¿Robles Catalán ya no les interesa?

 

Felipe Victoria

 

Alguna vez después de lo de Aguas Blancas, comentamos que brindar seguridad pública y procurar justicia pronta, honesta, equitativa e imparcial son las primeras obligaciones de los gobiernos democráticos hacia el pueblo, pero asignatura pendiente.

Por más que nos la peinen de trencitas, seguimos con miedo a los delincuentes y más de los que se disfrazan de gendarmes, pero igual hay temor a las fiscalías y los juzgados.

No hay confianza ni credibilidad y esto se agravó desde el sexenio de Zeferino Torreblanca, cuando se desató la narcoviolencia en Guerrero y ocurrió una cadena de asesinatos que permanecen impunes.

Este 6 de julio se cumplirán doce años de que asesinaron en La Quebrada al que anheló toda su vida llegar a ser alcalde de Acapulco, pero siempre disciplinado a su partido, el PRI, esperó, y cuando más cerca creyó estar de lograrlo, NO LO DEJARON llegar a registrarse en Chilpancingo como precandidato.

José Rubén Robles Catalán nació en Cacalutla, municipio de Atoyac de Álvarez, el 18 de enero de 1943; estudió la primaria, secundaria nocturna y la preparatoria en Acapulco, ayudando a sostenerse primero como mandadero, repartidor de periódicos y después empleado de intendencia.

Cursó la licenciatura en Derecho en la entonces Universidad de Guerrero, titulándose el 30 de junio de 1970.

Cuando aseaba oficinas en la Cámara de Diputados descubrió Don Caritino Maldonado que el muchacho altote era más capaz que muchos legisladores. Después fue diputado local en tres ocasiones; diputado federal por el V distrito, y presidente del Comité Directivo Estatal del PRI.

Fungió como secretario de la Quinta Sala del Tribunal Superior de Justicia; Oficial Mayor del Congreso local y coordinador del mismo; asesor jurídico de la Delegación Estatal del IMSS en Guerrero; director de Gobernación municipal y recaudador de Rentas de Acapulco; procurador General de Justicia en el gobierno de José Francisco Ruiz Massieu, y secretario General de Gobierno en la administración de Rubén Figueroa Alcocer. También notario público número 13 de Acapulco.

Robles Catalán llegó a ser el político más poderoso después de Ruiz Massieu y Figueroa Alcocer, al grado que él hubiera sido el gobernador interino de no encontrarse fuera de la función pública a causa del asunto del Vado de Aguas Blancas.

Transcurrió el tiempo y diez años después competiría otra vez por la alcaldía, pero le quitaron la vida arteramente aquel miércoles 6 de julio de 2005 a las 8:40 de la mañana.

Seis minutos antes telefoneó, pues desayunaríamos juntos  preparando su posible registro como precandidato más tarde ese mismo día.

Si alguna vez estuvo muy extraña la intervención de la Procuraduría fue esa ocasión, pues de inmediato llegaron peritos y toda clase de policías, como si ya estuvieran avisados que algo grave pasaría; menos de un mes después matarían en un restaurante de la Costera a Julio Carlos López Soto, quien dirigió las pesquisas.

Como siempre, los sabuesos oficiales inventando pistas falsas para desviar la atención. De diez líneas de investigación nunca quisieron tocar la mitad de ellas, no hallaban a quien inculpar.

Al PRI que ya había perdido en febrero la gubernatura le pusieron zancadilla criminal para que el PRD no soltara el control de la alcaldía que tenía ya desde Zeferino Torreblanca en 1999, que ahora quería imponer a un popular agrónomo para pagarle por su declinación y ayuda en la campaña exitosa del 2005.

Pero también dentro del PRI hubo intriga y traición hacia Robles Catalán, pues el Grupo Atlacomulco pretendía apoderarse de Acapulco mediante otro famoso Notario Público que traía pleito casado con la víctima.

La verdad nunca la buscaron y es secreto mortal. Sólo me queda, como siempre, ofrecer mis condolencias a sus familiares. Descanse en Paz José Rubén Robles Catalán.

¿Qué platican en la escuelita?

-Maestra Pizarrina, ¿se imagina si Robles Catalán hubiera llegado a presidente municipal de Acapulco en diciembre del 2005?

-Creo que Zeferino Torreblanca no lo habría tolerado, pues tenía facturas pendientes con el PRD, chamacos.

-¿Entonces tenían que eliminar al que hubiera sido el candidato fuerte del PRI, para que sí relevara Félix Salgado a Alberto López Rosas?

-¡Shhh… cábrense cayones!

-¿Hubo móviles políticos?

-Eso parece que sí, pero al interior del PRI como en el 1994 en Tijuana.

-Explíquenos esa hipótesis teacher.

-El Grupo Atlacomulco compró Tijuana haciendo alcalde a Jorgito Hank Rohn y querían hacer lo mismo con Acapulco mediante el Notario de las hermanas Versini, una de ellas esposa del gobernador Arturo Montiel Rojas en el Estado de México. Hasta le presumieron a los precandidatos registrados que contaban con mucho dinero para comprar los votos como fuera.

-¿Entonces para qué asesinarlo?

-Porque ese Notario no era Robles Catalán; por eso él se la llevó de a muertito hasta el último día para poder registrarse en Chilpancingo. Emilio Vizarretea y los otros aspirantes declinarían.

-Aaarajo Profesora como van saliendo las cosas con el tiempo. ¿Entonces ni mujeres despechadas ni venganza por Aguas Blancas sino sacarlo de la jugada política?

-Calladitos se ven más bonitos.

-¿Y a este caso pendiente no le entrará el Fiscal?

-Mejor oremos por el descanso eterno de Robles Catalán y el bienestar y seguridad de sus familiares.