Sadyhel Astudillo

 

En una de las colaboraciones anteriores escribí acerca de cómo las personas relacionan la mera palabra de química con toxicidad, con algo dañino o simplemente con algo no natural, toqué ese tema por medio de una historia que nos comentó un profesor de la universidad. La colaboración de esta semana funcionará como una continuación de aquella, ya que esta colaboración en particular me causa mucho interés, además de que esa relación de química con algo dañino es algo que sigue vigente hoy en día.

¡La culpa la tienen los medios masivos de comunicación! Si bien ya he escrito varias veces que a las personas dedicadas a la investigación a nivel laboratorio los representan como seres antisociales, excéntricos y poco habilidosos en general, excepto para las ciencias. A esta falsa representación debemos agregar la mala reputación que los noticieros y medios informativos (no especializados en ciencia) le han dado a la química, quien no ha escuchado o leído encabezados como: ¡Derrame de sustancias químicas contamina los mares! ¡El compuesto “tal” que está en nuestra cocina es el causante de “tal” enfermedad! ¡Científicos crean compuesto altamente contagioso! y un largo etcétera, estos mensajes se transmiten e imprimen por millares volviéndose virales día tras día.

Claro, es válido mencionar que las noticias y sus medios de difusión necesitan crear argüende para captar la atención del público y vender sus noticias, sin embargo, al no saber redactar de una manera más detalla la nota, o al querer usar un léxico más accesible, terminan escribiendo generalidades que solo dejan con una idea vaga al receptor.

Todo lo anterior mencionado es el detonante de esta relación de la química con lo dañino. Por eso los maquillajes, alimentos y demás artículos de nuestro uso diario ponen todo tipo de anuncios en sus envases para decirnos que están libres de compuestos químicos dañinos; pero entonces, están llenos de sustancias naturales benéficos para la salud, o como esta más de nada llamarlos, compuestos orgánicos —pocas palabras tiene un significado tan arraigado a la química como lo es la palabra orgánico—.

De esta manera, el consumidor se imagina que esa sustancias químicas son creadas dentro de un laboratorio clandestino, lleno de químicos excéntricos, cuya única finalidad es causar mal en la sociedad; pero vaya sorpresa, esos mismos químicos excéntricos son los encargados de que las “sustancias buenas” estén dentro de esos productos, entonces ¿Qué pasa? ¿Los compuestos químicos son buenos o son malos? Pues, pueden ser ambos.

Comencemos por conocer la definición del término; busquemos el ejemplo más rápido y sencillo, ósea google: Compuesto: En química, un compuesto es una sustancia formada por la combinación de dos o más elementos diferentes de la tabla periódica.

Más claro, el agua, este líquido es un compuesto químico formado por la unión de millones de moléculas idénticas, estas moléculas se crean por medio de la combinación de dos átomos —también llamados elementos químicos— de hidrogeno y uno de oxígeno. Y esa misma lógica funciona para más líquidos que conocemos, como la leche, el aceite, el atole, el refresco etc., todo estos son sustancias que se crean a partir de la combinación de diferentes moléculas, las cuales a su vez son la unión de diferentes átomos. Y ¿Qué creen?, esa misma lógica aplica para, literalmente, todo lo que nos rodea, el smog, nuestro celular, nuestros cabello, nuestra ropa, nuestra casa, todo lo que existe y que podemos tener contacto con ello, en esencia, es el resultado de la unión de diferentes átomos; desde esta óptica, la química está en todo, no importa si es catalogado como bueno o malo, es química.

Entonces, si todo es química ¿Por qué algo es bueno y algo es dañino? Porque, como escribí unos párrafos antes existen compuestos que son creados sintéticamente dentro de un laboratorio, es decir que no se generan en el medio ambiente de manera natural.

Como ejemplo de nuevo, el agua, es un compuesto natural, no se crea en un laboratorio, mientras que el refresco es una sustancia sintética, ya que es creado por manos del hombre, pero aun así, ambos son compuesto químicos. Solo que la publicidad, la ignorancia y el conformismo se ha encargado de que los compuestos naturales no lo relacionemos con nada más que (valga la redundancia) la naturaleza, por ende, algo bueno; y los compuestos sintéticos, es decir, “los malos”, sean directamente relacionados con la química.

Para concluir, esto no quiere decir, que los productos sintéticos hayan sido creado específicamente para dañar al prójimo, tengamos presente que los medicamentos y curas para distintas enfermedades también son desarrollados dentro de un laboratorio -hasta ahora no existe una planta que sus semillas sean aspirinas-. Es solo que (esto también me gusta repetirlo), la ciencia no es estable, está en constante cambio, lo que ayer nos producía un bien, hoy puede generar efectos adversos en ciertas personas, o puede causar malestar al combinarse con otro medicamento o sustancia (como el alcohol), es por ello que cuando algún producto creado dentro de un laboratorio causa un mal, se vuelve algo viral, sin embargo, ese producto no se creó con esa intención.

Tengamos siempre presente que la ciencia está avanzando constantemente, pero es normal que tenga tropiezos y malos ratos, pero lo importante es que va mejorando y aprendiendo de sus primeros pasos, lamentablemente es más fácil recordar lo malo que lo bueno.

 

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