David Alejandro Delgado

 

Es un lugar común en las discusiones sobre la democracia, sostener que se tiene o no se tiene Democracia, o que si hubo o no transición a la democracia. Desde el punto de vista cualitativo, hay múltiples corrientes de pensamiento que conciben de maneras diferentes a la democracia desde lo procedimental hasta las discusiones contemporáneas sobre la calidad.

Desde el punto de vista cuantitativo se han desarrollado diferentes ejercicios de medición en términos globales; como los realizados por Freedom House o por la Unidad de Inteligencia de The Economist. Particularmente este último instrumento ha sido el más estructurado ya que lleva 8 años con mediciones (2006, 2008, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014 y 2015) que abarcan 167 países del mundo.

Para la Unidad de Inteligencia de The Economist el Índice de Democracia se calcula a partir de 60 indicadores, agrupados en 5 factores: Procesos Electorales y pluralismo (12 indicadores), Funcionamiento del Gobierno (14 indicadores), Participación Política (9 indicadores), Cultura Política (8 indicadores) y Libertades Civiles (17 indicadores). Cada Indicador permite dos o tres mediciones posibles, realizadas por expertos internacionales y con datos que provienen de encuestas de opinión como la World Values Survey.

Cada factor se estandariza para que las puntuaciones oscilen entre el 0 y el 10, los cuales se suman y se dividen entre 5 generando una escala que coloca a los 167 países en 4 grupos: Democracias Plenas (puntuaciones de 8 a 10), Democracias Defectuosas (puntuaciones de 6 a 7.9), Regímenes Híbridos (puntuaciones de 4 a 5.9) y Regímenes Autoritarios (puntuaciones de 0 a 3.9).

En la última medición publicada, son 20 los países que se encuentran en la clasificación de Democracias Plenas; entre ellos se encuentran los países nórdicos en los primeros lugares: Noruega, Islandia y Noruega; dos países hispanos aparecen en esta clasificación: España (lugar 17) y Uruguay (lugar 19). Salta a la vista que Estados Unidos de Norteamérica se encuentra en el lugar 20 de la Tabla, con una calificación de 8.05, a punto de pasar a la clasificación de Democracias Defectuosas.

México se encuentra en el lugar 66 de la Tabla, con un 6.55, lo que lo ubica en el grupo de las Democracias Defectuosas. Cabe destacar que desde la medición de 2006, México ha tenido diversas posiciones; en dicho año se ubicaba en el lugar 53 con un índice de 6.67, incrementó su índice en 2008 cuando alcanzó una calificación de 6.78, pero descendió en la Tabla al lugar 55. Siguió incrementando su índice en 2010, cuando alcanzó una calificación de 6.93; lo que en esa medición le permitió alcanzar el lugar 50 de la Tabla; dicha situación de calificación y de posición en la tabla se mantuvo en la medición de 2011.

México comenzó a descender en la medición de 2012, cuando en la calificación obtuvo un 6.90, que lo hizo bajar ligeramente a la posición 51. Aun cuando en la medición de 2013, incrementó su calificación a 6.91, su posición en la tabla se mantuvo. En 2014, tuvo el primer descenso importante cuando la calificación bajó a 6.68 que lo colocó en la posición 57 de la Tabla. Finalmente en 2015 tuvo un descenso importante que ya fue referido.

Contrario a lo que la discusión política sostiene, no es precisamente el factor de Procesos Electorales y Pluralismo el que afecta a México, ya que es uno de los factores mejor evaluados y que se ha mantenido relativamente estable, aunque ha descendido, de un 8.75 en 2006, con una disminución abrupta en 2008 con un 7.92, pero que regresó al 8.75 en 2010; quizá explicable por la reforma electoral de 2008, que primero generó dudas y luego el entonces IFE logró su aplicación. El otro movimiento a la baja de este factor ha sido en 2012 cuando pasó de 8.75 a 8.33, que se ha mantenido.

Otro factor a observar es el de Libertades Civiles que fue calificado en 2006 con un alto 8.53, seguido de un más alto 8.82 en 2008, pero que ha descendido dramáticamente a un 6.76 en la medición de 2015.

Pero el indicador que sistemáticamente hemos aparecido como reprobados es el de Cultura Política con un 5.00 en 2006, calificación que se ha mantenido en esa situación en todas las mediciones con excepción de la última que nos ubica con una calificación de 4.38.

La participación política ha mejorado ya que en la medición de 2006, México se encontraba reprobado también con un 5.00 pero que se ha recuperado en la medición de 2015 con un 7.22.

En funcionamiento del gobierno ha pasado de un 8.75 en 2006, a un 7.92 en 2008, luego a un 7.14 en 2010, 2011 y 2012, a un 6.79 en 2013, y finalmente a un 6.07 en 2014 y 2015.

En suma, independientemente del descenso en el funcionamiento del gobierno, es un punto sustantivo nuestra cultura política, de manera que hay que profundizar en las variables que la miden: se calcula que si hay consenso y cohesión social para el apoyar el funcionamiento de la democracia; calcula con efecto negativo la proporción de la población que desea un líder por encima del Parlamento y las elecciones; mide con efecto negativo la proporción de la población que preferiría un poder militar, un gobierno de expertos o tecnocrático; considera con efecto negativo la proporción que cree que la democracia no es buena para mantener el orden público; toma en cuenta la proporción de la población que opina que la democracia beneficia el progreso económico; calcula el nivel de apoyo popular a la democracia y considera la separación de Iglesia y Estado. Estos son los indicadores que nos están afectando considerablemente.

La cultura política es un asunto de todos, no es un asunto que tenga que ver solamente con el gobierno y los partidos; es un asunto un tanto subjetivo que tiene que ver con los valores políticos; por lo que es un tema de primer orden ocuparse de ello, antes de que germine el virus autoritario que se percibe.