Felipe Victoria Zepeda
¿Astudillo terminará con el “borrón y cuenta nueva”?
Recuerdo cuando un sábado estando en la casa que habitaba Don Alejandro Cervantes Delgado en Acapulco, él platicaba telefónicamente con alguien muy importante de Tabasco aconsejándole esperar mejores tiempos antes de lanzarse.
Le recalcaba lo dicho por José Francisco Ruiz Massieu: “o cambiaba el PRI o el pueblo lo cambiaría”.
No fueran pocas veces las que el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano invitó a Don Alejandro a incorporarse al entonces pujante PRD, pero el maestro y economista chilpancinguense tenía una convicción personal muy firme hacia “su partido”, bastante parecida a la del abogado Manuel Añorve López, quien detestaba a los saltimbanquis y trapecistas políticos.
Para ambos debía estarse con el campeón hasta que fuera derrotado; el tricolor perdió México en el 2000 con el panismo, y Guerrero en el 2005, con la sofisticada maroma de postular a un empresario abarrotero como candidato externo del PRD que menospreciaba y ninguneaba.
Doce años se pasó noqueado sobre la lona el PRI a nivel nacional y diez en Guerrero; por eso afinaron estrategias para recuperar el mando estatal como fuera y el alfil del triunfo fue el partido Movimiento Ciudadano (antes Convergencia), al no aceptar Luis Walton Aburto coalicionarse con las tribus y corrientes que a regañadientes postularon a una inquieta mujer, misma a la que tampoco dejaron presidir el PRD y la dejaron como segunda de un “dirigente” externo.
El divisionismo y la indisciplina perredista no aprenden que así nunca llegarán a Los Pinos, incluso su mesiánico líder acabó por crear su tal MORENA, donde reciben hasta cascajo con tal de fortalecerse para el 2018, en que calculan que ahora sí se le haga el milagrito al tenaz tabasqueño que virtualmente desplazó al jerarca fundador Cárdenas, que dentro de unos días dará chisporroteantes sorpresas.
Cuando dejó las filas priístas le fue bien con su PRD al que ya no pertenece, así que ahora estrenará un gran trabuco con los de izquierda donde figurarán guerrerenses acapulqueños muy populares, pulverizando las ruinas perredistas evidenciadas por sus nexos con el temible narco igualteco amapolero.
Para el PRI, excelente que se sigan haciendo trizas los opositores, la situación es tan difícil que urge que Héctor Antonio Astudillo Flores, triunfador en las elecciones de junio, se legitime con acciones vigorosas e inusitadas fuera de serie.
El estupendo slogan y lema de campaña “orden y paz”, es una meta dificilísima de alcanzar y pareciera que les quedó muy grande, pues no se ha de concretar con jarabe de pico, ni planes guajiros fantasiosos.
Hoy más que nunca se necesita congruencia entre los dichos y los hechos, a la delincuencia organizada no hay que hacerle gestos, sino de plano dejarles caer y aplicarles la ley sin concesiones ni perdones, sin que les tiemblen los pantalones.
¿Tiene con queso las aceitunas Astudillo? Recuerdo cuando Cervantes Delgado se trajo personajes de fuera a dirigir la Policía Judicial en la Procuraduría como Roberto Martínez Iglesias y Francisco Antonio Botello Vizcarra para que hubiera prontos resultados efectivos.
El famoso litigante penalista Xavier Ignacio Olea Peláez como sea fue designado por mayoría en el Congreso local para ocupar la Fiscalía General, al fin y al cabo no fue concurso de simpatías ni belleza, y tal vez se aplicó aquella sabia premisa de que “un buen procurador debe ser más cab… que bonito”, para que traiga a raya a los maleantes y los ponga en prisión sin excusa ni pretexto.
Con quien se debe quedar bien procurando justicia, es con el pueblo víctima de la inmunidad e impunidad de la delincuencia.
Pero hay escalas y “clases” de maleantes, no todos son simples raterillos ni narquitos matones, hay personajes que traicionan su juramento constitucional al asumir el mando estatal y se agandayan desviando recursos públicos, se empachan y atragantan saqueando las arcas con maniobras de ingeniería financiera y sin ningún pudor entregan muy malas cuentas.
El nuevo secretario de Finanzas y Administración, Héctor Apreza Patrón ya le puso el cascabel al gato la semana pasada ante el Congreso, revelando cifras espeluznantes de los malos manejos financieros en la entidad que recibió Héctor Astudillo Flores quebrada y devastada.
En horas quizá, el nuevo gobernador hará pública su decisión entre seguir disimulando y evadiendo acciones contra maleantes de cuello blanco, o dar los primeros pasos para romper el círculo vicioso de saqueadores confiados en el uso y costumbre del “borrón y cuenta nueva”.
Si se atreve tendrá todo el apoyo de la Federación, léase PGR con Arely Gómez y de Inteligencia Financiera de Hacienda, con Luis Videgaray, así como el arrojo y colmillo del fiscal Xavier Olea; los ladrones de alta escuela a veces no tuvieron tiempo suficiente de borrar y quemar todas las huellas y no es tan difícil dar con ellas, cuestión solamente de voluntad política.
Guerrero en su historia necesita un precedente así, basta de “darle el avión” a los que se enriquecieron y no se conformaron con poder darse una vida honesta y digna, prefirieron las sombras del oropel mal habido con el que no han de caber en su tumba cuando les llegue su hora o los alcancen los achaques y la enfermedad.
¿Por qué pagar el pueblo los platos que ellos rompieron o se llevaron?