El caso de Nestora Salgado muy complicado.— El Mando Único es la mejor y casi única posibilidad para mejorar la seguridad

 

Enrique Vargas

 

El caso de Nestora Salgado, quien fungía como comandante de la policía comunitaria de Olinalá es el que más se ha complicado, aunque grupos de presión se han encargo de insistir más en su liberación, pero la realidad muestra que hace unos días le fue confirmado nuevamente un auto de formal prisión por uno de los delitos de que se le acusa, de modo que no parece cercana la posibilidad de que sea liberada, porque hay delitos en los que incurrió que no pueden ser anulados o ignorados sólo por la presión de los grupos que la defienden.

Nestora, hay que recordarlo y asumir que actuó con mucha irresponsabilidad, pues al mando de un grupo armado se creyó intocable e impune, porque suponían en ese entonces, ella y sus seguidores y defensores que no podían tocarla, además de que su grupo armado aseguraba que estarían con ella y en contra del gobierno si trataban de aprehenderla.

Nestora creyó realmente que tenía bajo sus órdenes al municipio de Olinalá y hasta enfrentó a la presidencia municipal a la que había rebasado con acciones, que ahora se nota eran ilegales.

Secuestró a mucha gente, entre ellos el síndico municipal y no obstante los requerimientos que se le hicieron para que lo liberara, se negó a hacerlo, porque de hecho había asumido una actitud personal de hacer a un lado a las autoridades municipales e imponer sus decisiones y criterios sin tomar en cuenta las limitaciones legales que enfrentaba.

Nestora, deben reconocerlo sus seguidores, se había envalentonado e imponía su voluntad sin tomar en cuenta a quienes le pedían que no se excediera y que cumpliera básicamente con los preceptos legales en las detenciones que hizo.

Además del síndico apresado, al que acusó de abigeato sin tener las pruebas suficientes para sostener la acusación, encerró y sometió a “reeducación” a varias jovencitas, a las que obligaba a hacer diversas actividades para cubrir las necesidades de los policías que comandaba la señora Nestora.

Además, se había confrontado con los dirigentes indígenas de San Luis Acatlán, donde funciona en buenas condiciones la policía comunitaria original protegida por la Ley 701 que se refiere a los derechos de autodefensa de las comuniddes originales.

La realidad es que Nestora se excedió en las limitadas facultades que tenía, aunque ella supuso que podía hacer lo que quisiera sin tener que rendir cuentas a nadie y sin regular su acción con la entonces Procuaduría de Justicia del Estado, dependencia oficial a la que no le reconocía legalmente.

Por eso se ha dificultado su liberación, porque hay gente afectada que demanda que se le aplique la ley por los abusos que cometió con ellos, que están bien tipificados en las leyes penales del estado.

Una situación semejante enfrentan los otros “comandantes comunitarios” que atacaron y agredieron a policías y las autoridades municipales, como en el caso de los detenidos de Tixtla, donde protagonizaron un enfrentamiento muy violento al atacar la alcaldía y agredir a los policías locales que la protegía, a quienes golpearon abusivamente en grupo, además de despojarlos de armas automáticas de uso exclusivo del Ejército, que había autorizado a los policías oficiales.

El gobernador Héctor Astudillo señaló que estará muy atento a las acciones y decisiones que se tomen en el caso de Nestora, pero se sabe que no está en sus facultades liberar a esos detenidos que están a disposición de los jueces que llevan sus causas, los que no pueden ignorar los reclamos y demandas de las personas que fueron detenidas o de hecho secuestradas, porque no tenían facultades legales para hacerlo o debieron entregarlas a las autoridades ministeriales; es por esa razón que hasta ahora no se ha podido promover alguna acción para liberar a Nestora y a los comandantes, como el de Tixtla, que están sujetos a proceso, porque no supieron limitar sus acciones, sino que abusaron, ya que pensaron que no los frenarían, ni anularían los abusos que cometieron contra mucha gente y contra la paz y seguridad de varias ciudades y otras poblaciones.

EL MANDO ÚNICO ES LA MEJOR Y CASI ÚNICA POSIBILIDAD PARA MEJORAR LA SEGURIDAD.— En la actualidad la vigilancia y las acciones contra la delincuencia están en su mayor parte en manos de las corporaciones federales como la Policía Federal y la Gendarmería, que tienen el apoyo del Ejército y la Marina cuando la situación se agrava o alcanza niveles de mayor peligro.

La policía estatal y las casi inexistentes municipales hacen lo que alcanzaban a realizar, dadas sus limitaciones de capacitación, entrenamiento y de equipo suficiente y del nivel necesario.

Es decir, que las policías estatales o municipales no están en condiciones de enfrentar el problema que plantea la delincuencia organizada, especialmente, que ha alcanzado niveles preocupantes.

La mejor posibilidad de cubrir las necesidades y superar a la delincuencia es la integración de una policía estatal con la capacitación y el equipo suficiente para poder contener a los delincuentes que están mejor equipados en su mayoría, que actuaría con un mando único, centralizado, para tomar acciones bien orientadas y que respondería a un trabajo de inteligencia y de detección de las zonas y municipios donde se requiere su presencia y sus acciones de mayor fuerza.

No hay ningún municipio que tenga o pueda organizar en el tiempo requerido una fuerza policiaca suficiente que logre cubrir sus necesidades, de modo que el Mando Único es, como señalamos, la mejor opción y casi la única, para que en un plazo no muy largo, de seis meses, como planteó el gobernador HAF, pueda empezar a actuar con suficientes posibilidades de enfrentar el problemas que ahora se vive.

Sin embargo, hay alcaldes, como el de Acapulco, que se ponen sus moños y anuncian que estudiarán la situación, cuando los hechos muestran que no tiene posibiliddes de crear una policía municipal eficiente y con posibilidades de cumplir cabalmente con la delicada responsabilidad que les corresponde.

Sólo pueden hacerse cargo de la vialidad y de los problemas menores, no más.

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