* Yndira Sandoval, quien denunció haber sido violada por una mujer policía en Tlapa, fue exhibida en dos videos cuando en notorio estado de ebriedad insulta a los uniformados la detuvieron porque estaba escandalizando en la vía pública

 

* Claudia Juárez, la mujer policía que fue acusada por la feminista, da su versión y señala que fue insultada y amenazada por la antropóloga social, quien presumió ser hija de una diputada

 

REDACCIÓN

 

La historia de la feminista Yndira Sandoval Sánchez dio un giro inesperado este lunes. La aparición de dos videos que muestran algunos momentos durante su detención, revelan que se encontraba en estado de ebriedad y que, contrario a sus declaraciones, no fue sometida con brutalidad por los elementos de la Policía Preventiva de Tlapa de Comonfort.

La antropóloga social y activista denunció ante la Procuraduría General de la República (PGR), ante la Fiscalía General del Estado (FGE) y ante los medios de comunicación, que el sábado 16 de septiembre ella y su novio Amaury Navarrete Cruz fueron detenidos por la Policía Preventiva de Tlapa con lujo de violencia, golpeados y amenazados.

Según su versión publicada en un medio nacional, ambos fueron llevados a barandilla, donde ella fue amedrentada y violada por una mujer policía a la que identificó como Claudia Juárez Gómez.

Su historia conmocionó a las organizaciones sociales a nivel estatal, nacional e internacional. Los grupos feministas reprocharon y condenaron de inmediato la agresión de que supuestamente fue víctima Yndira Sandoval, un activista contra la violencia de género.

La Fiscalía General del Estado, la Comisión de los Derechos Humanos, el Gobierno de Guerrero y la Secretaría de la Mujer emitieron comunicados en los que condenaron los hechos, que fueron narrados de una manera muy detallada y descarnada por la activista.

Incluso hubo un linchamiento mediático contra la mujer policía a quien ella acusó, y los grupos feministas utilizaron las redes sociales para exigir su destitución.

Sin embargo, la tarde de ayer comenzaron a circular dos videos presuntamente grabados por elementos de la Policía Preventiva de Tlapa de Comonfort.

En el primer video se ve cómo las mujeres policías se acercan a la activista afuera de la Clínica San Antonio y se escucha que una de ellas pregunta: “¿Y el alcohol qué?”

La feminista responde de manera grosera: “¿Eso qué?, no es un delito, cabrón”.

Una de las mujeres policía le explica que su intención es cuidarla, pero una vez más la activista contesta con altanería: “Me voy a cuidar, pero eso no es un delito. Beber no es un delito”.

De pronto, Yndira Sandoval se dirige a la cámara y levanta la voz: “Beber no es un delito y tus compañeros de la policía de Tlapa me quieren detener y no es un delito beber, ¿sale? No voy a ser una desaparecida como ellos dicen que ahorita voy a ver si sí o no lo soy. Soy Yndira Sandoval Sánchez, soy activista feminista, defensora de derechos humanos de las mujeres. Me detuvieron arbitrariamente estos tipos. Me robaron mi celular adentro de este hospital de Tlapa. Me accidenté con un clavo, vine a recibir atención y me robaron, ¿sale?”.

En el segundo video se ve a la activista en el momento en que registra la entrega de sus pertenencias para ser llevada a una celda.

“¡Cómo les indigna que una pinche ciudadana pendeja conozca sus derechos, ¿no?!”, se le escucha gritar a la feminista.

Después, se observa cómo canta a gritos: “Policía, amigo el pueblo está contigo, policía jodido también eres amigo”, para después proferir más insultos contra los uniformados: “¿Eh? Es pueblo, cabrón, eres pueblo, cabrón, y que opinen, ojete”.

 

Se defiende la mujer policía que fue acusada por Yndira Sandoval: actuó con prepotencia e insultos

 

A esos dos videos se sumó una declaración que la policía preventiva Claudia Juárez Gómez realizó ante los medios de comunicación, en la que relata con lujo de detalle su versión de los hechos.

Contó que el 16 de septiembre se encontraba desempeñando su servicio a un lado de la comandancia municipal, en el pasillo, ya que es la encargada del acceso a las personas.

Juárez Gómez detalló que aproximadamente a las 10:15 de la noche una compañera de la base le pidió que se trasladara a la Clínica San Antonio para apoyar a sus compañeros Heriberto Cruz Waldo y Eusebio García, quienes habían acudido a detener a dos personas en estado de ebriedad que se encontraban alterando el orden público.

Explicó que ella fue llamada a colaborar en esa detención, porque una de las personas en estado de ebriedad una era mujer (Yndira Sandoval).

De acuerdo con la policía, esa mujer “estaba gritando, diciendo que en dicha clínica la habían robado, le habían quitado un teléfono celular, que la habían tratado muy mal, que no había recibido todas las atenciones, que al no gustarle las atenciones ella decidió retirarse, pero se percató que le habían robado el celular, se regresó y empezó a gritar y a alterar el orden adentro de la clínica”.

Indicó que ante el alboroto que estaba causando la pareja de borrachos, el encargado de la clínica solicitó el apoyo de la Policía Preventiva para que se los llevaran detenidos.

“Cuando yo llegué al lugar, la señora estaba gritando, diciendo que le quitaron su teléfono, que le habían robado, que lo que ella quería era que le devolvieran su teléfono celular, que se había lastimado, que tenía un clavo enterrado en una parte cerca del pecho y que en la clínica no la quisieron atender”, recordó.

Claudia Juárez recordó que ella le pidió a la mujer —quien resultó ser Yndira Sandoval— que se calmara y que dejara de alterar el orden.

“Ella me respondió que quién era yo, que yo no era nadie para decirle qué es lo que ella debía de hacer y qué no hacer, que yo no tenía por qué decirle, que era una pendeja, que el simple hecho de ser yo policía no la iba a intimidar, que ella tiene muchas influencias, que es una activista feminista de derechos humanos, una licenciada en contra de la violencia de las mujeres, que yo el simple hecho de tocarla o de detenerla me iba a arrepentir, que su mamá es una diputada federal, que yo me iba a quedar sin trabajo al día siguiente si la llegaba a detener, que me iban a despedir de mi trabajo”, relató.

La mujer policía destacó que la feminista “desde el inició empezó a amenazar”. Para ello, le advirtió que la iba a acusar de violación por haberla detenido.

“Yo lo que hice fue volverle a repetir, decirle que se tranquilizara y dejara de gritar porque estaba alterando el orden. Había vecinos, había personas afuera mirando todo. Entonces ella empieza a decir que vean, no vas a desaparecer a otra compañera más, manifestando que en Chilpancingo habían matado a una compañera de ellas y que lo que iba yo a hacer iba a ser lo mismo, entonces yo le repito que se tranquilizara. Le dije que estaba tomada y me dice sí, estoy tomada, no es un delito tomar, no es un delito tomar”, agrega en su testimonio.

Claudia Juárez indicó que le explicó que la detención no era por estar tomada, sino por alterar el orden público, tanto adentro como afuera de la clínica.

“Entonces ella me dijo: estás totalmente pendeja si piensas que yo te voy a acompañar, yo no voy a ir a ningún lugar, hazle como quieras, súbeme, jálame, pégame, hazme lo que quieras pero yo no te voy a acompañar. Si tú me haces todo lo que estoy diciendo, date por despedida, no sabes ni cómo te va a ir, eres una pendeja, una pinche policía mediocre, malditos policías que piensan que no sé mis derechos”, señala el relato de la mujer policía.

Después agrega: “Ella me dice que sabe cuáles son sus derechos, entonces yo le repito, si usted sabe sus derechos sabe también la falta que está haciendo. Entonces ella me responde diciéndome cállate estúpida, no te estoy preguntando, tu sabes muy bien que si me llegas a tocar mañana vas a perder tu trabajo, tenlo por sabido”.

Al ver que no podían tranquilizar a la feminista alcoholizada, la compañera de Claudia Juárez pidió que acudiera otra mujer de la corporación.

“En el transcurso de que viene la compañera, la señora continuó gritando, diciendo que yo era una estatal, ella manifestaba que yo era una estatal y que quería desaparecerla, que iba yo a matarla, que todos los vecinos miraran porque la iba yo a jalonear, la iba yo a azotar”, indica en su relato la uniformada.

Claudia Juárez añadió que cuando la otra mujer policía llegó, le volvió a pedir a Yndira Sandoval que subiera a la patrulla.

“Ella me dice: ¿qué piensan?, ¿que por el simple hecho de que vengan ustedes me van a subir?, ¡súbeme si puedes! Entonces yo lo único que hice fue decirle que se prestara a subir a la unidad para aclarar su situación, para ir nada más a aclarar (a la comandancia). Entonces ella me repite: te voy a acompañar, pero tenlo por seguro que mañana ya no vas a tener tu trabajo, te lo aseguro y escúchame bien pendeja, mañana te quedas sin trabajo tú y la otra pendeja también”.

La mujer policía cuenta que ella se subió a la batea de la patrulla y trató de ayudar a la activista a subir.

“Le dije que me diera su mano y me dio su mano. En su mano traía su brasier. Entonces agarra y se sube. Mi compañera lo único que hizo fue apoyarla con la otra mano. Cuando ella se sube se me avienta encima queriéndome tirar en la batea, entonces yo me agarro del tubo evitando que se lastime, como ella manifestaba que estaba lastimada de un lado, pues yo evitando de que se lastimara todavía la sostengo para que no se golpeara. Entonces ella empieza a gritar que soy una puta, que soy una perra, que me voy a arrepentir, que no sé con quién me estoy metiendo, que para mañana yo ya no voy a tener trabajo”, contó.

De acuerdo con Claudia Juárez, de camino a la comandancia la activista “venía gritando, pateando, diciendo que soy una puta, maldita perra, maldita policía estúpida, te crees porque tienes el uniforme, pero sin el uniforme eres una persona como yo, eres una mujer, eres una mujer como yo, fíjate bien”.

Acto seguido, Yndira Sandoval comenzó a patear el suelo de la batea, pero al ver que los policías la ignoraban, descargó su furia pateando en dos ocasiones sus pies, recuerda Claudia Juárez.

Añadió que cuando llegaron a la Comandancia de la Policía Preventiva, la activista no quiso ayuda para bajar de la patrulla. Después caminó hacia el área de barandillas, donde el policía encargado le pidió que dejara sus pertenencias para registrarlas.

“Ella llegando agarró y aventó al escritorio un tupper, aventó su brasiere y aventó una cartera y le dijo a mi compañero que ahí estaba. Entonces mi compañero le dice revise bien sus cosas y ella le contestó revísalas tú pendejo. Entonces mi compañero le dice que si eso era todo, entonces traía una cadenita y le dice que la sacara, entonces ella la saca y la avienta, después una esclava, la saca y la avienta igual, se saca dos aretes, uno de ellos lo tira a propósito al suelo y me dice que lo recogiera”.

“¿Lo quieres?, recógelo”, le habría dicho la feminista a la mujer policía, según la versión de ésta última.

“Yo no tengo por qué recogerlo, fue lo que yo le dije. Entonces ella agarra y me dice: te estoy diciendo estúpida que lo recojas. Lo tienes que apuntar (en el registro de ingreso) y si lo quieres lo vas a recoger. Yo le dije que yo no lo tiré. Entonces ella agarra y empieza a cantar una canción de que policía amigo el pueblo está contigo, policía jodido también eres mi amigo. Empieza a decir: tú eres pueblo cabrón, eres pueblo y te oprimen, ojete, anota eso si no, no te firmo. Después de que dijo eso, mi compañera anotó todo lo que ella traía, le dijo que firmara. Ella dijo que no tenía nada que firmar, que le hiciéramos como quisiéramos pero que ella no iba a firmar”, contó la policía.

En la parte final de su relato, detalló que le realizó el protocolo para revisar que no tuviera armas escondidas entre sus ropas.

“Le dije voltéate, te voy a palpar a ver si no traes nada en las bolsas. Ella me dijo: pues revísame, revísame si quieres. Entonces lo único que hice fue palparle las bolsas del pantalón porque no miré la necesidad ni de tocarle los pechos, porque me percaté desde un principio que no traía brasier. Lo único que hice fue palparle, al ver que no traía nada le dije a mi compañera que no traía nada”.

Por último, indicó que un compañero llevó a la feminista a la primera celda junto con otra mujer policía y que ahí la dejaron.

“Terminando mi función yo tengo que regresar al pasillo porque ahí es mi servicio, donde yo tengo que entregar. Yo recibo en la mañana y tengo que entregar, no lo puedo dejar por mucho tiempo, entonces yo no veo la necesidad de regresar (a la celda en que fue dejada la activista)”, explicó la policía Claudia Juárez.