* Entre periodistas te veas….

 

Karmelynda Valverde

 

Este lunes 4 de enero, se celebra en mi tenocha país el “Día del Periodista” y aunque no hay una referencia oficial sobre esta celebración en Mexicalpan de las Tunas, algunas fuentes señalan que obedece a Manuel Caballero, periodista y literato que revolucionó la industria periodística en mi México lindo y querido; quien además es considerado el “Iniciador del Reporterismo” y fue llamado también “El Decano del Periodismo” por el periódico “El Demócrata”, quien falleciera un 4 de enero pero de 1926 en la capital mexicana.

En el marco de esta celebración, diferentes gobiernos federales han premiado a periodistas que han ejercido su profesión con “responsabilidad y objetividad”. En mi chilenero y pozolero estado, en algunas administraciones ha habido festejo y hasta rifas de patas de hule. En las administraciones municipales algunos ediles se han puesto bellos años atrás con algún convivio y pueque algún regalito si andan querreques.

Digo, tampoco es obligación constitucional, aunque esto la mayoría de las veces les pone zurumbaco el entendimiento a algunos compañeritos plumíferos que a producto de gallina “culeca” reclaman “conbebio alusivo” con cargo a la “mesma administración”.

En otros casos, se padece el ‘Síndrome del gusanito’ o el complejo del “Malquerido” señalando a tal o cual alcalde, de no querer nada con la cuatitud plumífera. ¿Pos qué será imprescindible que nos andemos picando el ombligo con ellos pa’ dilucidar que la cuatitud alcaldicia no nos tiene ojeriza? Cuando hemos sido nosotros mismos los causantes de que menosprecien nuestro trabajo, porque somos los primeros en faltarle el respeto a esta noble labor que en muchos de los casos, es el único ingreso que tenemos. ¡Digo!

Así lo escribí hace año y medio en una Neta que publiqué en ocasión del “Día de la Libertad de Expresión”… ¡y va de nuez!. Somos periodistas, comunicadores, ya sea de carrera o habilitados de forma autodidacta, hechos en la marcha como yo comprenderé, pero no talibanes, ni mercaderes y mucho menos extorsionadores. ¡Porqué carambas tenemos que actuar como viles malandros, intimidando a funcionarios públicos, bajo la premisa de publicar algo no muy benéfico para ellos si no nos apoquinan un billullo!… o igual de “piors” nos pasamos por el arco del triunfo la probidad que se supone que como seres humanos y periodistas debemos tener, hacemos ñiqui el profesionalismo que también debemos poseer y pa’ acabarla de jorobar cajeteamos la lealtad que se impone poseamos hacia la empresa para la que trabajamos… ¡en aras de pañar chayote!

Caray, caray, y esto va de ribete: porque jijos del máiz prieto, tenemos que andar mirando moros con tranchetes en otros campos cuando ha quedado demostrado, en no pocas ocasiones, que el peor enemigo de un periodista es… ¡otro periodista, chintehua! Suena “fiero pero es neta. Estoy aptodimoder de escuchar a un compañero plumífero tirarle mala onda a otro, porque saca más rápido pa’l chivo que el quejumbroso y envidioso.

¡Ah! y tratándose de que un compañero o compañera, apañe Dirección de Comunicación Social en algún ayuntamiento ¡Cristo de la gloriaaaaa, arde Troya!, y salió el verso sin mucho esfuerzo, pero al fin neta del planeta. Los periodistas en mi pozolero estado estamos más divididos que un origami y solamente nos unimos para tirarnos calor unos a otros. Unos a otros llamándonos chayoteros. Unos a otros mal mirando nuestro desempeño, embarrando de cuita tan noble y hermosa profesión.

Quiera papá Dios tocar nuestros corazones y llenarnos de su amor y nobleza para ver a cada uno de nuestros compañeritos plumíferos con los mismos ojos con los que Él nos ve. Quiera además darnos sabiduría para aprender a dignificar el quehacer periodístico y dejemos de hacerlo ñiqui entre nosotros mismos.

Y si neta, de verdad queremos celebrar, no esperemos a que ningún funcionario, llámese alcalde, coordinador o director municipal o estatal nos piche la pachanga. Reunámonos sin patrocinio y convivamos en santa paz. ¡He dicho!