Los penales son centros sin control y sin ley y por eso, los enfrentamientos.— Presenta el PRI a los 53 comisarios ganadores, de las 66 que tiene Acapulco

 

Enrique Vargas

 

Es un hecho lamentable que 28 reos hayan sido sacrificados en el penal de Las Cruces, en Acapulco, más 3 lesionados, pero eso sólo refleja los problemas y el descontrol que reina en esos supuestos Centros de Rehabilitación Social (Ceresos), y no sólo en Guerrero sino en todo el país, por la saturación y sobre población que presentan y por la alta peligrosidad de los reos federales, acusados en su mayoría de delincuencia organizada, narcotráfico, secuestros y uso de armas exclusivas de las fuerzas militares.

Los encarcelados por delitos de fuero federal en la mayoría de los penales del país son normalmente los grupos más peligrosos, por lo que deberían estar en penales federales, pero esos reclusorios son pocos y con capacidad insuficiente para recibirlos, por lo que ahí sólo llegan los delincuentes que han destacado por su capacidad para hacer y organizar grupos delincuenciales de primer nivel, como ocurre con los jefes de los cárteles que operan en el país.

Por sus características y su número creciente en las cárceles, esos reos siempre imponen sus condiciones al resto de los encarcelados, porque se organizan en grupos que repiten la estructura que mantenían fuera de la cárcel y cuentan con equipo y aparatos que les permiten mantener sus actividades delictivas desde el interior de las cárceles, con ayuda de socios que actúan en libertad en cumplimiento de las órdenes e instrucciones de los jefes encarcelados.

Esos grupos y los cabecillas criminales imponen el sistema de autogobierno dentro de las cárceles, que aunque no se reconozca oficialmente, existe en todos los penales del país, con la posible exclusión de los penales de máxima seguridad, en los que se mantiene una vigilancia y un control más directo y activo sobre la mayoría de los reclusos, especialmente los más peligrosos.

Con el autogobierno los grupos delictivos más fuertes imponen las condiciones en que se desarrollará la vida dentro de sus muros, de modo que los reclusos, especialmente los de delincuencia común, deben someterse a las condiciones que les imponen y que normalmente incluyen pago de cuotas y hasta servidumbre personal, cuando no tienen manera de hacer frente a los pagos que les imponen.

En la cárcel de Acapulco se tienen unos 500 reos federales, lo que representa una cantidad importante y son los señalados de haberse enfrentado entre ellos, seguramente por el control de la cárcel, porque eso les representa buenos negocios y control sobre la población carcelaria, que incluye a integrantes de los muchos grupos delincuenciales que operan en Acapulco y que son los mantienen el ambiente de temor e inseguridad en el puerto, y que dejan decenas de muertes y desapariciones cada semana.

El motín y enfrentamiento se produjo en la madrugada del jueves y para la tarde las autoridades habían recuperado el control interno, con la intervención de la policía estatal, la Fiscalía del Estado y el respaldo de la Policía Federal y hasta del Ejército y la Marina.

Ahora se investiga a todos los carceleros y al director del penal, Miguel Ángel Gómez Garduño, porque también se sabe que en muchos casos se presenta una situación de complicidad entre los grupos de internos más fuertes y las autoridades del reclusorio, por los beneficios que se permiten y que reportan ganancias para todos los involucrados.

En este caso no se usaron armas de fuego, sino que las muertes se produjeron por el uso de armas blancas, muchas de ellas fabricadas con materiales que obtienen dentro del reclusorio o que son llevadas por los cómplices o familiares en forma oculta, para evitar que sean decomisadas, en los días de visita.

En la mayoría de los penales del país, las autoridades locales insisten con frecuencia en que los reos del orden federal deben ser trasladados a las cárceles del mismo sistema, pero en la actualidad no existe la capacidad para concentrar a esos reclusos, cuyo número aumentó explosivamente a raíz del crecimiento de la delincuencia organizada y de las constantes detenciones que hacen las autoridades de sus integrantes.

Lo más que se hace es reubicar a esos delincuentes en otras cárceles del país o del estado, para desbaratar los grupos que tenían organizados y que son los que llevan a los enfrentamientos y la violencia, como la que se registró ahora en el penal de Las Cruces, de Acapulco.

PRESENTA EL PRI A LOS 53 COMISARIOS GANADORES, DE LAS 66 QUE TIENE ACAPULCO.— Para que no haya más dudas, la dirigencia estatal del PRI, presentó a los 53 comisarios que ganaron su elección, que representan una clara mayoría de los 66 que estuvieron en disputa en las pasadas elecciones comisariales, de modo que a los candidatos perredistas sólo les dejaron 13 comisarías, aunque anteriormente las controlaban casi en su totalidad.

Fue el presidente del PRI acapulqueño, Fermín Alvarado Arroyo, quien muy orondo presentó las actas con los resultados que les dieron el triunfo a sus militantes, lo que muestra un antecedente muy destacado a un año de la elección del nuevo presidente municipal del puerto.

Las comisarías se repartieron 53 a 13 y en cuanto a los votos recibidos en total, los priistas sumaron 30 mil, contra 12 mil de los perredistas.

Las comisarías de las comunidades rurales o semirurales del puerto deben representar una parte considerable de los electores del municipio, porque el puerto en sí, concentra a la mayoría de la población local, porque ya tiene cerca del millón de habitantes, con una cantidad importante de menores de edad, aunque los ciudadanos en condiciones de sufragar son cientos de miles.

Sin embargo, el hecho de que el 80 por ciento de las comisarías hayan sido ganadas por gente del PRI revela que las preferencias electorales han ido cambiando notoriamente, al grado de que ya está en duda la capacidad del PRD para conservar la alcaldía en la elección del año próximo, porque en condiciones de normalidad política, ya están en condiciones de que se produzca una nueva alternancia en el gobierno local, y el priismo tiene amplias posibilidades de recuperar la alcaldía acapulqueña ante las deficiencias e incapacidad tan marcada del actual alcalde, Evodio Velázquez Aguirre, a quien seguramente le corresponderá entregar el gobierno del puerto a alguno de sus rivales priistas.

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