• * Lo acompañaron familiares, amigos y compañeros de lucha de izquierda hasta su última morada

Alondra García

Flores, música, llanto, discursos de izquierda, cánticos libertarios, puños en alto. La despedida de Pablo Sandoval Cruz fue emotiva, digna de un luchador social que se mantuvo firme hasta su último aliento. 

La mañana del martes, la noticia de su muerte, ocurrida en la madrugada, corrió como reguero de pólvora. 

En cuestión de horas, su hogar comenzó a llenarse con coronas de flores. Tantas, que para el mediodía ya habían atiborrado el interior y el exterior de la casa.

Entonces fue necesario acomodarlas en otro lugar. Las siguientes se colocaron recargadas unas sobre otras, en los árboles, las banquetas, los vehículos estacionados en las calles y hasta en las paredes de las casas vecinas.

Para la noche ya habían desfilado un sinnúmero de personajes de la vida política: el gobernador Héctor Astudillo Flores, el rector de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), Javier Saldaña Almazán; el senador Félix Salgado Macedonio, la ex dirigente perredista Beatriz Mojica Morga, diputados locales y federales, dirigentes sociales, estudiantiles y sindicales, activistas, compañeros de lucha.

La cantidad de personas que acudió a rendirle homenaje fue impresionante. La cantidad de flores, también, con coronas que llegaron desde otros estados de la república, incluida la del gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa. 

Este miércoles fue la despedida final.

A las 11:30 de la mañana se cerró por última vez el ataúd que contenía los restos mortales de don Pablo Sandoval Cruz. 

Parecía dormir, con el rostro cansado pero sonriente, como satisfecho por su vida de 101 años. Sobre su pecho descansaba un sombrero calentano.

En punto del mediodía, la carroza y la comitiva llegaron a la catedral La Asunción de María, donde se celebró una misa de cuerpo presente. 

Al terminar la ceremonia religiosa, el ataúd fue cargado en hombros unos metros afuera del recinto, para colocarlo en el kiosco del jardín central.

Ahí, bajo la sombra de los árboles, Pablo Sandoval Cruz encabezó su último mitin con sus compañeros de lucha.

Frente a él, de pie, lo vitorearon perredistas, morenistas y comunistas por igual. 

El presidente de la Comisión de los Derechos Humanos del Estado de Guerrero (CDHEG), Ramón Navarrete Magdaleno, describió a Sandoval Cruz como un personaje justo, digno y congruente. 

Recordó su paso por la CDHEG como perito médico, durante el periodo de Juan Alarcón Hernández, primer ombudsperson del país.

“Hay hombres como Pablo Sandoval que mueren de pie, con la dignidad intacta. Leales de principio a fin a su ideal de justicia, igualdad y equidad”, expresó Navarrete Magdaleno.

Por su parte, el delegado del gobierno federal, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, nieto del luchador social, destacó que éste mantuvo una vida de principios y congruencia, por lo que su ejemplo de vida trascenderá más allá de la muerte. 

El dirigente de la Asamblea Popular de los Pueblos de Guerrero (APPG), Nicolás Chávez Adame, rompió en llanto al recordar las luchas sociales y la voluntad inquebrantable de don Pablo Sandoval, sus aportaciones al pueblo de Guerrero, su humildad, su nobleza y si amistad de muchos años.

Después de varios discursos siguieron un minuto de aplausos y un minuto de silencio, consignas con el puño en alto y el canto obrero de La Internacional. 

Entonces llegó el momento de partir.

“Él merece que el pueblo lo lleve en hombros”, dijo Chávez Adame. Y de esa manera, dejaron atrás la carroza fúnebre.

El ataúd de madera avanzó al frente, por lo alto. Le siguieron la familia, los amigos, los compañeros. Hasta atrás, los músicos. Así emprendieron la marcha con dirección al panteón central.

A la altura de La Colmena, un grupo de ciudadanos le lanzó papel picado y pétalos de flores al ataúd. 

La marcha fúnebre siguió entre llantos y consignas a todo pulmón.

Al llegar al panteón, lució más florido que nunca. Las decenas de coronas, más de 100, fueron colocadas sobre tumbas abandonadas. 

Eran tantas que no habría sido posible colocarlas todas en el sepulcro de don Pablo Sandoval.

Los músicos tocaron hasta llegar a la tumba del luchador social. Una vez ahí, se guardó un silencio respetuoso. 

Nuevamente los discursos, las memorias, los recuerdos. 

Don Pablo Sandoval Cruz fue sepultado mientras sus compañeros cantaban el himno Venceremos, con el puño en alto.