¿Ingobernable Guerrerolandia?

 

Felipe Victoria

 

Con el Ingeniero Rubén Figueroa Figueroa no hubo medias tintas y se tomaban medidas drásticas sin contemplaciones en la segunda mitad de los setenta; la necesidad primordial era frenar la subversión y contener las fechorías que grupos clandestinos y organizaciones como el PROCUP y el PDLP perpetraban para financiar sus actividades revolucionarias, secuestrando, atracando, cometiendo abigeato y matando.

Aplicaron brutalmente las leyes llegando al extremo de “acostar chaparros” y borrar del mapa a los revoltosos principales y “luchadores sociales”, lo que bautizaron como “guerra sucia”, como si los guerrilleros hicieran cosas limpias…

En 1981 asumió la gubernatura Alejandro Cervantes Delgado y con tácticas caballerosas pacificó la entidad, pero en 1987 pusieron a José Francisco Ruiz Massieu, que gobernó con mano dura reabriendo heridas populares y entonces en 1993, cuando quedó de mandatario Rubén Figueroa Alcocer, le cobraron las facturas pendientes que dejó su predecesor.

Sí, durante el Siglo XX varios miembros de la dinastía Figueroa fueron los indiscutibles amos y señores de Guerrero, y la mancuerna Salinas-Ruiz no logró desplazarlos del todo porque José Francisco fue eliminado en septiembre de 1994, interrumpiendo su proyección hacia la presidencia interina o la constitucional hasta el 2000.

El pujante, flamante y rijoso PRD, fundado por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, había sido despojado del triunfo electoral en 1988, con una “caída del sistema” de cómputo de votos que anunció Manuel Bartlett Díaz.

Se urdía ya una revolución de fin de siglo para 1994 si hubiera otro fraude electoral, las huestes perredistas de estados como Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Jalisco se alistaban y en ese entorno asesinaron al Cardenal Posadas en Guadalajara en mayo de 1993.

En año nuevo del 1994 apareció el EZLN con el subcomediante MARCOS declarándole la guerra al gobierno de Salinas, lo que justificaría suspender las elecciones para que se extendiera el mandato dos años más por lo menos.

El Ejército no quiso abatir ni sofocar la insurgencia zapatista y se impuso el criterio defensor de los derechos humanos, para no quedar mal ante el mundo abatiendo indígenas y campesinos.

Sin embargo, ese año mataron al candidato Colosio, impusieron a Zedillo y eliminaron a Ruiz Massieu.

En 1995 ocurrió la masacre de Aguas Bancas que le costaría la gubernatura a Rubén Figueroa Alcocer, relevado interinamente por Ángel Aguirre Rivero que dejó en 1999 el poder a René Juárez Cisneros, que pudo conservar orden y paz en Guerrero.

El PRI conservaría Los Pinos para dar paso a la alternancia en el poder en el 2000, con el partido opositor más rancio que apoyó un cartel fuerte y el clero, pero no alcanzó a llegar el PRD, pero sí a Guerrero en abril de 2005, con el externo Zeferino Torreblanca y se desató la narcoviolencia, pero faltaba el desbarajuste en 2011 cuando regresó al gobierno por elección Aguirre Rivero, pero postulado por una coalición de izquierdas aliadas por conveniencia, sin identidad ni unidad.

Distraídos en el reposicionamiento turístico internacional y grandes obras públicas, descuidaron el crecimiento de grupos disputándose el territorio estatal por regiones productoras de marihuana y amapola, a la vez que comenzó la insurgencia magisterial y florecieron grupos armados de autodefensa al estilo colombiano, como escudo de los narcos.

Un berenjenal que quisieron reventar desde diciembre de 2011 con normalistas de Ayotzinapa, para emboscar al gobernador Aguirre y el hilo se reventó hasta septiembre de 2014, cuando escarmentaron inhumanamente a vándalos normalistas por robarse un autobús cargado de drogas en Iguala, comenzando la infame parodia de buscarlos vivos como desaparecidos.

Una mina de oro para disque luchadores sociales por hacerle escándalo al presidente Peña Nieto.

El PRD no pudo ganarle al PRI en junio del año pasado y se sacó la rifa del tigre el priísta Héctor Antonio Astudillo Flores, que no está en ningún lecho de rosas, sino acosado por todos los flancos para impedir que restablezca el orden y la paz en Guerrero como pretende.

La Maestra Pizarrina se tomó un asueto de hamacasutra en Coyuca  Lake y por eso les traje a las  inquietas acapulqueñitas.

-¡Riiing… salinsliiim!

-¿Cómo ves las cosas en el estado Proculina?

-¡A toda madre!, como le gustaba decir a René Juárez Cisneros para no hablar mal.

-Oye tú, ¿pues qué no ves periódicos o la televisión ni escuchas la radio?

-Sigo el consejo de Vicente Fox: para ser feliz no hay que prestar atención a las noticias. Además, si algo tiene remedio ni te preocupes, y si no, tampoco, ya será lo que Dios quiera Torturina.

-No manches tu ropa manita, no podemos cruzarnos de brazos y esperar que las autoridades hagan lo que deben hacer, hay que exigirles y forzarlos a que le echen ganas, sin miedo ni trácalas.

-¡Shhh… cábrate cayona!, no te pongas al brinco y por el contrario, haz conciencia de coparticipar en la búsqueda de soluciones comunes para poner remedios.

-¿Crees que haya remedio posible Proculina?

-Por supuesto; solo es cuestión de que le pongan más huevos a su licuado, tomar calditos de cangrejos y lentejas, que se amarren las manitas para no lucrar sobornando líderes y les dejen caer el peso de la ley.

-Que no te oigan Vidulfo, Jelipe de la Cruz ni Bruno manita.