* Durante la homilía que pronunció ayer en la Basílica de Guadalupe, el arzobispo de Acapulco exigió “ni un muerto más en Guerrero”, donde los homicidios vinculados al narcotráfico supera “en 247% a la media nacional”, aseguró

 

REDACCIÓN

 

CIUDAD DE MÉXICO.— El arzobispo de la Diócesis de Acapulco, Carlos Garfias Merlos, aseguró aquí que Guerrero se ha convertido “en el nuevo epicentro de la violencia en México”, debido a que en los primeros tres meses de este año la cifra de homicidios vinculados al narcotráfico supera “en 247 por ciento a la media nacional”.

Durante una homilía que pronunció en la Basílica de Guadalupe con motivo de la peregrinación de su arquidiócesis a ese santuario, el prelado exclamó que “exigimos a todos en Guerrero y rogamos a Dios porque cese la violencia.

“¡Ni un muerto más en Guerrero!”.

Entonces reveló las cifras del horror que sufren los guerrerenses por las creciente narcoviolencia. “En los últimos tres meses del año pasado se cometieron 532 homicidios, de los cuales 216 fueron en Acapulco y 67 en Chilpancingo”, dijo Garfias Merlos, quien enseguida precisó que “la tasa de impunidad de homicidios es del 89 por ciento y más de la mitad los comete el crimen organizado”.

El arzobispo consideró que la “pobreza y marginación” representan el “caldo de cultivo” para que los jóvenes caigan en el “círculo del narcotráfico y de la violencia”, y en ese sentido dijo que “la juventud es un sector estratégico que necesita nuestra cercanía, por ello, se impulsa la creación de Centros de Jóvenes por la Paz y Centros Juveniles con Enfoque de Construcción de Paz, donde se brinda acompañamiento y desarrollo integral a través del deporte, la capacitación para el trabajo y la animación para que continúen sus estudios”.

Señaló que entre las acciones de la Iglesia Católica para atender a las víctimas de la violencia en Guerrero, Garfias Merlos dijo que se han abierto los llamados Centros de Escucha, que ofrecen ayuda sicológica, espiritual y jurídica a las víctimas; así como las Escuelas de Perdón y Reconciliación (ESPERE), donde se instruye a los guerrerenses en la “construcción de la paz”.

Garfias señaló que la Arquidiócesis de Acapulco, donde ocurren la mayoría de los crímenes violentos que se registran en Guerrero, cuenta además con el Observatorio Pastoral, encargado de monitorear los altos índices de violencia que está padeciendo ese estado.

Indicó que la peregrinación al santuario de Guadalupe es para “recargar energías” y pedirle a la Virgen del Tepeyac que les dé “fuerza e impulso”.

Pero también, concluyó, para pedir “la conversión de aquellos que hacen el mal, que nos persiguen, que desunen a nuestras comunidades y que generan violencia y muerte en nuestro pueblo”.