De patrones a patrones…

 

Por Felipe Victoria Zepeda

 

Por supuesto que existen muchísimas personas a las que no les cae en gracia esclavizarse a la televisión siguiendo las gustadas “narcoteleseries”.

Productoras colombianas como Caracol y Fox le dieron un buen coscorrón a las cadenas mexicanas Televisa y Azteca, restringidas a sus repetitivos temas de amor y desengaños, o de mujercitas pobres que se vuelven ricas y modernas cenicientas.

Alguna vez les cayó el veinte de que los varones serían clientela también y se grabaron “Nada Personal”, “Demasiado Corazón” y “El Pantera”, pero aquella apertura foxiana blanquiazul se terminó y en los tiempos de Calderón la censura se puso dura y pelona.

Las empresas sudamericanas aprovecharon la grieta mexicana, contrataron algunos talentos “aztecas” y a darle vuelo a la hilacha con narcoteleseries como El Cártel de los Sapos y muchas otras, pero no tardarían en copiarles los cuates de Telemundo, al cabo que actores, actrices, argumentistas, guionistas y escritores lo que necesitan es trabajo y mejor pagado, aunque sea en el extranjero.

Cuando a los colombianos se les agotaron los narcotemas con sus connacionales famosotes como Pablo Escobar Gaviria, en el territorio del imperio yanqui ya llevaban avanzados los trabajos para rodar “El Señor de los Cielos”, con la historia adaptada del Capo Amado Carrillo Fuentes, con quien tantísimos políticos tuvieron nexos en varios países.

El personaje protagónico base daba para muchos capítulos y dos épocas de transmisiones, en tanto comenzaron a preparar la trama y argumento por el narco que le sigue en importancia a Carrillo Fuentes; ni más ni menos que el villano favorito como chivo expiatorio: Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, mejor conocido por su alias de “El Chapo”.

No les costó mucho trabajo agenciarse algunas obras y novelitas publicadas por autores mexicanos, meterlas a la “licuadora” para hacer un coctel y adaptarlas para cine y tv pasándose por el arco del triunfo los derechos de autor y de alguna manera arrancaron.

Solo que El Chapo fugado y el capturado y vuelto a encarcelar, es hora que no da visos para un buen final de esa teleserie y películas; una buena historia requiere un gran final y parece muy lejano.

Claro que si “El Señor de los Cielos” pisó muchas callosidades de políticos mexicanos, la vida de El Chapo le partiría su mandarina en gajos a dos que tres expresidentes mexicanos recientes y varios ex gobernadores; por eso la reticencia de autorizar locaciones en algunas partes y los scoutings han sido casi en secreto, ya harán montajes editados a final de cuentas.

Por vía de mientras encontrar el actor protagónico para caracterizar a Guzmán Loera se les dificulta, porque sin pensarlo “quemaron” el personaje en otras telenovelitas de acción.

Técnicamente están pagando la penitencia por pecar plagiando historias originales y la cronología se les hizo camotes, como en la tercera época de El Señor de los Cielos, donde errores de casting pusieron a un disque presidente mexicano dipsómano pero no con calvicie y entonces no convenció.

En el inter, lo que consiguieron es hartar y espantar a los autores mexicanos cuyas obritas fueron plagiadas. El giro farandulesco con la hermosa Kate del Castillo les echó a perder el teatrito a muchos y el hábil revire de su defensa, la colocaría en la tesitura de pedir que las recompensas por encontrar a El Chapo le tuvieran que ser pagadas a ella.

No a Sean Penn, porque tal vez sea agente secreto o actor infiltrado como encubierto para engatusar a Kate y pegársele a entrevistar a Guzmán Loera en Los Mochis, Sinaloa; el caso es que se les hizo bolas el engrudo a las autoridades mexicanas y yanquis, que ya no saben qué hacer con El Chapo Guzmán acá ni allá, y en ambas partes lo que menos les conviene es que abra la boca, pero no se atreven a “suicidarlo”, así de importante y estratégico se volvió el niño pobre de Badiraguato y multimillonario Forbes.

Pero como decía el popular Raúl Velasco… “aún hay más”.

El ya eternizado show de los ayotzinapos victimados en Iguala que ya hiede más que desde el principio a una gran pantomima y embuste genial, acaba de parir un personajazo de futura teleserie exitosa: “El Patrón de Huitzuco”.

Alfred Hitchcock, Alan Poe y Agatha Christie se quedan chiquitos en argumentos y tramas con todo lo que podría dar el señorón de ese lugar guerrerense.

Para comenzar, tal vez no resulte ser quien todos ya juran y perjuran que es; tomemos en cuenta que los apellidos no son muy exclusivos sino repetidísimos en Guerrero, aunque además como dedos de la mano, quienes lo lleven son diferentes cada uno y no tienen por qué pagar culpas ajenas, así sean consanguíneas.

En todos los mentideros políticos llamados cafeterías, botaneras o cantinas vuelve a  estar en boga el apellido ante el cual muchos se persignan o hacen reverencias, pero podrían confundirse con el acertijo que puso la CNDH en su reciente informe.

Los que acostumbran enterarse día con día de las noticias y seguir los acontecimientos analizando lo publicado en periódicos y revistas, le toman mejor sabor al caldo.

-¡Riiing… salinsliiim!

-Comadre Proculina, ¿no se te cayeron los chones de bajo color con lo que informó el presidente de la CNDH?

-Fíjate que no Torturina, mi viejo cuando está de buenas no le paras la boca y me confía algo de las investigaciones que sigue a veces.

-¿No está mal eso?

-Me figuro que es un sistema, me mete cordón para sacar listón y averiguar qué sé yo o escuché en mi entorno. Él es como recolector de partes sueltas de rompecabezas.

-Aaarajo manita, técnica que las dependencias policiacas disque muy coordinadas no aplican; cada una se guarda celosamente la parte que sabe de algo y no aflojan prenda.

-Por eso no arman nunca los rompecabezas comadrita, en cambio los de la CNDH no hay cosita por pequeña que sea que no analicen y tomen en cuenta, cuestión de atar cabos sueltos, pero ahí te la dejo.

-¿Organizamos una quiniela sobre quien es el Patrón de Huitzuco?

-¡Shhh… cábrate cayona!