Isidro Bautista

 

El plan de austeridad de Héctor Astudillo Flores, con el que se coloca hasta ahora como el gobernador que se reduce más el sueldo, podría dar pie para acabar con vicios, prácticas o corruptelas de políticos y funcionarios que tienen harta a la gente.

Sería un argumento inobjetable para sacudirse de aquellos vivales que nada más ven el cargo público para enriquecerse, y que son la mayoría, por no decir que casi todos, y que por eso México o Guerrero están como están.

En los partidos políticos, los líderes, dirigentes o cabezas de grupos internos se dan el lujo de poner como candidatos hasta amantes, esposas e hijos, sin importarles que con ellos desplazan a quienes realmente merecen serlo.

Lo mismo ocurre en el gobierno —en sus tres órdenes— donde el nepotismo sigue como lastre. Hay quienes no tienen vergüenza al poner al pariente al frente de las finanzas de la dependencia a su cargo para repartir a tantos lo que acechan como botín.

Astudillo, al iniciar su campaña como candidato al cargo que ahora ocupa, se pronunció en contra precisamente del nepotismo, a tal grado que ya como gobierno instituyó un código de reglas para prohibirlo.

El titular del Ejecutivo estatal tiene la gran oportunidad de erradicar, si no todas, muchas conductas de servidores públicos reprobadas por la sociedad.

El Tribunal Superior de Justicia sigue como la peor cueva de Alí Babá: colocaron en muchos años amantes, hijos, esposas y demás personas sin mayor mérito, con sueldos espantosos, tanto como el que disfrutan sus magistrados.

La legislación tiene que revisarse para echar abajo privilegios derrochados en lustros en los tres poderes del Estado, así como en los órganos electorales administrativos y jurisdiccionales.

No es posible, definitivamente, que en el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Guerrero, con Marisela Reyes Reyes como presidenta, sigan como disparate los sueldos de sus consejeros, así como los de los magistrados del Tribunal de la misma materia.

Tiene que legislarse. No puede haber ningún servidor público con más sueldo que el gobernador.

Es imperdonable la visita de los ediles del ayuntamiento de Acapulco, que preside Evodio Velázquez Aguirre, hecha a España, por innecesaria. A la Feria Internacional de Turismo (Fitur) debieron haber ido sólo los titulares de las áreas del ramo. Los regidores y síndicos fueron en plan de paseo, lo que es un crimen en estos tiempos de crisis. Nadie cree que hayan cooperado con su salario para cubrir sus gastos.

Se han bajado sueldos servidores públicos en el país. A quince días de que esto comenzó a hacerse, la gente dice: ahora que les amarren las manos, para que no haya más Javier Duarte —de Veracruz—, que roban por costales sin ir a prisión.

La sociedad dice: ¿qué funcionario no llega para servirse, en lugar de servir?

Ojalá entiendan el mensaje del gobernador Astudillo, con su plan de austeridad, de que no sólo es cuestión de reducir salarios y demás gastos, sino de transparentar la aplicación de los recursos, y de que, como lo señaló cuando dio a conocer el déficit financiero que heredó de administraciones anteriores, procederá en consecuencia según la ley.

Fue el primer candidato de Guerrero en hacer públicos sus bienes patrimoniales. En su primer día de gobierno convocó a sus colaboradores a no abusar del poder, con escoltas, o con una actitud de prepotencia, sino a ser sencillos. ¿Quiénes no han podido quitarse los aires de grandeza o ser autoritarios?

Seguramente no le tembló la mano cuando separó del cargo al secretario de Protección Civil de su gobierno. Y no le temblará la mano para proceder contra aquel que abuse del cargo o que sea desleal ante su línea de trabajo.

Tiene la gran oportunidad de pasar bien a la historia.

sidro_bautista@hotmail.com