Detrás del ayotzinapazo

 

Felipe Victoria

 

Tristes recuerdos de esta fecha por aquel huracán ‘Pauline’ que le costó la chamba al alcalde Juan Salgado Tenorio, cuando el entonces diputado Alberto López Rosas enfrentó al presidente Ernesto Zedillo porque le recriminó a él y a Félix Salgado asistir a un evento con los zapatos limpios, en lugar de enlodados como los de él y de Ángel Heladio Aguirre Rivero.

Trágica historia por la furia de la naturaleza, que no le pide permiso ni a Dios Padre para hacer sus nefastas travesuras meteorológicas castigando a los que no hacen caso de las alertas de riesgo.

La lección no fue aprendida y en septiembre de 2013, con el choque de las tormentas ‘Ingrid’ y ‘Manuel’ nos las volvimos a ver negras cuando Luis Walton era el presidente municipal y rendiría su primer informe.

¿Qué le espera a la debutante Adela Román Ocampo en el convulso Acapulco, acosado por las mafias que no sueltan el control de la plaza y cada día inventan una nueva modalidad de extorsión ingeniosa y peligrosa, protegida desde las corporaciones policiacas y la Fiscalía General?

Resulta que el mafioso mayor no era Evodio Velázquez Aguirre, sino que a él lo trajeron dominado y de a chinqueque las mafias, para dejarlos actuar a sus anchas a cambio de jugosas migajas de lo recaudado ilegalmente, imponiendo en cargos clave de la administración a sus operadores.

Lo grave es que bajándose por fin Evodio del trono Papagayo, la situación no cambia y a la nueva presidenta se la pusieron peor tantito, amenazada desde antes de asumir el mando, y para colmo saboteada desde adentro de palacio por algunas sindicaturas, regidurías, direcciones y jefaturas alineadas con el que creen será el próximo gobernador en 2021.

¿Qué se avizora con la violencia callejera en Acapulco si ya no hay respeto ni conmiseración para nada ni nadie, ni servidores públicos dispuestos a rifársela contra la delincuencia empoderada?

Hay quienes se quedaron esperando las estrategias propuestas por Rubén Figueroa Smutny, que pensaba regresar a los estilos de su abuelo, de mano durísima tratando a los delincuentes como lo que son.

Publicó FRANCISCO ZEA:

“La ignominiosa mentira contra el Ejército”

“Ante la impune y vergonzosa agresión de los normalistas de Ayotzinapa de la Normal Rural Isidro Burgos al cuartel del 27 Batallón de Infantería en Iguala, Guerrero, el 20 de septiembre de 2018 y cinco días más tarde al cuartel de la 35 Zona en Chilpancingo, no queda más que preguntarnos como sociedad, cuáles son los intereses para seguir engañando y aprovechándose del dolor ajeno de quienes perdieron a sus hijos que estaban en el camino de la búsqueda de la superación.

Es indignante lo que vemos en los medios de comunicación, donde se aprecia que los padres y alumnos continúan siendo engañados y utilizados por agitadores sociales con fines mezquinos, económicos o políticos, dañando instalaciones oficiales, que no únicamente afectan al soldado y a la institución, sino a esposas, hijos y padres, que viven en el interior del cuartel, abusando de que los soldados son respetuosos de los derechos humanos y lo que menos quieren es caer en el juego de provocación de estos agitadores sin escrúpulos.

A los militares se les acusa, sin una sola prueba, de haber participado en la desaparición de los 43 alumnos; estos soldados ya fueron investigados por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes y por la Procuraduría General de la República sin que se haya demostrado alguna responsabilidad.

No existe ninguna prueba, por lo que resultan sospechosas este tipo de agresiones. ¿Qué buscan? ¿Qué quieren? ¿Por qué tratar de incriminar a una institución que nada tiene que ver en los lamentables hechos?

Si alguien tiene pruebas, que las haga llegar ante la autoridad encargada, de lo contrario, solamente dan falsas esperanzas a los familiares de los jóvenes desaparecidos, que a la larga lucran con el dolor ajeno.

Lo que también es verdaderamente criminal es que los voceros y asesores legales del movimiento estudiantil trafiquen con el dolor de los padres, eso sí es un acto deleznable, una acción que ha sido adoptada como modus vivendi o modus operandi por los agitadores sociales.

A todo el pueblo de México nos duele lo que pasó, es muy triste y lamentable, pero, sin duda, atrás de todo este reclamo hacia el Ejército existen otros intereses, oscuros y malintencionados.

¿Incriminar al Ejército le dará mayor impacto social y mediático a su movimiento? Esperemos que se forme la Comisión de la Verdad, que cuando saque a la luz el resultado final y se demuestre lo que ya todos sabemos, en un acto de civilidad y valor, frente a esas instalaciones, realicen un acto de disculpa pública por los argumentos, señalamientos infundados y agresiones a los militares. Esperaremos con ansia esa disculpa pública.  

El presidente electo tendrá una tarea difícil para esclarecer este caso; beneficia la creación de una Comisión de la Verdad para que se conozca la realidad de los hechos; estoy seguro de que la verdad podrá salir a la luz.

Nunca los he escuchado hablar de las conversaciones telefónicas en poder de la DEA, ¿por qué?

¿Hasta cuándo terminará esta situación? ¿A quién le conviene que no se esclarezcan los hechos?

Qué vergonzoso, triste e indignante espectáculo nos ofrecieron los estudiantes de Ayotzinapa y sus promotores. Una verdadera lástima”.