Mazón y el PRD: historias de cinismos

 

Noé Mondragón

 

 

¿Cuál es la razón por la que el dirigente estatal del PRD, Celestino Cesáreo Guzmán, avaló y dio su respaldo político a la creación de la tribu Movimiento Alternativo Social (MAS), cuando ello implica el retorno político del polémico ex secretario de Salud, Lázaro Mazón Alonso? ¿Acaso el reciente triunfo del PRD en Tixtla, les regresó a las tribus la plusvalía política perdida en los funestos y sangrientos hechos de Iguala del pasado 26 y 27 de septiembre de 2014? ¿Evalúan las perredistas que recuperando cuadros políticos devaluados, será garantía para ganar curules y alcaldías en la elección federal de julio de 2018? Hay que ir por partes.

TRIBUS: CINISMOS RECICLADOS.- Como la cultura de la impunidad se ha hecho perversa y cínica costumbre, no solo para los actos delictivos, sino para las trapacerías políticas, a muchos actores de la vida pública se les hace fácil regresar a dicha actividad, una vez que el amigo tiempo sana sus heridas. Sin un corte de caja democrático y justo –prendas que debería cuidar el PRD como presumible partido de izquierda—, y sin leyes que los alcancen, responsabilicen y sancionen ejemplarmente de sus cuestionables alianzas, pactos y acuerdos que tienden en la oscuridad, pero que son inconfesables; todo se vuelve válido para ellos. El borrón y cuenta nueva es el refrán popular que más les acomoda. Y de ahí se entiende todo lo demás. Se lee así: 1.- El ex secretario de Salud, Lázaro Mazón, podrá defenderse con uñas y dientes de los señalamientos públicos en su contra. Pero la realidad es que apoyó abiertamente al presidiario ex edil de Iguala y amigo suyo, José Luis Abarca Velázquez. Y eso no lo puede negar. Ahora se le hace muy fácil asumir que “cada quien es responsable de sus actos, yo no respondo ni por amigos ni por parientes”. El problema es que se le encontró responsable de esos ignominiosos apoyos. Fueron tan evidentes como la claridad del día siguiente. Y tanto peca el que mata la vaca, como el que le detiene la pata, señala otro refrán popular. El punto es que nunca se le tocó ni sancionó políticamente. Y hoy ya está de regreso en el partido al que justamente dio la espalda, para irse como candidato del Morena a gobernador. Y el dirigente estatal del PRD y algunas tribus afines a él, lo recibieron en el punto inmediato anterior a la algarabía y el júbilo. Con ello, enviaron señales muy claras en el sentido de que nada cambiará en ese partido. Y si cada alcalde, cada diputado o gobernador se llegara a involucrar por enésima ocasión, con la delincuencia organizada, no habrá ningún problema. Porque en la lógica de Mazón Alonso –que también comparte el dirigente estatal perredista—, “cada quien es responsable de sus actos”. Y por más cuestionables que estos sean, regresan con gloria. 2.- La dirigencia nacional del PRD, no puede sustraerse a lo que en Guerrero haga y opere su dirigente estatal. De hecho, esta coyuntura ya debió poner en aprietos al dirigente nacional Agustín Basave Benítez, y a la propia secretaria general y ex candidata a gobernadora, Beatriz Mojica Morga. Porque el sentido común lo indica todo: si el MAS derivó de una escisión de la tribu NI –que favoreció con la diputación local plurinominal a Sebastián de la Rosa Peláez, otro puntal político de Abarca Velázquez—, se entiende que ahora su reacción consistirá en condenar el regreso de Mazón. Y operar para marginar a esa naciente tribu. Pero si por el contrario, lo avalan y se hacen los disimulados, entonces significa que su retorno viene amarrado ya, desde el CEN del PRD. En detrimento de un partido al que no se le auguran buenas expectativas electorales. Y que con cada acción infamante y cínica como la anterior, le abre más la cancha al PRI para el futuro.

HOJEADAS DE PÁGINAS…El asesinato del director de Recursos Humanos del Ayuntamiento perredista de Acapulco, Luis Andrés Lara García y de su chofer, así como el atentado a balazos contra la encargada de los Ceresos, Virginia Aguilar Hernández –quien resultó herida—, en Chilpancingo, volvieron a enrarecer el clima social guerrerense. Se confirma así, que los ruidosos operativos policiales, no son eficaces.