Isidro Bautista
Vuelven a ser motivo de preocupación las alarmantes cifras registradas de la violencia que se ha desatado en la entidad, y que a la sociedad le produce incertidumbre y angustia.
En las últimas semanas han planteado varias salidas ante el grave fenómeno de la inseguridad, algunos más congruentes que otras, pero todas, seguramente orientadas a localizar las respuestas que ayuden a encontrar las mejores soluciones.
Es indudable que la ruta de la indisciplina genera desorden y las conductas sociales se apartan del respeto a la ley, y acaban por fracturar severamente el tejido social.
Es innegable que en gran medida corresponde a los gobernantes el compromiso y responsabilidad legal y moral de cuidar del bienestar de sus gobernados y salvaguardar el patrimonio de las familias. De ahí que, hoy por hoy, la tarea de la seguridad se vuelve el compromiso de mayor prioridad, y en consecuencia, ningún gobernante, independientemente del nivel que sea, puede soslayar este compromiso.
Es muy frecuente escuchar en boca de presidentes municipales el hecho de eludir su responsabilidad, cuando por el tipo del delito de que se trate, la autoridad se tiene que asumir en cualquiera de las circunstancias, debiéndole hacer frente a todo lo que afecte a sus ciudadanos, y exigirse el compromiso ineludible de que el gobernante garantice la seguridad a sus gobernados, insistimos, independientemente, del tipo de delito del que se trate.
Ante ello es indispensable asumir una aptitud honesta y valiente, en lugar de declararse sumisamente como incapaz, sin afrontar la realidad que viva su pueblo.
Consciente de su compromiso, que alienta y tranquiliza, es la actitud de Héctor Astudillo, quien ha asumido de manera resuelta el compromiso con sus coterráneos, y bastaría analizar una reciente expresión que denota una profunda preocupación cuando define que el gobernador debe estar despierto y alerta ante un estado convertido casi en barril de pólvora o en constante ebullición, como Guerrero.
Dicho en otros términos: hay plena consciencia del grave momento que significa gobernar Guerrero. Él lo enfrenta con decisión firme, y se asume con entereza en el sentido de cumplir a cabalidad a los guerrerenses.
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