* Paliza y “blanqueada” en el Congreso
* Crónica beisbolera… perdón Legislativa
* Apreza y Celestino pierden debate 8 a 0

Jorge VALDEZ REYCEN

–Celestino trái la navaja de fuera –así se defendía Toño Helguera, en tribuna.
Verónica Muñoz casi suelta la carcajada. Héctor Apreza y Celestino Cesáreo se abrazaron como aliados de facto y le dieron la espalda al orador, quien desde tribuna los miraba con tamaños ojos de pistola. De la bancada morenista, los cuchicheos se soltaron cual cigarras pidiendo la lluvia.
En 8 meses de trabajos legislativos, las escaramuzas entre los líderes parlamentarios de Morena, PRI y PRD alcanzaron un punto álgido, donde los reclamos de ausencia de oficio político, acuerdos parlamentarios, diálogo, cortesía y productividad legislativa han sido endilgados a la “mayoría automática” morenista reacia a todo lo venga del tricolor o los amarillos.
Y es que todo le han bateado a la oposición, con una “blanqueada”, sin hits, ni extra bases… como se dice en el argot beisbolero… de 8 a 0.
El PRI y PRD en voz de sus “couch” le pusieron condimento al debate, al acusar Héctor Apreza, a Morena, “de colocar al Congreso en el tobogán del descrédito parlamentario”. Tómala… Fue un “palomazo” por todo jardín central, que fue “fildeado” por Helguera con prestancia y soltura.
Celestino pegó otra tremenda línea por el corredor izquierdo, con machucón de foul. El “abridor” Toño Helguera apagó el cohetón: “si en algo los ofendí, les pido perdón… a mis camaradas”, les dijo en tribuna, con el estilo campechano, sin poses ni grandes dotes de orador o tribuno.
Pese a la paliza del equipo guinda, que desde tribuna tenía relevistas como Mariana García, Arturo Martínez, Moy “el serpentinero” Sandoval y hasta el emergente Servando de Jesús… en las 8 entradas que lleva el match, el PRI no ha sido contundente en la caja de bateo. Apreza acusa cierto malestar en su rostro. Se le ve desmejorado, por la fragorosa batalla en el pentágono legislativo.
“Toño” Helguera, como mariscal del equipo, lanzó un petardazo: “yo quise saber cuál es la cuenta pública de la legislatura pasada… ¡y no aparece! Deja mucho qué desear… ¡y ustedes estaban!” –acusó a Apreza con índice flamígero. No hubo respuesta ya.
Ese fue el revire de Toño a la curva serpentina que le envió Apreza, cuando le dijo que “no creo que los nuevos tiempos tengan el propósito de la división y la promoción del odio y el rencor”.
Verónica Muñoz pidió al graderío “respeto al orador”. Ricardo Castillo pedía relevo, desde su curul.
Los tricolores callaron. Huicochea y Salgado se desentumían parados detrás de sus curules. Alicia Zamora se metía en el subrayado de los artículos de la ley orgánica, desentendiéndose de la blanqueada.
Jorge Salgado mejor abandonó el juego… perdón la sesión. Ya no soportó más. Helguera bajó de tribuna con paso garbo, hasta llegar a home. Se sentó a sus anchas, apoltronado en su curul y disfrutando el momento, su momento.
En la banca amarilla, Bernardo Ortega enmudeció. Ni siquiera miró a su vecino Catalán que permanecía atento a las pedradas… perdón, a las bolas machucadas de foul. Ni hablar de los equiperos relevistas… miraban con azoro a su “couch” Celestino.
No hubo extra innings… el partido… perdón, otra vez, la sesión acabó a las 15.20 de la tarde. La comida se sirvió 20 minutos después, desde la cocina del “Señorial” hasta el salón “José Francisco Ruiz Massieu”. Ahí, el camarada “Toño” Helguera consumó en 8 a 0 una nueva derrota, por paliza, a sus opositores. “Y todavía traigo parque”… amagó desde la cueva de los 24 de morena.
Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.