JESÚS SAAVEDRA
El caos y la anarquía que se vive en el servicio público de transporte en Chilpancingo, es por la falta de aplicación del reglamento de Tránsito y de la aplicación de multas y sanciones para meter en orden a los prestadores de ese servicio, quienes siguen cobrando una cuota o “mordida” diaria que han provocado que los choferes de Urvans y taxis actúen de manera impune en las calles de la capital.
Se calcula que entre taxis y Urvans hay circulando a diario unas dos mil unidades que colapsan la circulación vial y sus conductores violan a su antojo el reglamento de Tránsito, con la complicidad de los agentes viales que tiene el municipio que es bien sabido cobran su “mordida” diaria en dos turnos: uno en la mañana y otro por la tarde, que ello implica que los choferes actúen a su libre antojo sin respetar las normas de vialidad que están establecidas.
Por ejemplo se establece que los choferes deben de conducir las unidades debidamente uniformados y la mayoría no lo hace, a pesar de que para quien viole esta disposición se establece una sanción económica de 5 salarios, un equivalente a los 450 pesos.
Otra sanción económica que estipula el reglamento es el maltrato a los usuarios del transporte público de parte de los choferes, que establece una sanción de 8 salarios mínimos un equivalente a 560 pesos, misma sanción que deberían de aplicar por negar el servicio al usuario y no cumplir con la ruta autorizada.
Inclusive se establecen sanciones económicas elevadas de hasta 20 salarios mínimos, un equivalente a los 4 mil 200 pesos, por hacer ascenso y descenso de pasaje en lugar autorizado, o por no portar a la vista de los usuarios la tarifa oficialmente autorizada.
Todas estas son faltas administrativas al reglamento de Tránsito que a diario los usuarios del transporte público de las capital sufren, por la falta de una autoridad que se niega a aplicar las sanciones y meter al orden a los prestadores del servicio, por una complicidad económica que les ha permitido hacer lo que se les antoje.