Andrés Campuzano

 

A chaleco, que más parece una terca obsesión, el Presidente electo de Estados Unidos ha dicho que el muro para dividir más al país vecino del nuestro se va a construir “y lo pagará México”.

Ignora el viejo Donald Trump que ese muro lleva miles de kilómetros que se edifica desde hace varios años por parte Estados Unidos, y si no se ha concluido es porque la frontera es bastante larga.

Debería decir: “Vamos entre los dos países a terminarla”.

Pero nadie, de allá y de acá le aclaran al terco Presidente electo esto que la obra lleva varios años en proceso y casi todo mundo lo sabe.

En Estados Unidos aplican la política del odio hacia los latinoamericanos.

Pueden pasar mercancías, pero no la gente; a los ilegales hay que perseguirlos y matarlos, parece ser la consigna gringa

Los muros dividen a los seres humanos y terminan por caer. Ahí está el caso del muro que dividía a Alemania. Pasaron muchos años, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, pero al final lo derribaron.

Y si a esas vamos, y se habla de despojos, habría que hacer historia y recordar que en el siglo XVIII, México perdió de manera arbitraria la mitad de su territorio ante los abusivos gringos que además, nos han invadido.

Son pasajes de la historia que debiera darles vergüenza a los yanquis.

Pero qué se puede esperar de una raza que llegó a matar a los apaches, dueños originales del territorio estadunidense, y que confabulados con otros atracadores, los españoles, se repartieron toda la franja que va desde la Florida hasta Nueva York, centaveros al fin y al cabo, los españoles terminaron vendiendo su parte, y luego los yanquis con presiones y amenazas doblegaron al Presidente Santa Ana.

El ser humano cuando nace trae un arma poderosa, intrínseca, que es el lenguaje.

El habla es la comunicación y siempre será más poderosa que las bombas y cualquier muro que inventen seres irracionales…