* 4 de enero Día del Periodista

 

A la memoria del maestro Enrique Maza
hombre de una dignidad y valor incorruptible
y quien bautizara al semanario Proceso
con el agua terrenal de la ética periodística 
y del verdadero camino de salvación por la palabra
(1929-2015)
Isaías Alanís

 

En este país y en este mundo donde lo que menos importa es el asesinato de periodistas, me parece absurdo celebrar un día especial para congraciarse con el poder. Sobre todo cuando éste atenta a diario contra la libertad de expresión.

En México Tenochtitlan, los tlacuilos fueron muy respetados por su trabajo y en especial los que se dedicaron a la crónica, por eso nace uno de los primeros colegios en México.

Pero a lo que voy es que ahora, con tal de entrar al templo del consumismo, los medios masivos de comunicación han establecido días especiales y ofertas exclusivas de temporada y con el 30% de descuento a portadores de tarjetas verdes, rojas y amarillas. Por eso hay día del compadre. “No es buen compadre aquel que no le trepa a su comadre”. Del abuelo, del padre, de la madre, de la abuelita, del carnicero, del herrero, del broker, del pederasta, de las once mil vírgenes y de los atrabiliarios, perseguidos, cachondos, infames, pendejos, traileros, microbuseros, yunteros, tractoristas; y políticos que cuentan con santo. Y uno de los más importantes en tiempos modernos el sagrado día del narco Jesús Malverde, de la santa muerte y de San Judas Tadeo, y ayer 6 de enero el día de la enfermera.

El origen de esta celebración en América es inmenso y como no pienso meterme en honduras, me atrevo a escribir que en México gracias a don Manuel Caballero, quien muriera el 4 de enero supuestamente en 1826 y por ser considerado el padre adoptivo del report inglés en tierras chichimecas, a alguien se le ocurrió que a partir de esa fecha los periodistas de México se reúnan para celebrar el día en que un ilustre aporrea teclas muriera de causa no tan natural como la pobreza.

El asunto aquí se pone escabroso, porque el llamado eufemísticamente “cuarto poder”, es fundamental para una sociedad en movimiento, en constante cambio, es vital para propagar la realidad cotidiana e informar fiel y verazmente de los acontecimientos de una comunidad, pueblo, ciudad o nación; pero “lástima Margarito”, porque los poderes políticos y facticos terminan por coartar las libertades a mentes brillantes, lúcidas, que deberían ser los guías de una nación en momentos difíciles, de apogeo o de transición. Ya que éstos se aprovechan del trabajo del periodista para su propio beneficio, pasando por encima no solo a las leyes de una República, sino al principio de libertad y ética de los propios comunicadores.

En la Nueva España, a la monja Sor Juana Inés de la Cruz la intentaron silenciar, y lo que nació de esa intentona de acallar una voz privilegiada, sensible, inteligente y comprometida con la ética de la verdad y del conocimiento, fue el nacimiento de la prosa mexicana con la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz.

La misma suerte corrió Joaquín Fernández de Lizardi, que fue encarcelado por satirizar a los ricos españoles, virreyes soberbios, mitrados sin escrúpulos y licenciosos, perversos y profanadores de cuerpos femeninos y masculinos, a damas de la corte, y de ahí pal real al conglomerado de la sociedad novo hispana.

De ese gran vacío novo hispano a los hombres pensantes de reforma y revolución, el periodismo crítico fue la guía de este país. El Nigromante, Altamirano, Zarco, a los hermanos Flores Magón, los clubes maderistas, no se olvide que la revolución nació con el título de un libro cuyo, eje doctrinario en tiempos de la dictadura porfirista; “Sufragio efectivo no reelección” que ya no funciona para nada. Porque en este país los políticos se reciclan y se reeligen y no sólo se vende la patria, el petróleo, la cultura, ahora que con la nueva secretaria se va a poder alquilar Teotihuacán para una gala de Dior o del Teleton contraminado por el dinero sucio de Marcial Maciel y sus ángeles exterminadores de niñas y niños con capacidades diferentes; también la palabra, el verbo, la capacidad inteligente de los hombres y mujeres pensantes de la República, se ha visto mermada; a Carmen Aristegui la convirtieron en un ícono y así por el estilo. Sin embargo, existe un bateador emergente que ha roto ciclos de ostracismo, las redes sociales, que a veces sirven para maldita la cosa y otras son los ojos de millones de gentes.

Ante estos senderos que se bifurcan, celebrar el día del periodismo con los cientos de cruces de compañeros caídos en todo el país y en los últimos años y meses en Veracruz, sin que al gobernador de esa entidad lo llamen a rendir cuentas por su probable colusión con estos crímenes, que van de Digna Ochoa al foto periodista asesinado con otras personas en la ciudad de México; se me hace que esta celebración en México es huera, anodina y baladí, mientras las cifras de muerte de periodistas son escalofriantes, porque México es uno de los países más peligrosos del mundo para los periodistas. En la última década han sido asesinados más de 80 periodistas y 17 han desaparecido. Algunos medios de comunicación son blanco de ataques armados y de amenazas. ¿Quiénes están detrás de estas intimidaciones? ¿Los cárteles de la droga, los gobernantes corruptos cuyo objetivo es silenciar a los periodistas comprometidos con la verdad?

Mientras no exista una auténtica libertad de expresión y que los periodistas escriban con veracidad, sean guías de la sociedad y del gobierno, y no paleros suyos, con mucho sentimiento le digo don Manuel Caballero que de nada sirvió haber hecho su trabajo y que a algún malilla se le ocurrió que cada 4 de enero, los comunicadores se reúnan a celebrar su día con barbacoa, chilorio, carnero, tamales de camarón, cochinita pibil, arrachera, tacos de seso, pozole, birria, burritas y burritos.

De reojo

¿Qué les trajeron los Santos Reyes?