* Guerrero tranquilo
Felipe Victoria
La receta eficaz siempre será cerrar filas con el que manda, nada ganan quienes se la pasan en cafeterías imaginando tambaleos y zancadillas contra quienes conquistaron la gubernatura con mucho esfuerzo y constancia, como Héctor Antonio Astudillo Flores, que aceptó la derrota en 2005, pero para regresar una década después a ganar rotundamente con el PRI, que ya no está en sus mejores tiempos.
El mando Nacional en manos de un tenaz luchador, expriísta y experredista que optó por crear su Movimiento de Regeneración, Morena, arrasó en 2018, pero el camino para López Obrador no está sencillo sino más complicado, porque las reacciones al cambio se intensifican cotidianamente con las estrategias de la mafia del poder, que aún no cae en las opciones drásticas de las grandes mañas impunes como en 1994…
Decidirse a terminar con la corrupción donde casi toda la aristocracia de la burocracia se volvió corrupta y el más chimuelo mascaba clavos, es una fina tarea para Inteligencia Financiera y la Fiscalía General de la República, que no todos entienden ni comprenden.
Desilusionados quienes esperaban una cacería de brujas a balazos y se desesperan ante la estrategia del perdón y olvido con borrón y cuenta nueva; pero los resultados indican otra cosa: sí se dan pasos firmes para desenmascarar cofradías y camarillas que tomaron el país como botín en el mandato de Enrique Peña Nieto, ante quien Alí Babá se quedaría perplejo.