* Madres de familia de más de dos mil niños y adolescentes exigieron a las autoridades educativas que diseñen un programa especial para que sus hijos no pierdan el año escolar
JESÚS SAAVEDRA
CHICHIHUALCO.— Más de dos mil niños y adolescentes cumplieron cuatro meses sin ir a clases, a pesar de la constante petición a las autoridades educativas para que se aplique un programa especial de atención y no pierdan su año escolar.
Las clases en escuelas ubicadas en comunidades de la Sierra de Leonardo Bravo (Chichihualco) y Heliodoro Castillo (Tlacotepec) se vieron suspendidas desde junio, casi cuando finalizaba el ciclo escolar debido a las constantes balaceras que se han registrado entre los dos grupos delictivos que se disputan la siembra, cosecha y trasiego de amapola y mariguana, actividad de la que sobreviven más de 50 mil familias.
En agosto, cuando inició el nuevo ciclo escolar hubo clases una semana, pero se suspendieron las actividades de nueva cuenta. Esta semana al menos dos mil estudiantes de preescolar, primaria, secundaria y bachillerato cumplieron cuatro meses sin clases y no hay visos que se vaya a normalizar las actividades educativas.
A los menores que acuden a los niveles de preescolar y primaria eventualmente los atienden voluntarios que les dan talleres de manualidades, pero no de instrucción escolar para evitar que pierdan el ciclo escolar.
Doña Ana, madre de una niña de 8 años que cursa tercer año de primaria de la comunidad de Los Morros, explicó al final de ciclo escolar pasado no hubo clausura, “no hubo un acto oficial, cambio de escolta y menos la entrega de papeles para nuestros hijos, porque nos dijeron que en este ciclo escolar, que inició en agosto, se iba a regularizar, pero solo hubo clases una semana en agosto y se suspendieron de nueva cuenta”.
Indicó que tan solo de esa comunidad hay 95 estudiantes de preescolar, primaria y secundaria sin clases, “sin contar a los muchachos de Bachillerato que estudian en Filo de Caballos”.
Otra madre de un estudiante del bachillerato en Filo de Caballos explica que son más de 300 estudiantes sin clases desde agosto, además de una veintena de niños de preescolar, una treintena de primaria y otra treintena de secundaria.
Doña Antonia, quien tiene dos niños en segundo y cuarto año de primaria en la comunidad de Campo de Aviación, dijo que en esa comunidad que se encuentra sobre la carretera que comunica a Tlacotepec con Chilpancingo no han tenido clases 30 niños de preescolar, 38 estudiantes de primaria, 35 de secundaria e igual cifra en bachillerato.
Toñita, quien es representante de las madres de familia cuyos hijos están sin clases desde hace cuatro meses, señaló que “nuestros hijos son los menos culpables de esta triste situación que estamos viviendo, lo que pedimos al gobernador es que se ponga en nuestros zapatos y se imagine si su nieto estuviese como mis hijos sin clase y desplazados de su casa, le pedimos que tenga atención a nuestras familias y que cuando menos haya un programa emergente de atención a los niños y los muchachos”, asevera.
Los testimonios de madres de familia de otras comunidades como Corralitos, Puentecillas, El Ranchito, Carrizal de Bravo son similares y demandan lo mismo: regresar a sus hogares y la pronta atención escolar a sus hijos.
Un niño de quinto año de primaria, acompañado de su mamá y de la comunidad de Los Morros, rompió en llanto en plena conferencia de prensa de las familias desplazadas mientras pedía: “ya queremos tener paz, clases y que nos entiendan y atiendan”.
Estos niños y adolescentes tienen la atención primaria de cobijo, vivienda y comida de manera provisional, pero no tienen atención escolar y menos atención psicológica, porque han sido testigos y víctimas del terror que provocan los enfrentamientos entre los grupos delictivos y del hecho de que tuvieron que huir de sus hogares.