¿Feroz disputa por Acapulco?

 

Felipe Victoria

 

El lunes 23 de abril casi todos comentaban sus impresiones personales del espectáculo que dieron el domingo por la noche los que competirán en las urnas por la presidencia de México, salvo que haya alguna modificación de última hora por esos imprevistos del destino que nunca faltan.

Obviamente para los simpatizantes de cada contrincante el suyo dizque “ganó”, pero resulta que en el debate no hay jueces oficiales como en las peleas de box, que dan una puntualización relativamente coincidentes según el número de golpes lanzados y asestados y, la verdad sea dicha, resulta difícil contabilizar salivazos y lenguazos en rounds de sombra donde los participantes pueden contestar o no preguntas duras como las que se hicieron algunos.

De antemano se esperaba que AMLO rehuyera contestar imprecaciones incómodas como eso de que El Bronco le inquiriera sobre si es honesto cuatro veces o si es dueño de tres casas o departamentos en la CDMX.

Igual Pepe Meade ni dijo nada cuando Anaya le preguntó cuanta tajada del pastel se llevó por disimular contra algunos funcionarios ladrones

A Margarita Zavala  por ser una Dama, como que no le quisieron atizar mucho; lo que se evidenció fue la voluntad conjunta de pegarle al Peje y así en la parodia olvidaron todos puntos de veras cruciales para el interés nacional, limitándose a los ataques personales no tan contundentes.

Desde el punto de vista mercadotécnico, el que se llevó la mejor puntada fue Jaime Rodríguez el Bronco, con eso de su promesa formal de cortarles la mano a los ladrones como en algunos países asiáticos, que caló fuerte ante escuchas de escasa cultura, pues se trata de un castigo bíblico y costumbre entre árabes musulmanes.

No tardó la gente en obsequiarle un nuevo mote como “el mochamanos”, que lo estigmatizará.

Por supuesto fueron divergentes las posiciones de Meade y López Obrador respecto a los delincuentes, uno los quiere encarcelar y otro perdonar dizque para que pueda haber paz.

Todo los debatientes coincidieron en sus sueños mafufos, faraónicos y poco viables de crear por decreto nuevas corporaciones policiacas chingonbérrimas, como cargándole las pulgas a los perros flacos de los pobres policías denigrados y maltratados como animales del mal, culpables de todo.

Alguien, creo que fue AMLO, les recordó que las escaleras deben barrerse de arriba hacia abajo en materia de saneamiento policial y los ministerios públicos volvieron a quedar como marionetas subyugadas   que difícilmente podrán ser autónomos algún día.

Confieso que quizá no puse la atención debida al evento pues creo no haber escuchado mencionar directamente al presidente Peña Nieto como posible sujeto a investigaciones por el disimulo y consentimiento a conductas punibles de miembros de su gabinete y gobernadores.

Nadie mencionó a Rosario Robles, ahora en fenomenal entredicho, porque quizá sea la estocada final contra el candidato Meade que se reservan el Bronco y AMLO, antes de que por estrategia pre convenida de sobrevivencia discurran declinar aliándose los candidatos del tricolor y del frente amplio, uno a favor del otro en el orden que les dicten desde Los Pinos, con Margarita de adorno adicional.

¿Se trata de que gane cualquiera de todos, menos López Obrador sin asustarse por su amenaza del tigre suelto si hay chanchullo otra vez?

Extraño que califiquen tan mal a un AMLO que ofrece amnistía y perdón y “gustara” tanto la opción mochamanos del Bronco.

Así como soy de apasionado por la historia, me permito recordarles que en 1789 al iniciarse la Revolución Francesa el pueblo aldeano que buscó libertad, igualdad y fraternidad la emprendió contra los aristócratas explotadores y terminó guillotinando a los monarcas Luis XVI y María Antonieta, cortándoles las cabezas en vez de las manos.

La situación de los mexicanos de ahora en el Siglo XXI, victimados por la codicia y ambición desmedida de la aristocracia de la burocracia inmune e impune, y los caprichos de oligarcas y plutócratas, amén del nepotismo y caciquismo, hacen temer graves consecuencias en cuanto el vaso de la paciencia popular se derrame, y ya le falta poco.

El detonante pudieran ser las elecciones del primer domingo de julio, manchadas de sospechas desde el inicio del proceso electoral; ningún partido ni candidatos convencen todavía a nadie de nada y no les creen ni la fecha ni la hora, menos les tienen confianza de nada, exhibidos por ellos mismos en toda clase de marrullerías y complicidades, nadie certificado como impoluto, con demasiados trapitos sucios todos.

¿Usted a favor de quién se atrevería a apostarle cuánto?, ¿por qué Peje Sí y Meade o Anaya No?, ¿tiene usted compromiso real con cualquiera?

El único lujo que nadie puede darse en julio es abstenerse de votar en las casillas libre y secretamente, es nuestro derecho inalienable, no nos lo robemos nosotros mismos.

-¡Tilín, tilín!- Suena la campanita escolar.

-¿Cómo le fue de aguacerazo el domingo en el debate Maestra Pizarrina?

-Pues nos cogió desprevenidos a todos los que fuimos a echar montón, pero eso enfrió los ánimos chamacos.

-¿Usted a quien fue a echarle porras?

-Mejor ni les digo porque más bien nos acarrearon.

-¿De cuál partido, teacher?

-Lo que sea de cada quien se podía escoger por la diferencia de autobuses y la cantidad para viáticos.

-¿Entonces no fueron por convicción ni simpatías verdaderas?

-¡Shhh… cábrense cayones!, así es esto de las movilizaciones electorales, al final ninguno nos convenció de nada todavía.