¿Viene una Alianza Coalicionista?

 

Felipe Victoria

 

Ni modo pues, así es esto de las grandes manipulaciones de la opinión pública mediante la eficaz teoría del rumor.

Cuando no ha sido ‘El Chapo’ y la bella Kate del Castillo, lo fueron las revelaciones de Carmen Aristegui, respecto a una extraña mansión en Las Lomas de Chapultepec y las de algunos otros altos funcionarios.

Antes había sido la velada y tamizada noticia sofocada de la aparición de grupos armados de autodefensa en Michoacán y Guerrero, en un evidente proceso de “colombianización” de México.

No quisiera hacerle el caldo gordo a los que se han enriquecido explotando el infame asunto de Iguala, donde desde la primera noche lo que se quiso esquivar fue el tema del tráfico de heroína en autobuses de pasajeros hacia Chicago, costara lo que costara; 43 desapariciones forzadas fue una indecente minucia comparada con la millonada en dólares que genera el tráfico de amapola, por varias décadas secreto a voces.

La macabra coincidencia fue la utilización de estudiantes normalistas vándalos sacrificados en diciembre de 2011 y septiembre de 2014, como carne de cañón en la guerra entre carteles que se disputan a sangre y fuego las regiones guerrerenses, pero apadrinados por personajes intocables e inmencionables que han figurado en política y no están dispuestos a ceder territorio ni compartirse el feudo.

Unos con sicarios de mafias de antaño y guerrilleros trasnochados, otros con un nuevo ejército paramilitar disfrazado de policías patito, dejando a la entidad sureña en el ojo del huracán mediático y la triste repetición de caídas anticipadas de gobernadores, en Michoacán y Guerrero, donde el antes invencible PRI perdió el control a manos de un pujante pero tambaleante y fragmentado PRD, que no conoce de unidad ni disciplina partidista.

De entremés siempre el famoso multimillonario Forbes, ‘El Chapo’ Guzmán, que lleva 23 años sirviendo de bulto para que los verdaderos grandes del narco sigan viento en popa, adueñándose del mercado de gobiernos municipales y curules en varios estados de la república desde el inicio del milenio con el arribo del panismo a Los Pinos.

Luego que ni qué, dejaron aperplejados y anonadados a los mexicanos, no tanto por las raterías consentidas de varios gobernadores tricolores y un blanquiazul, a los que muy a modo les dieron tiempo de escapar, no porque sean tan torpes los de la PGR, sino porque siempre hay consignas superiores ante las que los MP deben arrodillarse, mientras dos titulares de la dependencia han tenido que ser relevados ominosamente, pero con buenos empleos de consolación.

En el inter, demasiada palabrería festinando ocurrencias de nuevas estrategias para combatir la impunidad de la delincuencia que nunca resultan; no se pudo convencer con hipnosis colectiva a un pueblo cada día menos seguro y más espantado, preparándose a cambiar el miedo por la venganza privada, tomando la justicia en sus manos, ante la ineptitud de corporaciones policiacas corruptas, domeñadas por la Ley de Plata o Plomo.

Hoy en día el fenómeno de la extorsión consentida y disimulada hacia los sectores productivos, desde changarritos de banqueta hasta grandes empresas, es el enorme problema y se perdió la capacidad de asombro ante tantas muertes violentas frecuentes jamás esclarecidas, por negligencia o conveniencia de quienes están obligados a dar garantías a los gobernados.

¿Cuál es el límite de la paciencia popular y con qué gota se derrama el vaso?, ¿de dónde saltaría la chispa para iniciar las llamas?

Hubo errores en la comunicación real del gobierno con la gente, olvidaron explicar convincentemente por qué los combustibles le costarían más; se la llevaron de poco a poco hasta que de pronto, de golpe y porrazo vino el doloroso incremento apretándole más el cinturón y lastimando sus bolsillos.

Indignada la gente desilusionada y desencantada se cuestiona ¿por qué mejor no redujeron sus gastos suntuarios los poderosos y bajan costos de su manera de disfrutar la vida como aristócratas de la burocracia?

Toda proporción guardada, los de abajo estamos más jodidos que a finales del porfiriato, cuando la necesidad puso cara de hereje e impulsó la rebelión popular auspiciada por unos cuantos caudillos regionales para forzar la retirada del dictador, en tanto los de arriba comenzaron a matarse por el poder presidencial.

¿Alguien está plenamente seguro de que dejen llegar al 2018 al tabasqueño Andrés Manuel López Obrador con un PRD desmoronado y amorenado contra un PRI derrumbado?, ¿es opción mandar al destierro a un personaje, encargándole el país a la milicia para establecer un régimen de transición a la democracia?

Sin hacer demasiado ruido, desde el sótano iluminado crece una posible alianza coalicionista. No tiene mucho que se reunieron los excandidatos presidenciales Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Diego Fernández de Cevallos, ni más ni menos que con Manlio Fabio Beltrones Rivera, que de no haberse dado el descalabro electoral de junio pasado, ya estaría siendo tratado como precandidato presidencial del PRI, en pleno aterrizaje forzoso antes de la caída libre por las turbulencias.

Si a López Obrador le regalaron el registro de Morena, ¿por qué a esos tres personajazos no podrían darles un estímulo igual?

El atribulado titular del Poder Ejecutivo Federal comenzó el 2017 con el santo de espaldas y así es muy fácil tropezar.