Premian la negligencia

 

Felipe Victoria

 

Grave situación en la administración pública, donde muchos no saben ni qué es lo que debieran o pueden hacer sin incurrir en responsabilidades por no cumplir sus obligaciones…

Coloquialmente se dice “hacerse guajes”, a la conducta evasiva y elusiva de burócratas que simulan no ver algunas cosas en que les correspondería intervenir “de oficio”, sin necesidad de queja o denuncia de cualquier persona.

Ejemplos al respecto abundan, como no tener cuidado de tantas coladeras abiertas porque se roban frecuentemente las tapas y por ello resultan dañados en la suspensión y neumáticos muchos vehículos automotores.

¿A usted o alguna persona conocida y cercana le ha sucedido recientemente?…¿sabe usted que sí existe acción legal para reclamar al Ayuntamiento el pago de reparaciones por descuidar la falta de tapaderas?

Pero eso es ‘pecata minuta’, en que los organizadores del concurso para designar campeones del disimulo y negligencia burocrática no querrían perder tiempo, habiendo tantos asuntos de relevancia y graves consecuencias.

El comité organizador tendría prohibido aceptar recomendaciones para inscribir candidatos o excluirlos, pero pocos se animarían a servir en el jurado popular pues el objetivo es el escarnio a los incumplidos expertos en el arte de disimular.

Los burócratas “no son la ley”, se les paga por vigilar la observancia de reglamentos y seguir los procedimientos administrativos correspondientes para sancionar a quienes infrinjan normas legales.

Eso es indigesto en aldeas enormes como algunos lugares turísticos, donde todos andan atareados “viendo quien chinga a quien” para pasar el día, o sacar “ la cuenta” en el caso de chafiretes trogloditas como el urbanero que se accidentó lesionando a medio centenar de acarreados allá por El Roble en la maravillosa avenida Cuauhtémoc de Acapulco.

Ya que me arrimé al terreno sembrado de abrojos de la inseguridad pública, creo que de esa área específica es donde más candidatos al trofeo estatal del disimulo habría y la contienda más álgida sería entre los encargados de la prevención del delito y los que debieran investigar delitos, perseguir y capturar delincuentes…

Los guardianes del orden se voltean para otra parte ante la presencia de sus patrones los delincuentes, ocupados los uniformados en esquilmar conductores, bolsear  borrachines y meones o proteger por zonas marcadas a los cobradores de extorsiones por pisaje a las ‘mañas’…

A los muchachos de la Ministerial de la Fiscalía General no se les puede pedir mucho: en primera su obligación no es prevenir ilícitos, sino investigar quienes los cometieron e ir tras ellos, pero eso no quiere decir que disimulen ante situaciones donde es  evidente la presencia de la delincuencia.

Por ejemplo en ciertas horas en las inmediaciones del zocalito frente a la catedral porteña, en que pululan pedófilos y tratantes de menores de edad, pero nadie dice nada ni se mete en problemas denunciando.

Los policías saben incluso a qué hotelitos o casuchas y vecindades llevan a niñitas y niñitos a saciar sus bajos instintos los que pagan a los tratantes, que obviamente se mochan con los agentes de la ley para que los dejen trabajar y en muchos años no hubo escándalos.

Lo del canadiense en los rumbos de Costa Azul sigue con tufillo a puesta en escena para distraer la atención, fabricando monstruos que no se dejaron extorsionar por gendarmes que actuaron a petición de quienes algún pleito traían con el extranjero, o hasta de parte de las mafias de indígenas comerciantes banqueteros por alquilar hijas sin pedir permiso a los líderes…

Cuestión de investigarse muy a fondo, pero tenemos un Ministerio Público indolente y la Ministerial que no indaga ni se mueve si no hay “para gastos”, o sea que ambos no dan brinco sin huarache incumpliendo entonces sus deberes oficiales.

Ya le vamos subiendo de calor al asuntito del concurso de burócratas en el arte del disimulo y la omisión punible del deber, me voy al fondo de una vez…

Tengo mis dudas respecto a sí el Fiscal Xavier Olea conoce la escuela normal rural ‘Isidro Burgos’, ubicada en el poblado de Ayotzinapa en el municipio de Tixtla.

¿Qué misteriosas cosas se esconden en ese plantel digno de un cateo?…¿por qué lo convierten en deshuesadero de camiones y vehículos robados y todos se hacen guajes?

Pero ahora peor, ¿por qué consienten y toleran que los normalistas cada que se les ocurre salgan de la escuela a cometer vandalismo y a robar en pandilla?

El trofeo al disimulo y negligencia podría quedar en manos de varios personajes de la Fiscalía y la Policía…La Maestra Pizarrina no regresó a clases y aprovecho a alas acapulqueñitas…

-¡Riiing…salinsliiim!

-Comadre Proculina, ¿se te fue bien de fin de semana?

-Ah caray Torturina, a mí nunca me va mal, no sé si a ti algo se te atore por andarte metiendo donde no debes buscando chismes. Acuérdate del pacto.

-Ejele comadrita, eso es para los que andan de periodistas regañados en las giras; los lugareños estamos exentos de consignas y somos libres de criticar lo que no nos agrade que suceda en el Acapulco que tanto queremos, yo busco  candidatos al premio a la negligencia y disimulo de burócratas.

-¡Shhh…cábrate cayona!, de premio no tiene nada, sino todo lo contrario que los exhiban por chambones y omisos en sus deberes…