* 2015: el “Año de Hidalgo” con “Royer” Ortega

* Xavier Olea: “fue como la explosión de una bomba”

* Robespierre Robles: “fue una destrucción a propósito”

 

JORGE VALDEZ REYCEN

 

En abril del 2011, el saldo heredado por Zeferino Torreblanca Galindo lo definían los números: 10 mil despidos injustificados, quebranto por 10 mil millones de pesos en la SEG, media docena de denuncias penales a Ricardo Cabrera Morfín, José Antonio Bajos Valverde, Patricia Díaz, entre los ex funcionarios más visibles y la compra de un helicóptero inservible con sobreprecio millonario…

En mayo del 2005, el procurador de Justicia, Eduardo Murueta Urrutia, informó sobre 20 órdenes de aprehensión contra ex funcionarios del gobierno de René Juárez Cisneros. Y Zeferino dio la lista de Verónica Muñoz Parra, Homero Ramírez Serrano, Pascual Luna Medina, Guadalupe Félix Alfaro, Diego Díaz Padua, Víctor Manuel Ortega Corona, Ramón Leal Álvarez, Linda Karina Ríos Radilla, Cytlali Aparicio Mendoza, entre otros, por peculado de 17 millones de pesos.

En febrero del 2015, el hermano del gobernador Ángel Aguirre Rivero, Carlos Mateo, es detenido por la PGR acusado de peculado por 287 millones de pesos, pero es liberado al no reunir pruebas la PGR en su contra. Sin embargo, permanecen en prisión los integrantes de la familia Hughes… Todo apuntó a una vendetta disfrazada de acción contra la corrupción.

Los anteriores ejemplos periodísticos, ya profusamente publicados por los medios de comunicación representan evidencias de que han fallado las medidas preventivas para evitar este tipo de escándalos que dañan la moral pública de toda la administración o gobierno, como prefiera llamarlo.

Zeferino hizo escarnio de René Juárez. Aguirre Rivero exhibió las corruptelas de Zeferino en su “edificio inteligente”, el helicóptero inservible (que ya opera, por cierto) y tantas porquerías que toleró de Pepe Toño Bajos Valverde y otros segundones corruptos.

A Aguirre lo sucedió Rogelio Ortega Martínez y una camarilla de torpes, advenedizos y voraces que saquearon impunemente las finanzas. Con “Royer” la Fiscalía General se convirtió en un ente amorfo, sin rumbo, sin dirección y botín de amigos, compadres y familiares de Miguel Ángel Godínez Muñoz, el más mediocre de todos los procuradores y fiscales de la historia de Guerrero.

Xavier Olea Peláez define la entrega-recepción de la FGE como “si hubiera explotado una bomba” en las oficinas, donde están destruidos el mobiliario y han desaparecido expedientes y averiguaciones previas en curso de investigación.

Robespierre Robles Hurtado, magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia, también coincidió en  el balance tras 60 días de entrega-recepción de la administración de Rogelio Ortega: “dejaron una destrucción en oficinas: como si a propósito hubieran desbielado motores de vehículos. Creéme: es como si destruir hubiera sido la consigna”. Dejaron inservible el mobiliario de oficinas y como “si hubieran estallado una bomba nuclear”, bromeó el carismático jurisconsulto.

Es 2015, el “año de Hidalgo” que la picaresca social dedica a los corruptos en su burla de “chingue a su madre el que deje algo”… Lenguaje bufonesco, para vergüenza de aquellos que entregaron más de 30 o 35 años de sus vidas a la burocracia y viven con su pensión raquítica de ocho mil pesos mensuales.

Es el Guerrero que la gente no quiere. Es el del abuso del poder y los excesos llenos de excentricidades, extravagancias y la más absoluta de las impunidades.

Nos leemos mañana… SIN MEDIAS TINTAS.