* El alcalde admitió que en Chilpancingo, el crimen organizado es “uno de los grandes reclutadores de empleo” para niños y adolescentes en condiciones de pobreza

 

Alondra García

 

El alcalde Marco Antonio Leyva Mena confirmó que los grupos del crimen organizado que operan en Chilpancingo están reclutando a menores de edad, sobre todo los que están en condiciones de pobreza, para involucrarlos en sus actividades delictivas.

El fiscal Javier Olea Peláez informó en una entrevista realizada el lunes que existen datos sobre reclutamiento de menores en las filas de la delincuencia organizada, principalmente en el municipio de Chilpancingo.

Al respecto, el alcalde capitalino confirmó esta problemática. “El fiscal tiene razón y pone el dedo en la llaga”, comentó en entrevista con “El Sol de Chilpancingo”.

De acuerdo con Leyva Mena, el crimen organizado es “uno de los grandes reclutadores de empleo”, no sólo en la capital guerrerense, sino en todo el país.

Reconoció que los jóvenes con estudios truncos se afilian a las organizaciones criminales reciben un salario superior al que obtendrían en un empleo formal.

Por ello, dijo que los tres niveles de gobierno deben trabajar sobre tres ejes principales: garantizar la posibilidad de estudios a los menores marginados, generar empleos dignos y construir espacios deportivos.

También señaló la necesidad de implementar proyectos productivos para los jóvenes en las zonas de mayor impacto delictivo.

Leyva admitió que la desaparición del programa federal de Prevención al Delito “afectó mucho” a Chilpancingo, ya que el municipio dejó de percibir cerca de 20 millones de pesos destinados a las colonias de mayor criminalidad.

El único recurso que le queda a la capital para atender la problemática de la inseguridad, indicó, es el Programa para el Fortalecimiento de la Seguridad (Fortaseg), pero el recurso anual es de apenas 15 millones de pesos.

Reconoció que en la capital existen niños en situación de calle, que trabajan en diversas actividades como limpiaparabrisas, boleros y vendedores de chicles, que por sus condiciones de pobreza, marginación y abandono familiar, están más expuestos a ser reclutados por la delincuencia organizada.

Al respecto, Leyva Mena informó que el DIF-Chilpancingo trabaja con ellos de manera permanente, en coordinación con el DIF-Guerrero, pero admitió que hay “una gran ausencia de una política hacia los niños y es un problema que las autoridades deben atacar”.