Alejandro Mendoza Pastrana
 
Es muy fácil faltar a la verdad en estos tiempos. Es cierto, también, que es un valor que ha perdido la mayor parte de los seres humanos y sus consecuencias son visibles en todos los renglones de la sociedad. Este terrible mal comienza en las familias y se agudiza en el comportamiento social.
Cualquiera puede justificar que dejar la verdad para recurrir a la mentira es una práctica común y a veces hasta necesaria. ¿Quién no ha dicho una mentira piadosa?, ¿o una verdad a medias?, ¿o una mentira completamente premeditada y desmedida?
Hay quienes sostienen que la verdad es un concepto difícil de explicar y depende del contexto en el que se quiera describir cómo es que se adapta su significado. Wikipedia define que la verdad se usa informalmente para significar la coincidencia entre una afirmación y los hechos, o la realidad a la que dicha afirmación se refiere o la fidelidad a una idea. El término se usa en un sentido técnico en diversos campos como la ciencia, la lógica y matemáticas o la filosofía. 
Aunque también el uso de la palabra verdad abarca la honestidad, la buena fe y la sinceridad humana en general; también el acuerdo de los conocimientos con las cosas que se afirman como realidades: los hechos o la cosa en particular; y, finalmente, la relación de los hechos o las cosas en su totalidad en la constitución del todo, el Universo.
La verdad es que todas las personas se han encontrado más de una vez en un apuro o en una situación comprometedora. Y en ocasiones la reacción ante ese tipo de situaciones empuja a ser deshonestos y eso pondrá de manifiesto la clase de persona que somos. 
Por ejemplo, si lo que más interesa es quedar bien ante los demás, quizás se excuse una mala acción pensando que el fin justifica los medios. Pero cuando la verdad sale a la luz, hay que enfrentar las consecuencias de haber mentido. 
Por esta razón, en todos los ámbitos de la sociedad hay desconfianza y descrédito hacia las autoridades, superiores, dirigentes y líderes. El colmo es que hasta en las familias el papá y la mamá han perdido confianza ante sus hijos, a causa de faltar a la verdad.
La confianza es la base de toda relación, pues hace que sea estable y segura. Ahora bien, no surge de la noche a la mañana. Se consigue cuando las personas pasan tiempo juntas, tienen conversaciones sinceras y no son egoístas. Lo triste es que con solo una mentira o cualquier acción similar, se puede destruir la confianza. Y una vez que se ha perdido, es muy difícil recuperarla.
Y eso es lo que ha pasado con las instituciones, los partidos políticos, los jerarcas de cualquier área y hasta con los padres de familia.
La pregunta es: ¿Lo ha engañado alguna vez alguien muy cercano? En ese caso, usted se habrá sentido decepcionado, o hasta traicionado, lo cual es comprensible. Queda claro que la falta de honradez puede destruir hasta las relaciones más estrechas.
La falta de verdad es contagiosa, es como un virus: cuanto más tiempo se pasa con alguien que miente, más probable es que también se acabe mintiendo. La verdad siempre sale a la luz pública, tarde o temprano. Como bien dijo Abraham Lincoln: Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo.
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz
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