Isidro Bautista

 

En sí el ciclo escolar 2015-2016 fue un año de dificultades y fracasos en la educación, y de manera grave, por las suspensiones de más del 50 por ciento del número de días del calendario oficial de clases.

Han transcurrido prácticamente cinco meses de actividad escolar, y la población percibe que en muchos centros educativos hay desatención y abandono.

Basta con hojear los periódicos o escuchar los noticieros para enterarnos de días, semanas y horas sin clase por falta de maestros de primaria y faltantes de horas en secundaria.

Suficiente sería conocer dos ejemplos donde se muestra negligencia administrativa.

Desde el inicio del año lectivo, más de doce escuelas secundarias técnicas de la región de la Montaña baja han sido tema de reclamos de horas faltantes en diversas asignaturas.

Al cabo de tres meses de gestiones infatigables, aparentemente le dieron solución; sin embargo, resurgió el conflicto, por lo que se advirtió que sólo fueron soluciones engañosas para deshacerse de un momento de presión.

Hace un mes, en Costa Grande, en gira de trabajo del gobernador Héctor Astudillo Flores realizada con funcionarios federales, le hacía frente un grupo nutrido de maestros y padres de familia, con reclamos de faltantes de maestros y de horas de educación secundaria.

En las últimas semanas se ha vuelto noticia alarmante la ausencia de maestros en varias decenas de escuelas de educación básica

Resulta muy sorprendente que en pleno siglo XXI, en el que prácticamente ha transcurrido casi la mitad del año escolar, se observa un clima de inestabilidad en el sector más vulnerable de la sociedad, afectando gravemente el futuro de nuestras generaciones venideras.

El ciclo escolar 2015-2016 transcurrió con lamentables trastornos, por los graves tropiezos en la aplicación, en cada una de las etapas de la reforma educativa, que no han tenido las repercusiones esperadas: proceso ineficiente de incorporación al servicio, promociones que han sido incumplidas y evaluaciones costosas, que han ocultado fracasos, en el propósito de mejorar la calidad de la educación.

Débiles, frágiles o inciertas expectativas podrían esperarse del nuevo “modelo educativo”, promovido por la autoridad federal, acompañada de cierta incertidumbre por el desconocimiento de los contenidos.

Las escuelas normales oficiales han mantenido un ritmo irregular, con el reclamo de recategorizaciones y de plazas de mayor jerarquía que han quedado vacantes por procesos de jubilación.

Sin respuesta a nivel local, después de haber recurrido a las diversas áreas centrales en el estado, los interesados tuvieron que recurrir a la Ciudad de México, en donde les informaron que las plazas solicitadas se encuentran vigentes, y que están siendo cobradas por personal ajeno al sistema de normales.

Entonces, ¿qué pasa?

Se advierte una grave deficiencia administrativa, y que amenaza seriamente en convertirse en un asunto de costos económicos y sociales elevados.

Ahora ya no sufre la SEG sólo del enorme peso financiero en que se encuentra hundida por las plazas concedidas sin techo presupuestal por los gobiernos anteriores, sino que pudiera profundizarse una erosión severa, en omisión evidente a las políticas dictadas por el titular del Ejecutivo del estado de Guerrero.

El gobernador Astudillo bastante tiene con el problema de la inseguridad. isidro_bautista@hotmail.com