* Unas 200 familias damnificadas por las lluvias que ocasionaron las tormentas ‘Ingrid’ y ‘Manuel’, siguen esperando que Sedatu les construya las casas que les ofrecieron

 

JESÚS SAAVEDRA

MOCHITLÁN.— A casi tres años de la tragedia y los estragos que ocasionaron en Guerrero las tormentas ‘Ingrid’ y ‘Manuel’, casi doscientas familias de este municipio siguen esperando que las autoridades federales les entreguen sus viviendas, las cuales en su mayoría no han sido construidas y las que están construidas (solo 17) están clausuradas o inconclusas.
La federación ha informado públicamente que para el Plan Nuevo Guerrero, que se encargó de realizar obras de reconstrucción tras las tormentas del 2013, se invirtieron 18 mil millones de pesos para atender la contingencia y a los damnificados.
No obstante, esos millonarios recursos ejercidos por la federación no se han visto reflejados en la plena atención a las miles de familias damnificadas en Guerrero y a las que se les prometieron nuevas viviendas y reubicación de familias que siguen esperando vivir en un sitio que no ponga en riesgo su integridad.
Es el panorama que uno se encuentra en esta población de la zona Centro de la entidad, donde ambos fenómenos meteorológicos dejaron más de doscientos damnificados y la mayoría de ellos con la necesidad de ser reubicados en un nuevo lugar, y siguen a la espera que así sea, a pesar de que este domingo inició formalmente la temporada de huracanes en el Pacífico mexicano.
El caso más grave se encuentra en la comunidad de Rincón de Tlapacholapa, donde unas 40 familias siguen viviendo en una ladera del cerro que se partió por la mitad y que representa un grave riesgo para su integridad.
De esa comunidad se dictaminó su reubicación en una zona a tres kilómetros de esa comunidad en la Sierra de Mochitlán, pero en ese asentamiento solo se ha construido siete viviendas a las que les hace falta las puertas, los tinacos, depósitos de agua extra, pintura y piso firme, pese a casi tres años de los estragos que provocaron ambas tormentas en Guerrero.
Otros damnificados en la cabecera municipal y que rebasan las 150 familias, se encuentran aún viviendo en las márgenes del río Salado, esas familias se decidió reubicarlas en la colonia Cenobio Mendoza, donde solo se encuentran construidas diez viviendas, pero que fueron clausuradas por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) por carecer del estudio de impacto ambiental y del cambio de uso de suelo desde hace un año y no se ha reanudado su conclusión.
En ese predio aledaño a la colonia Cenobio Mendoza se delimitó el espacio en predios para albergar a las familias damnificadas, pero no hay indicios mínimos de que se vayan a iniciar los trabajos de construcción de viviendas.
En todos los casos los encargados de contratar a empresas para la construcción de esas viviendas fue la Secretaría de Desarrollo Agrario, Urbano y Territorial (Sedatu), que como en éste y en las viviendas de reubicados para familias damnificadas de Acapulco, Chilpancingo, Tixtla, se han encontrado deficiencias en su construcción y se desconoce si hay algún procedimiento administrativo que investigue si hay algún tipo de anomalías.
El director de Obras Públicas de este municipio, Cenobio Cortés García dio a conocer que las familias damnificadas están “molestas siguen viviendo donde siempre, nos han pedido a las autoridades municipales que intervengamos y hemos pedido a la Sedatu que atienda esta petición; en el caso de Rincón de Tlapacholapa el cerro está partido a la mitad y la gente tiene temor que en esta temporada vaya a ocurrir una desgracia”.
El funcionario municipal señaló que la dependencia federal ha informado que no se ha concluido la construcción de viviendas “por falta de dinero, esperemos que se reanude la construcción de viviendas porque ya inició la temporada de lluvias”, agregó.
Doña Teodora, una de las damnificadas del 2013, dijo que su familia rechazó la vivienda porque estaba mal construida y que no había garantía de que no volvieran a sufrir daños por las lluvias.