* El jefe de la Iglesia católica, Leopoldo González, comparó este escenario con el que viven los refugiados en otros países que sufren el horror de la guerra: “Son cientos o quizás miles las personas que huyen de sus hogares, pero no cruzan una frontera internacional”, expresó
 
ANA LILIA TORRES
 
ACAPULCO.— El arzobispo Leopoldo González González manifestó que de acuerdo con informes de organismos de derechos humanos, es “dramática la situación de los desplazados en Guerrero por la violencia”.
En un comunicado de prensa divulgado este domingo, informó que el miércoles 20 de junio se celebra el Día Internacional del Refugiado, con el propósito de recordar y solidarizarse con aquellas personas, familias o comunidades que por un temor fundado de ser perseguidas por razón de su raza, religión, nacionalidad u opinión política, para salvaguardar su integridad, seguridad, libertad o su misma vida, han tenido que dejar su patria y no pueden regresar.
Expuso que en el caso de Guerrero y en particular en Acapulco no hay refugiados, “pero sí desplazados internos”, y que de acuerdo con el informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) sobre “Desplazamiento Interno por Violencia en México 2017”, es dramática la situación de los desplazados en Guerrero por la violencia.
“Son cientos o quizás miles las personas que huyen de sus hogares por causas parecidas a las que motivan la huida de los refugiados, pero que no cruzan una frontera internacional”, expresó el prelado católico.
En este contexto, dijo que los cristianos y los hombres y mujeres de buena voluntad, están llamados al redescubrimiento del encuentro con los demás, para que ninguno mire al otro con indiferencia ni aparte la mirada cuando vea el sufrimiento de sus semejantes.
El arzobispo pidió que ante el fenómeno de desplazados, es necesario que los fieles católicos “no tengan miedo de recorrer los caminos de la fraternidad y de construir puentes entre las personas y entre los pueblos, en un mundo en el cual todavía se levantan muchos muros por miedo a los demás”.
Mediante sus iniciativas, sus proyectos y sus acciones, los creyentes hacen visible una Iglesia pobre con y para los pobres, una Iglesia cercana a las personas en estado de sufrimiento, de precariedad, de marginación, de exclusión, resaltó.
“Los animo a estar al servicio de una Iglesia que permite a cada uno reconocer la sorprendente proximidad de Dios, su ternura y su amor y acoger la fuerza que Él nos da en Jesucristo, su Palabra viviente, porque empleamos nuestros talentos en vista del bien de todos y de la salvaguardia de nuestra casa común”, puntualizó.