• El responsable de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa dijo que el diálogo con grupos delictivos es la ruta que debe seguir la gobernadora electa, Evelyn Salgado Pineda, para contener la violencia

Redacción

El obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza reveló que tuvo que intervenir para que dos personas secuestradas fueran liberadas, y que además está dialogando para que cuatro más también recuperen su libertad en la zona de su Diócesis.

Además, afirmó que le han solicitado que hable con los líderes de los cuatro grupos delictivos que se disputan la ciudad de Iguala para que se termine la violencia, pero señaló que no hay cooperación para ello del gobierno del estado.

Como ocurre cada domingo, el prelado católico ofició la misa de las 7:00 de la tarde en la catedral Asunción de María, en Chilpancingo, y derivado de los pasajes de la Biblia que se leyeron, en su homilía habló del diálogo para que haya entendimiento y paz.

El obispo Rangel Mendoza reveló que la semana pasada familiares de una mujer y un hombre que fueron privados de su libertad se acercaron a él para pedirle que interviniera y dialogara para que fueran “soltados”, lo cual así fue.

Además, dijo que está en pláticas para que otras cuatro personas más sean liberadas por sus captores. 

Entrevistado al concluir la misa, el prelado dijo a la agencia API que “cuando secuestraron a esta persona, mandé recados pidiéndoles que le salvaran la vida, y ellos dijeron: ‘el obispo nos lo pidió y por eso no te vamos a matar’”.

Agregó que “pedí que salvaran a otro y pues hasta lo llevaron a su casa. ¡Hasta le entregaron la camioneta que le habían quitado! Y así por el estilo. Yo creo que es mejor el diálogo, el entendimiento” con los grupos delictivos.

Rangel Mendoza insistió que esta es la misma ruta que debe seguir la gobernadora electa de Guerrero, Evelyn Salgado Pineda, para estabilizar al estado que se encuentra convulsionado por la violencia.

Dijo que a él le han pedido ya en una ocasión hablar con los líderes de las cuatro células criminales que se disputan la ciudad de Iguala para que haya paz, pero “como yo no recibí ninguna señal del gobernador, no dije nada y las cosas siguieron adelante”.

Consideró que los cinco civiles armados abatidos por policías estatales el pasado sábado 3 de julio en Iguala, se da en medio justamente de la pugna que mantienen dichas organizaciones del narcotráfico por el control de las minas y los presupuestos de los ayuntamientos de la Zona Norte.

Por lo anterior, pidió a las autoridades estatales y federales “que metan mano dura, que metan vigilancia. Ellos saben quiénes son, dónde se esconden”. (Con información de API)