* Enérgico llamado de Astudillo vs. Pobreza

* No podemos ser los primeros en todo lo malo

* 2 millones de guerrerenses, viven en pobreza

 

POR JORGE VALDEZ REYCEN

 

Héctor Astudillo Flores definió como “cifras de la vergüenza” los altos índices de pobreza en Guerrero.

Los motivos que obligan a ello, están a la vista: insuficiencia de recursos federales, simulación de programas, inconsistencia de proyectos productivos, engaños de funcionarios y una pésima estrategia que realmente reduzca los altos índices de marginación y desigualdad social.

Fue la lectura de un hartazgo, de un basta ya, de que se ubique a nuestra entidad en los peores estándares de calidad de vida, de la ofensiva miseria en comunidades rurales que han caído en las garras de grupos criminales y violentos, en un círculo vicioso del que se deben romper paradigmas de cero crecimiento y la administración de conflictos que generan estallidos sociales.

Astudillo lo dijo con diplomacia ante la subsecretaria de SEDESOL federal, quien estuvo de visita en Acapulco ayer, al presentarse una nueva estrategia de combate a la pobreza, con un rediseño de temáticas y mesas de trabajo, que se interpretan con un lenguaje medio rebuscado, pero sin el ejercicio autocrítico de que se han fallado los objetivos de reducir los efectos de ese fenómeno que lacera a dos millones de guerrerenses.

Tantos millones de pesos se han invertido ¡y no se ven! Se trata de un serio llamado a que se dejen de lado simulaciones y ya es tiempo de que se sientan las bondades de los programas federales.

Astudillo y Vanessa firmaron cartas de compromiso, como en su momento lo han hecho otros gobernantes a lo largo de décadas. Y todo está plasmado en planas y planas de periódicos, pero las bondades de las buenas intenciones no se han logrado concretar por distintos eventos, ya sea los de índole natural (huracanes y sismos que destruyen viviendas, colapsan puentes, vialidades, caminos, escuelas, etc.) o por la indiferencia de funcionarios federales simuladores.

Por ello el reclamo enérgico, firme, sin llegar a lo áspero o altanero, de que “Guerrero ya no puede seguir en las cifras de la vergüenza”, como definió Astudillo con puntualidad y entereza.

Es cierto que el presidente Enrique Peña Nieto ha orientado a sus secretarios del gabinete presidencial del sector social y de seguridad para que se restituya el tejido social roto en Guerrero. Pero esa decisión, también viene de la mano con recursos federales frescos, que en décadas no se habían canalizado. Fue necesario un estallido social, una crisis profunda, para que ahora se intente el rescate de lo perdido.

Nunca será tarde para que en Guerrero se tenga una certeza de que vienen tiempos mejores. Renovar la esperanza de alcanzar mejores niveles de desarrollo, de una vida tranquila, sin violencia, deben pasar por la creación de fuentes de empleo. El campo está en el olvido de las estrategias federales y eso fue aprovechado por los grupos criminales dedicados al cultivo, producción y trasiego de estupefacientes.

Reorientar la estrategia, a través del subsidio de fertilizante a todos los campesinos, fue la primera decisión de Astudillo ante el colosal reto de reactivar los cultivos de alimentos básicos, como el maíz, frijol, arroz, entre otros.

Si se van retomando acciones certeras, en cada rubro de la economía primaria, los resultados serán inmediatos en 6 meses, no más. Si se reeditan los vicios de siempre, difícilmente se alcanzarán las metas de abatir la pobreza y desigualdad social. Se debe hablar fuerte y claro, sin lenguajes floridos o discursos técnicos incomprensibles para la gente.

Ya Astudillo lo dijo: “Guerrero no puede seguir en las cifras de la vergüenza”.

Nos leemos mañana, SIN MEDIAS TINTAS.