* *Hasta da miedo salir después de las 7 de la noche”, dice la gente que vive en esa populosa colonia de Chilpancingo, en donde constantemente hay hechos de sangre
Jesús Saavedra
En la populosa colonia CNOP de esta capital, la semana inició en medio del clamor popular para que se ponga freno a la violencia y se castigue a los asesinos de cuatro personas (entre ellos una nena de 7 años), luego del ataque “irracional e impune” que un grupo de sujetos fuertemente armados perpetró la noche del sábado y que enlutó a tres familias que exigen cuentas a la autoridad, que “ya fue rebasada, es una burla que no haya ninguna acción de justicia”, reclamaron.
La noche del sábado era como un fin de semana cualquiera, de noche de futbol en la cancha de esa colonia, uno de los espacios deportivos que se han construido para recuperar el tejido social, según las autoridades. Sin embargo, poco después de las 9 de la noche la tranquilidad se vio interrumpida cuando desde el interior de un coche que irrumpió en las inmediaciones y varios sujetos comenzaron a disparar contra un tendajón cercano; las personas que se encontraban en el lugar huyeron y se resguardaron como pudieron.
Los pistoleros atacaron de forma directa a las personas que en ese momento se trataban de resguardar en una tienda de abarrotes que se encuentra a un costado de las instalaciones deportivas y tras descargar sus armas huyeron del lugar sin que nadie se los impidiera.
Tras de sí, los agresores ya habían logrado su cometido y en ese lugar quedaron muertos los hermanos Martin y Emanuel Juárez Flores; en el traslado a la Cruz Roja falleció Aidé Flores Fuentes y también pereció por el ataque una niña de 7 años.
En el hospital, un hijo de Aidé de 4 años se debate entre la vida y la muerte, tiene un balazo en la cabeza.
Hechos como este son el motivo por el cual Chilpancingo es una de las ciudades más violentas y peligrosas del país, apenas por debajo del otrora paradisiaco puerto de Acapulco.
El domingo, tras los trámites de ley, los cuerpos de las cuatro víctimas de esta violencia fueron entregados a sus familiares, quienes los velaron en sus domicilios, y este lunes los vecinos convocaron a una misa de cuerpo presente para orar por su descanso y pedir porque haya paz, que cese la violencia, que se castigue a los responsables.
La autoridad rebasada y omisa: vocero de la diócesis
A la misa en la iglesia de la Santísima Trinidad de la colonia CNOP no llegaron los ataúdes de las cuatro víctimas, aunque sí estuvieron medio centenar de vecinos de las familias que están de luto, como la mayoría de las familias de esa colonia, donde todos se miran con temor y tristeza.
La homilía fue oficiada por el vocero de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Benito Cuenca Mayo, quien dijo a los vecinos de la colonia CNOP que “Dios está con nosotros a pesar de la situación difícil, compleja, violenta, Dios está con nosotros, debemos estar convencidos de ser hombres y mujeres de fe que esta situación tienen que pasar”.
El clérigo añadió que “las partes involucradas tienen que poner la parte que les corresponda para vivir en paz; duele y lastima, por eso estoy aquí para solidarizarme en su dolor, algunos sin deberla ni temerla perdieron la vida de manera absurda y violenta”.
Invitó a los feligreses católicos a que profesen su fe para consolar a los deudos de estas personas asesinadas; “no queremos, no deseo que acontecimientos como el que vivimos empiece a traer discordias, guardar resentimientos o sembrar venganzas, con venganzas no arreglamos nada, solo hacemos más difícil la situación”.
El sacerdote dijo que los ciudadanos “debemos ser conscientes que estamos viviendo una situación difícil de inseguridad, de corrupción, de filtración de grupos del crimen organizado y que desgraciadamente se llevan personas inocentes y en eso nunca estaremos de acuerdo”.
Añadió que “la iglesia quiere aportar para volver a cohesionarse el tejido social y tenemos que empezar, sé que muchos de ustedes han llorado, seguirán llorando a sus seres queridos, tenemos derecho a exigir más seguridad, que las partes involucradas realmente asuman su papel y poner nuestra parte, no generar más violencia, más confrontaciones”.
Aseveró que se tiene que trabajar en la educación y cimiento de valores de los niños, “con ellos tenemos que trabajar, vengo con mucha disposición a decirles que no están solos, estamos con ustedes, tenemos que dar la cara, que nuestras oraciones nos den un panorama más esperanzador para los niños, es doloroso perder un ser querido así como lo hicieron, nuestro Dios es un Dios justiciero, pedimos que se acabe la violencia en la que vivimos y podamos estar más tranquilos”.
Luego, en declaraciones el sacerdote dijo que la violencia en Guerrero “lastima, desgarra, a familias de personas inocentes, están inconsolables las familias y esperamos que esta violencia se acabe, el Papa ha enviado un mensaje de que esta violencia se acabe porque además de lesionar a las familias, ha alcanzado a los sacerdotes en Veracruz y en Michoacán”.
Cuenca Mayo dijo que ante esos momentos difíciles de esas familias lo destacable era la solidaridad de sus vecinos, “esa solidaridad no tiene precio para estas personas que están sufriendo de la pérdida de un familiar”.
El sacerdote consideró que esos hechos demuestran que la descomposición social ha rebasado a la autoridad, “uno quisiera decir que no, pero frente a los hechos evidentes ya no puede uno andar solo, hay elementos de seguridad pero no son suficientes y nos tenemos que cuidar los unos a los otros”.
Afirmó que se deben de depurar los cuerpos policiacos, “nuestro obispo lo ha pedido, se tiene que depurar a los cuerpos policiacos, porque de alguna manera están infiltrados y eso es grave, no lo digo por Guerrero solamente, ya no queremos más violencia, queremos que se vea otro panorama más alentador”.
“Porque de que hay recursos, los hay y por eso hemos denunciado la corrupción, ¿dónde están los recursos? Y no acusó a nadie, estoy diciendo lo que hace falta, lo que se está dejando de hacer ante este tipo de hechos y esta gente va a exigir justicia, ¿cuando les va a llegar la justicia?”, manifestó el sacerdote.
Finalmente dijo que la sociedad “está viviendo una realidad dolorosa y está exigiendo que eso ya se acabe, que se termine, porque se están perdiendo vidas inocentes. Hasta cuándo vamos a vivir en paz, es una descomposición que se está generalizando, es una situación que nos preocupa, es una situación seria”.
Posterior a la misa el vocero de la diócesis fue al domicilio de los hermanos Martin y Emanuel Juárez Flores; también al de Aidé Flores Fuentes, que se encuentran en el andador David G Gutiérrez, de la sección “C” de la CNOP, donde dio el pésame a los deudos y rezó por el descanso de sus almas.
Los familiares agradecieron la presencia del sacerdote y no quisieron dar declaraciones, solo unos cuantos vecinos quisieron hablar y reclamar a las autoridades municipales y estatales que “a pesar de que saben que vivimos en una zona de constantes asesinatos a balazos no hacen nada, hasta da miedo salir después de las 7 de la noche y ahora peor”, dijo una señora molesta.
En otro domicilio también se velaba a la nena de 7 años. Las cuatro víctimas fueron sepultadas este lunes por la tarde, en tanto que se reportan que permanecen otros cuatro heridos en el hospital, entre ellos el hijo de Aidé, que se encuentra muy delicado de salud.