* Roberto Álvarez dijo que ese ambiente propicia que los ciudadanos pierdan la confianza en las instituciones, lo que contribuye a que la delincuencia organizada actúe impunemente

 

Redacción

 

En Guerrero prevalece un clima de impunidad que genera condiciones para que integrantes de la delincuencia organizada desaparezcan a personas o cometan crímenes violentos, lo que genera que los ciudadanos pierdan confianza en las instituciones, admitió el vocero en materia de seguridad, Roberto Álvarez Heredia.

En declaraciones que hizo la agencia ANG sin pregunta de por medio,  el vocero del Grupo de Coordinación Guerrero se refirió al problema de desapariciones que existe en la entidad, en una evidente respuesta a los colectivos que protestaron ayer afuera de Casa Guerrero para exigir a las autoridades poner freno a las desapariciones forzadas de personas.

“Guerrero vive un clima de impunidad que genera las condiciones para que los delincuentes desaparezcan a personas. Para el gobierno de Astudillo está claro que esta impunidad debe terminar ¿Cuál es el camino? Terminar con la desconfianza que existe entre los familiares de los desaparecidos y continuar los diálogos y el trabajo conjunto entre las autoridades tanto federales, estatales y con los colectivos”, precisó el funcionario.

Álvarez Heredia admitió que esa impunidad motiva la desconfianza de la población en las instituciones públicas y por ello consideró necesario acabar con “ese círculo vicioso”, a fin de impulsar y fortalecer todas las investigaciones existentes en la materia.

Sobre las ocho personas originarias de Morelos —seis jinetes, un chofer y su esposa— que desaparecieron en Guerrero el 17 de febrero pasado, confirmó que hubo una petición de dinero a los familiares de uno de ellos, por lo que podría tratarse de un secuestro, pero dijo que por secrecía no podía informar más al respecto.

Aseguró que la Fiscalía General de Guerrero y la de Morelos trabajan de manera coordinada para dar con el paradero de los jinetes desaparecidos, que se dirigían a un jaripeo en San Miguel Totolapan, en la Tierra Caliente del estado.

Sobre la ola de violencia que se ha recrudecido en toda la entidad, el funcionario estatal insistió en que en el caso de la región Centro, principalmente Chilpancingo, Zitlala, Chilapa y Tixtla es consecuencia de la disputa de los grupos del narco que buscan controlar las rutas de trasiego de droga.

“En esta zona existe una feroz batalla entre las bandas del crimen que están disputándose el territorio para tener el control de venta y trasiego especialmente de la amapola”, expresó.

En cuanto a Acapulco explicó que ahí el conflicto entre los grupos delictivos es por el control del mercado, específicamente el narcomenudeo, y calificó la disputa como “férrea, atroz y cruel”. (Con información de ANG)