Cumpliéndose temores de Jorge Carpizo

 

Felipe Victoria

 

Hace dos décadas con dos años transferían al fundador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos a sudar la gota gorda como procurador general de la República, para ver si desde esa posición cumplía sus recomendaciones hechas en la CNDH.

A Ignacio Morales Lechuga lo enviaron de embajador a Francia para proteger su vida dejando el mando de la PGR, después de relevar al dipsómano Enrique Álvarez del Castillo, cuando el que mandaba en la PGR era el durísimo Javier Coello Trejo.

Claro que no era lo mismo criticar desde fuera a la PGR que estar dentro con las amenazas hasta el cuello y como un imperio de la impunidad, avizoró Jorge Carpizo McGregor, en 1993, desde la PGR, al México en proceso de colombianización, mientras la aristocracia de la burocracia se especializaba en montaje de escenas policiacas para darle atolito con el dedo al pueblo, pretendiendo convencerlo de “versiones oficiales” convertidas en “verdades legales”.

Las premoniciones de Carpizo en Zarco y Violeta y después en Bucareli, se han ido cumpliendo una por una, lamentablemente en la institución que él fundó en junio de 1990, fueron perdiendo la brújula hasta convertirse en un elefante blanco ahora, que inhibe la necesaria energía legal de las corporaciones policiacas y privilegia los derechos humanos de la delincuencia inhumana y despiadada.

Al ya muy famoso presunto delincuente sinaloense Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, alias “El Chapo”, primer “triunfo” de Carpizo, le tocó la extraña suerte de figurar en esos montajes oficiales desde mayo de 1993, cuando en el reparto lo pusieron de villano en la muerte por consigna del Cardenal Posadas en Guadalajara, encarcelándolo primero en Almoloya y después en Puente Grande, Jalisco, decomisándole sus caballos bailarines pura sangre y su residencia en Pichilingue, Puerto Marqués, en Acapulco.

En el 2000 tacharon a “El Chapo” de artífice patrocinador de la llegada de Fox a Los Pinos, provocando que el candidato priísta Francisco Labastida perdiera y en enero de 2001 pasó a caracterizar al prófugo “más buscado pero mejor protegido” durante dos sexenios al hilo, en que el presidente blanquiazul Calderón jugó a la guerra contra el narco, pero nunca molestó Guzmán Loera desde su escondite tropical con muchas brisas.

Llegando el priísta Enrique Peña Nieto al poder se dio el momento de recapturar a “El Chapo” con ayuda de la DEA lográndolo en Mazatlán, en febrero de 2014, pero en julio de 2015 se escapó peliculescamente del Penal del Altiplano mediante un túnel fantástico.

El viernes pasado, nuevamente ¡El Chapo a escena!, pero ahora lleva coestelares como la actriz Kate del Castillo y Sean Penn, que urdían producir una película biográfica del capo.

El pasado lunes el catedrático jurista de abolengo René González de la Vega, exprocurador de Guerrero con Ruiz Massieu y prolífico autor de textos sobre leyes opinó lo que me atrevo a compartirles:

“Hay quienes quieren ver una acción lícita, al menos justificada, en el caso de la supuesta entrevista de dos actores –no periodistas, como Scherer— con un reo extraído a la acción de la justicia.

“Su razonamiento, muy precario, es que su conducta se justifica al estar de cara al ejercicio de un derecho, consistente en la libertad de prensa y expresión.

“En primer lugar centran su atención en el evento exclusivo de una supuesta entrevista publicada recientemente en una revista electrónica. Según se sabe ahora, los contactos entre los involucrados se remontan a 2014. La supuesta entrevista se realiza en octubre pasado, y hay que ver su formato y presentación. Se hace pública recientemente y en virtud de que los tratos comerciales y personales de ambos lados de la entrevista construyeron las pistas para la recaptura del reo.

“La justificante del ejercicio de un derecho requiere que ese ejercicio de un derecho no implique comisiones delictuosas, pues ningún derecho es absoluto en su ejercicio.

“Es preciso distinguir el ánimo o dolo en la conducta; no es lo mismo una actividad puramente periodística basada en un animus narrandi, tal vez, a que la filmación sea material promocional para un documento fílmico basada en negocios, que nos habla de animus lucrandi.

“Permitamos que se investigue sin levantar defensas adelantadas, es necesario conocer la verdad material de los hechos. Si hay periodismo en verdad, en protección a los verdaderos periodistas, pues a exonerar de todo, pero si no fue así, hay que saberlo.

Zapatero a tus zapatos, diríamos a los improvisados penalistas”.

Siempre es bueno escuchar a los doctos en materia legal, mientras los políticos nos entretienen con sus montajes en escena haciendo sufrir a los fans de Kate del Castillo y Sean Penn.

Los “caminos de inteligencia de la DEA” incluyen mimetizarse en toda actividad metiéndose hasta debajo de las coladeras, ¿por qué no infiltrarse entre gente del cine utilizándola de señuelos?

Arely Gómez encontró otro fuerte distractor para la opinión pública, pues Kate del Castillo es “heroína villana” de cine y series televisivas, mucho habrán de especular si se les ocurre involucrarla a ella y a Sean Penn en encubrimiento u otras induras. ¡Ay nanita!