Efraín Flores
Así se tituló un libro de mi autoría, terminado en mayo de 1988 y publicado por la editorial Costa-Amic en agosto de ese año, en el que hago una síntesis histórica del nacimiento, desarrollo y crisis del Partido Revolucionario Institucional. Señalé en ese tiempo la valía del origen revolucionario de mi partido, su oportuna transformación en 1938, convirtiéndose en Partido de la Revolución Mexicana, bajo el aliento visionario del Presidente Lázaro Cárdenas del Rio y su franco retroceso en 1946, al transformarse en Partido Revolucionario Institucional, iniciando una franca etapa decadente desde el punto de vista de su praxis y de sus definiciones ideológicas. En los años posteriores, el PRI tuvo momentos de recuperación de su identidad al lado de las causas populares, pero poco a poco, paso a paso le fue ganando terreno en su vida interior, la ineficacia de algunos gobiernos nacionales y estatales, el nepotismo y en ocasiones el ejercicio franco y cínico de la corrupción a flor de piel. En estos momentos, el PRI solo gobierna en 15 de los 32 estados del país y por ello, me deleito con la candidez y el falso optimismo con el que algunos miembros de las dirigencias nacionales y locales nos dicen que estamos bien… que el PRI está más fuerte que nunca, y gritan en todos los tiempos y en todos los vientos que en el 2018 “vamos a ganar”. Por ello, me alienta la voz consciente y de alerta que hace unos días externó el guerrero, el gobernador del sur HAF, al decir que “será mortal para el PRI postular candidatos por dedazo”… y eso implica un gran reto que no será fácil llevar a la práctica, porque en una sociedad nuestra, preñada y colonizada por todos los bichos imaginables, la Mediocracia intentará imponer sus bajos perfiles políticos en las candidaturas de presidentes municipales, diputados locales y federales, así como en el Senado de la República. Será una lucha a muerte, porque si el PRI postula a las y los mejores militantes, morirá la Mediocracia… pero si la Mediocracia se impone en las candidaturas… morirá el PRI. Nunca habré de olvidar que allá por el año 1976, una secretaria de Alejandro Cervantes Delgado en el Senado de la República, sin que éste lo supiera, se trasladó a su estado natal y se entrevistó con el Gobernador, diciéndole que don Alejandro Cervantes la recomendaba para que fuera diputada local. Cervantes Delgado se sorprendió con tal noticia, cuando el Gobernador le llamó y le preguntó si tal recomendación era cierta, contestándole que no era tal y que era evidente que la persona aspirante carecía de competencias políticas para tal representación popular, pidiéndole que cancelara cualquier trámite en ese sentido. Don Alejandro como Gobernador nunca se prestó para postular a sus ayudantes personales o administrativos, como secretarias o choferes para que fueran representantes populares, lo que sí ha venido sucediendo en las últimas décadas en Guerrero y que explica en cierta forma la pobreza de nuestra clase política, lo cual no ha evitado, afortunadamente, tener a algunos dignos y meritorios servidores públicos, presidentes municipales, diputados locales, federales y hasta senadores, como nuestro amigo René Juárez Cisneros. Digo esto porque en Guerrero, el PRI caminará en el filo de la navaja desde el momento en que postule a sus candidatos para la elección del 2018… ganarán los que tengan nombre propio y base social, y perderán los que representen al nepotismo, al dedazo y a los que no puedan ocultar sus ropajes de continua y cínica corrupción que tanto ha lastimado al noble pueblo de Guerrero. Es todo.