenar y medio de jinetes desfilando por sus calles, encabezados por dos gobernadores: de Guerrero y Oaxaca. Ángel Aguirre Rivero y Diódoro Carrasco Altamirano.

Era impresionante ese encuentro nunca antes registrado en la historia de ambas entidades. Aguirre y Diódoro iban al frente de esa cabalgata memorable. Sus corceles eran un tordillo y un azabache. Las sillas con incrustaciones de pedrería y metales. Sombreros finos… una estampa de charrería inusual, espectacular y asombrosa.

Ese encuentro simbolizaba la unidad de ambos pueblos hermanos, el mensaje de establecer vínculos sólidos para enfrentar precisamente lo mismo: la inseguridad y violencia.

Aún recuerdo que ambos gobernadores intercambiaron caballos en gesto de amistad y gran camaradería. Ambos disfrutaron ese paseo cabalgando y haciendo bailar a los caballos. La gente los aplaudía y saludaba. Era parte de una crónica vívida de dos políticos con afinidades por la política y la charrería. Esa amistad proyectaba seguridad, confianza y empatía con los pueblos de la Costa Chica. 

Este recuerdo, en gran parte, tiene qué ver con la emocionada charla que tuve con Armando Añorve, quien me contó y mostró fotos de su hijo que es campeón en adiestramiento y monta de caballos andaluces en España. Un orgulloso padre, con su sonrisa dibujada en el rostro, explicando que el jinete conduce al caballo con un ligero movimiento de cadera, para marcar al caballo su baile y cadencia. Algo fuera de serie!!

Aquella cabalgata memorable e inolvidable de Aguirre y Diódoro es parte esencial de esas historias compartidas de Guerrero y Oaxaca.

Evelyn y Murat reeditaron esas buenas prácticas de vecindad, amistad y compromiso por mejorar las condiciones de vida de sus pueblos. Ambos son hechuras del legado político de sus progenitores y son parte de la nueva generación de políticos mexicanos que no pierden su origen, ni extravían los principios aprendidos de sus padres en el arte de la política.

Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.