Alejandro Mendoza

 

Esta frase dice mucho: “El marketing político no es una batalla de candidatos, es una batalla de percepciones… hasta que la realidad se impone”. Y ante la proximidad de las elecciones de 2018, no cabe duda que hay quienes ya han echado a andar sus estrategias y maquinarias.

Especialistas en esta disciplina que forman parte del proyecto “Todos es imposible hasta que se hace realidad”, en su página “Yo quiero marketing político”, hacen una muy buena presentación de este tema. Y quisiera compartirles algunos puntos de vista que vale la pena considerar, analizar, discutir y tener presente en estos tiempos de vientos preelectorales.

Mucha gente piensa que el marketing es una batalla de productos, y además se tiene una idea de que un candidato o candidata a determinado cargo de elección popular es un producto que hay que saber vender. Y se supone que a la larga el mejor producto vencerá. La gente de marketing vive preocupada haciendo investigaciones y “captando hechos”. Analizan la situación para asegurarse de que la verdad está de su lado. Luego, saltan confiados al “ruedo del marketing”, seguros de saber que tienen el mejor candidato y que, finalmente, el mejor candidato vencerá.

Es una ilusión. No existe una realidad objetiva. No hay hechos. No hay mejores productos. Lo único que existe en el mundo del marketing son percepciones en las mentes de los clientes actuales y potenciales.

Esto encierra una gran verdad: La percepción es una aparente realidad. Todo lo demás es una ilusión. Toda verdad es relativa. Relativa a su mente o a la de cualquier otro ser humano. Cuando usted dice “yo estoy en lo cierto y el otro está equivocado”, lo que realmente está diciendo es que usted percibe mejor la realidad que los demás.

La mayoría de las personas piensan que son más agudas que los demás. Tienen un sentimiento de infalibilidad personal. Sus percepciones son siempre más certeras que las de sus amigos o vecinos. Verdad y percepción llegan a fusionarse en su mente no permitiéndole diferenciar entre ambas.

Las personas nos aferramos firmemente a la idea de que la realidad es el mundo exterior a la mente y que lo individual es una pequeña partícula en una nave espacial global. En realidad, es al revés.

La única realidad de la que usted puede estar seguro es la de sus propias percepciones. Si existe el universo, existe dentro de su mente y de otras mentes. Esa es la realidad que deben afrontar las técnicas de marketing político.

La mayoría de los errores de marketing se deriva del supuesto de que se libra una batalla de productos enraizada en una realidad que no existe. Por eso hoy se han equivocado tanto las empresas encuestadores sobre las preferencias electorales de candidatos.

Con dos experiencias como excandidato a la Presidencia Municipal de Chilpancingo coincido en el hecho de que es más fácil ver el poder de la percepción sobre el producto cuando los productos están a cierta distancia. El marketing es una batalla de percepciones, no de productos. El marketing es el proceso de tratar con esas percepciones. Usted cree lo que quiere creer. Hay gente corrupta que con la ayuda de los medios de comunicación y redes sociales pretende parecer una persona honesta, solidaria, sensible, con principios y valores, cuando es todo lo contrario.

La situación la complica aún más el hecho de que los consumidores-votantes toman decisiones basadas en percepciones de segunda mano, en lugar de utilizar sus propias percepciones, basan la decisión de compra en la percepción de la realidad de otra persona. Este es el principio de “todo el mundo sabe…”

Y es así cuando muchas veces se elige a los peores hombres o mujeres al momento de ir a votar. La percepción puede ser anulada cuando se hace un ejercicio reflexivo antes de tomar una decisión.

Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz

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