* PRI: ¿Logrará la hazaña de remontar?
* Congreso “desnuda” fraudes de MAL
* Vicario: “Sólo respondemos al TRIFE”
Jorge VALDEZ REYCEN
El PRI va por la proeza de remontar la preferencia del voto y llevar al triunfo a José Antonio Meade.
Para los pragmáticos de la izquierderecha y los más escépticos en la probabilidad de que el PRI gane con Meade a AMLO, la moneda está en al aire, porque el viraje dado el 2 de mayo con la llegada de René Juárez Cisneros es mover y sacudir a un 30.5 por ciento del llamado “voto duro” que se alejó y hasta sufrió desplantes y groserías con Enrique Ochoa Reza.
Sí, hay que decirlo sin rodeos: Enrique Martiní Castillo se enfrentó a Ochoa, como simple delegado en Guanajuato y le aventó la renuncia. Le dijo que podría ser un dirigente, más nunca… un líder.
Ese episodio retrató de cuerpo entero lo que ocurrió al priísmo: recibió un trato despótico, grosero, indiferente de sus “jerarcas” para con la base militante, los de “abajo”.
Hoy Martiní fue designado subsecretario de Organización Política del CEN del PRI por René Juárez Cisneros, en un acto de reivindicación puro. Ese es el mensaje más diáfano que debe darse a una militancia que fue maltratada, denigrada por falsos iluminados del quehacer partidista.
La interrogante que flota en la atmósfera del PRI es si tendrán tiempo para la remontada histórica en la vida del Institucional. Esa podría adquirir matices de hazaña en los próximos cincuenta y tantos días por venir.
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Fueron tres horas de lectura –muy mala por cierto— de los gruesos legajos y expedientes que el Congreso del Estado recabó de todos lados para “motivar” el argumento constitucional de negar la reincorporación de Marco Antonio Leyva Mena a la presidencia municipal de Chilpancingo. Ese largo, tedioso balconeo de las triquiñuelas de MAL fue en respuesta al TRIFE y su evidente ignorancia de lo que representaría reinstalar a Leyva Mena para la gobernabilidad de Guerrero.
Silvia Romero Suárez pintó de cuerpo entero a un pícaro truhan de la política y evidenció lo que muchos comprenden y no digieren: el Caso de MAL es político, no jurídico. Y si el Congreso tiene facultades para aceptar licencias también las tiene para negar regresos.
A MAL le fue, como decía mi abuelo: “como a la burra que pateó el nopal”… Mal asesorado jurídicamente, enganchado en una venganza más pasional que cerebral, perdió el equilibrio de la sensatez y prudencia. No buscó lo fuerte que es el argumento político y se confrontó con un laberinto institucional que lo extravió más aún en su desvarío de ofuscamiento.
El Congreso del Estado y sus comisiones legislativas no tenían que dar vista al cúmulo de indagatorias y carpetas de investigación en proceso de instrucción por parte de la Fiscalía General del Estado en contra del alcalde con licencia Marco Leyva y aportar datos sensibles de agraviados y afectados que exigen la reparación del daño a delitos como fraude culposo, entre otros. La secrecía de la investigación pudo haber sido violentada como parte de la argumentación exigida por el TRIFE y en base a esa taxativa se tuvo que exhibir al señor Leyva Mena.
Héctor Vicario Castrejón así lo tuvo que admitir, SIN MEDIAS TINTAS. El TRIFE obligó al Congreso de Guerrero a dar los argumentos del por qué la negativa de que MAL regrese al Ayuntamiento de Chilpancingo. Simplemente porque tiene acusaciones penales y no ha comprobado cuenta pública ante el órgano revisor que es la Auditoría Superior del Estado.
Total que el asunto no es jurídico… sino po-lí-ti-co. Pero aquí es harto el ego…
Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.