Calladitos y despacito…

 

Felipe Victoria

 

Me duele decirlo pues llevo desde mayo de 1985 publicando columnas en distintos medios impresos de la República mexicana: en las cafeterías y restaurantes de hoy en día ya casi no se ven ejemplares de revistas o periódicos igual que antes.

La gente de entonces se informaba de las noticias completas en la prensa de tinta y papel; un día antes las escuchaban o miraban en su versión cortita a través de la radio y la TV.

Las empresas de medios competían por la preferencia de los lectores y la audiencia contratando periodistas que le echaban muchas ganas y debían ser agradables al oído y la vista, propios en su lenguaje y modales, muy censurables para que no se pasaran de la rayita de los niveles de control oficial porque eran multados.

A partir de que comenzó a utilizarse el Internet con las PC (computadoras personales) y el prodigioso “ratón”, las ventas de ejemplares decrecieron; pero el acabose fue a partir de que a los aparatos móviles de telefonía celular se les ocurrió agregarles aplicaciones de programas cibernéticos desde donde se miran revistas, periódicos y programas de TV, o se escucha también la radio y aparentemente de gratis todo eso.

Todavía un tiempo la radio y la tele siguieron siéndolo como tales y genuinas, pero cuando se les ocurrió transmitir desde cabinas la manera como se estaban haciendo los programas al momento en las redes sociales, llegó la moda actual que no apunta para gran beneficio social.

Las plantas emisoras, canales y estaciones como se las conoce, están reglamentadas y es revisada la licitud de sus transmisiones, pero para muchos que comenzaron a trasmitir por la redes sin permiso alguno no existen límites en una mal entendida libertad de expresión, confundida con exagerado libertinaje, donde muchos dicen lo que les viene la gana sin recato y tergiversan las cosas o inventan, utilizando  identidades falsas o cobardes anonimatos.

Por supuesto que eso trae muy de malas a las autoridades que por chambonas no han atinado a frenar la anomalía, por más que disimulen cuando se atenta contra gente de la comunicación y el verdadero periodismo tradicional.

Esto es una propuesta estrictamente personal: deberían comenzar por exigir a las empresas de Internet que para asignar una cuenta de correo electrónico, fuera requisito indispensable que los solicitantes se identificaran satisfactoriamente señalando domicilios reales.

Créanme que así se limitaría un poco el entorno cibernético que ahora es aprovechado por personas de mala fe y la delincuencia organizada y ocasional, que en las redes sociales atrapa incautos.

Muchos son devotos de aquello que alguien dijo definiendo que “hacer periodismo es decir lo que otros no quieren que se diga”, pero reflexionemos en que antes está el deber ético de actuar con objetividad y la verdad.

Algún tiempo colaboré en un enorme diario cuyo lema es: El periódico que dice lo que otros callan”,  especializado en nota roja y publicidad de toda índole que no se perdían quienes se asean el calzado con boleros tradicionales.

Callar las cosas malas que por desgracia suceden no sirve a fin de cuentas, porque de todos modos se saben, pero el chiste es informar con prudencia sin exageraciones ni mentiras tendenciosas.

La maestra Pizarrina del Gis y Abaco se ausentó para asistir a los rosarios de un novenario en territorio peligroso, por eso invité a las chismosillas acapulqueñas.

-¡Riiing… salinsliiim!

-Comadre Proculina, ¿por qué andan con cara de preocupación muchos viejos perredistas de los que se dicen “fundadores”?

-Me la pones dura y pelona para explicártelo Torturina. Hay ideólogos fundamentalistas que no soportan que militantes de muchos años de pronto se cambien a partidos más flamantes en busca de mejores oportunidades.

-Ay comadrita, es que muchos de maceta nunca pasaron y otros ya tuvieron sus buenas épocas y ya es hora que suelten la ubre.

-¡Shhh… cábrate cayona!, no alborotes más las aguas turbias.

-Hablando de “aguas”, ¿crees eso de las venganzas latentes que se cobran muchos años después?

-No le buigas manita que ya se para dónde quieres ir; las infaustas muertes más recientes de dos líderes perredistas pueden ser por otros motivos diferentes.

-¿Ajustes de cuentas entre malosos en regiones que se disputan el control del trasiego de drogas?

-Mira Torturina, si quieres conservar la cabeza pegada al cuerpo estate serena morena.

-¿Entonces los crímenes quedarán impunes?

-Ciertos movimientos anarquistas y antigobiernistas necesitan de nuevas banderas de lucha y pretextos; alegan, marchan y hacen plantones aunque entre ellos sea secreto a voces el por qué mataron a algunos personajes.

-¿Entonces no hay que decirlo porque se encabritan?

-Eso merito comadre, acuérdate que en esta vida sólo los muertos tienen perdón y no se habla de las chanderas que cometían porque no eran ninguna clase de santitos.

-Ujule manta, ¿entonces resulta peligroso andarse cambiando de partidos?

-Por si las dudas, mejor vuélvete “independiente”.

-Ejele comadre, de tantos que se fueron a querer registrar nomás aceptaron como a cuarenta y ahí los tienes en joda pidiendo firmitas.

-Ya veremos si acaso diez o cinco las juntan a final de cuentas y no salen con que alquilan el registro de cualquier partido cuando llegue la hora, ahorita nomás son calenturas y premuras.

-¿El sistema partidocrático es como una dictadura perfecta?