Jorge VALDEZ REYCEN

 

* El efecto Añorve en el gobierno estatal

* Lecturas que sobrevaloran su incidencia

* La elección del Fiscal, ejercicio aritmético

 

Para quienes sobrevaloran y redimensionan la cualidad política de Manuel Añorve Baños en la toma de decisiones en Guerrero, tienen una lectura equivocada. Atribuirle al secretario de Operación Política del CEN del PRI la capacidad de incidir en determinado hecho, constituye para el político de la Costa Chica un motivo de satisfacción personal, pero nada más.

El “efecto” Añorve en Guerrero fue con fines electorales, cuya cúspide se alcanzó el 7 de junio pasado. Quienes se quedaron prendados en las fechas del calendario, debe ser motivo de actualización y no sufrir desvaríos en cuanto a imputarle un poder inexistente, sólo en las mentes de quienes lo han visto como adversario en las lides electivas.

Ricardo Mejía Berdeja, legislador por el Movimiento Ciudadano y muñeco de ventrílocuo de Walton, ha mostrado un marcado desarraigo a las formas del ejercicio político, ignorando trayectorias y grupos de familia que en los últimos 50 años han sido clave en la historia de esta entidad. Él, como no es guerrerense, no sabe nada.

En lo que respecta a otros diputados pertenecientes al PRD, se debe recordar a quienes no conocen las leyes que los legisladores “son inviolables en sus decisiones” y cualquier motivo de extrañamiento, acotación o sanción a sus funciones inherentes al fuero legislativo son inconstitucionales. O sea: sus deberes y acciones están a salvo.

Y es que resulta insólito que el hermano de Beatriz Mojica Morga ni siquiera haya tomado en sus manos la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Guerrero y repase los capítulos del Poder Legislativo sobre sus atribuciones. “Chamaqueado” por alguien que le sopla en las orejas lo que él, por falta de criterio ignora, asume las consecuencias del ridículo y la vergüenza de no saber lo que dice y por qué lo dice.

Por lo que respecta a los integrantes noveles del parlamento guerrerense, las elecciones del magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia y del Fiscal General del Estado, Robespierre Robles Hurtado y Xavier Olea Peláez, están sustentadas en el marco legal. No hubo nada fuera de la ley. Fue un ejercicio de aritmética, el contar y sumar los votos.

Invocar la moralidad, es un artilugio retórico, subjetivo que sólo atrae ruido y voces, pero dentro del contexto democrático de libertades que gozamos todos, algunos no compartirán esos argumentos o los dejarán de escuchar.

Ahora bien, creo prudente recordar a quienes atribuyen a Manuel Añorve Baños un poder extrasensorial, de vidente o sentido paranormal en la toma de decisiones en Guerrero, que el gobernador es Héctor Astudillo Flores. Fue él quien envió la terna para elegir Fiscal. Lo mismo hizo al proponer a Robles Hurtado en el TSJ. ¿Entonces?

No hay motivo, pues, para crear escenarios ríspidos donde no los hay. La ofensiva de Luis Walton Aburto contra Manuel Añorve Baños tiene ribetes vengativos, pues su pugna ya es añeja. Lo que revela una frustración personal que se traduce en mucho rencor. Y eso en política resta y divide, en otro ejercicio de aritmética.

Añorve estuvo el fin de semana respondiendo los buenos propósitos de quienes lo ven como un “factótum” de la política. Sonrió, dijo no engancharse y seguir observando desde lejos el desarrollo del inicio del gobierno de Héctor Astudillo.

Por cierto, ayer lunes encabezó la reunión de gabinete desde la tecnología computacional. O sea virtual y a todos encargó no hacer “San Lunes”. Lo siento por aquellos que no van a gozar de sus vacaciones decembrinas como los demás, porque tendrán días difíciles de ardua chamba. Y quienes falten, serán cambiados… “Hay una larga fila de gente esperando turno”, les advirtió… Nos leemos mañana, SIN MEDIAS TINTAS.

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