“Las relaciones tóxicas, desde el plano amoroso hasta las interpersonales (de trabajo, familia, amistad, entre otras) que desarrollamos en la vida cotidiana se están normalizando”, comentó Claudia Oregel Mendoza, Orientadora de Psicopedagogía en el Área de Acompañamiento Estudiantil.  

Una persona tóxica, siguió, es aquella que causa daño, malestar físico o psicológico tanto en la relación de pareja como de manera individual; las relaciones tóxicas no sólo son relaciones de pareja se da en todo tipo de interacciones humanas. Así pues, las relaciones tóxicas son más comunes en nuestra sociedad por diversos factores socio culturales.

La experta mencionó algunos ejemplos de frases, creencias y mitos que se tienen sobre el amor en nuestra sociedad entre los que se pueden mencionar: “Amar es sufrir”, “quien no te cela no te ama”, “conmigo es diferente”, “el amor todo lo perdona”, “demostrar desinterés lo hace interesante”, “mi pareja puede decirme con quién hablar o con quien no”, “el verdadero amor lo puede todo” o el famoso “yo lo voy a cambiar”.

“Todas estas creencias son erróneas. Expresan que en una relación sólo uno la trabaja, sólo a uno le pertenece y la otra persona está ahí para que la guíen, la lleven. La verdad es ésta: Las relaciones amorosas no son para sufrir, son para disfrutarse en conjunto”, dijo. 

La experta también habló sobre los riesgos más comunes de una relación tóxica en las que podría existir violencia física y psicológica. También existen otras características como los celos, posesión y control hacia el otro; la tendencia de alejar a la pareja de las personas que quieren; querer cambiar a la persona, decirle qué hacer, asegurarle pertenencia, menospreciarla, obsesionarse por saber dónde está todo el tiempo, investigar y vigilar las redes sociales, planificar sus días sin pedir opinión y revisar mensajes y llamadas del teléfono móvil. 

Otra característica de una persona tóxica puede encontrarse en una actitud pasiva o sumisa en la que idealiza a su pareja; consiste en agregar características deseables a su pareja que ésta puede no poseer y da un cariño exagerado a la persona que se creó en la mente y no a la persona real con defectos y virtudes.

Se puede encontrar, por otra parte, acciones tóxicas como mentiras, manipulación y chantaje y la “clásica” dependencia o el “te necesito”: conseguir una persona que cubra necesidades o heridas que un individuo tiene. 

La humillación, ignorar a la persona, insultarla o devaluarla, a solas o frente a otros, son a su vez signos de una persona que determinan como tóxica, y que posiblemente tiende a repetir estas acciones en todas sus relaciones humanas.

“Esto que comparto es para que piensen, debemos hacernos preguntas sobre nosotros mismos y las relaciones que llevamos con todos los que nos rodean y ser honestos con nosotros y otros”, exhortó la psicóloga.

Para lo anterior, hizo una comparación en la que mencionó las características de una relación sana; ésta tiende a la comunicación, la pareja y la persona, permite y se permite expresar sentimientos, considerar los sentimientos de la pareja, y otros individuos, y las decisiones tomadas por la pareja son de mutuo acuerdo.

La confianza, respetar los espacios y tiempos del otro, confiar en que la pareja se respeta mutuamente y a los acuerdos que tienen en conjunto, admiración por quién es, no por lo qué es y hace (no lo material o el estatus), mantener la individualidad, interés (no confundir con el control) y preocupación por la otra persona son, igualmente, particularidades de las relaciones que denominó sanas.