A tres años del peñismo
Elecciones en Tixtla: ¿lección incierta?
Por: Isaías Alanís
Este martes uno de diciembre se cumplieron tres años de que EPN asumiera la Presidencia de la República. Desde su comienzo el peñismo dio tumbos mediáticos y sigue a la deriva entre fracaso y escándalo. La economía despuntaba al 3.9 por ciento. El barril de petróleo valía 101 dólares. El dólar costaba 12.88 pesos. Hoy, tres años después el billete verde cuesta 16.90, según fluctuaciones. Transcurrido un año se desplomaron en una crisis coyuntural interna por la novatada del gabinete atlacomulca y el crecimiento cayó a 1.07%. El petróleo ya bajó a menos de 40 dólares por barril. Creció el número de pobres pese a los programas para abatir la pobreza. Se incrementó el desempleo. En cuanto a derechos humanos y por el caso Iguala-Cocula, la imagen presidencial se desdibujó y se dispararon las cifras de muertos; durante el gobierno de Calderón, sumaron 27 mil 337 víctimas por cada 100 mil habitantes. Los datos del INEGI, contabilizaron en 2014, 28 mil 200 víctimas por cada 100 mil habitantes, lo que significa que estamos muy mal en homicidios y la perpetuidad de la violencia, y que la cultura del terror existe más allá de las novelas negras o de las mismas cifras del INEGI que en ocasiones están maquilladas.
Tlatlaya le pone fuego, mientras la violencia en Sinaloa, Michoacán, Tamaulipas y Guerrero no cesa. La fuga de El Chapo, el elixir sangriento de la Casa Blanca, las grabaciones de funcionarios pillados haciendo negocio desde su posición de secretarios de Estado y el gran salvador se convirtió en un presidente, que en la historia de México desde que se iniciaron las mediciones, nadie había llegado a los famosos 34% de aceptación ciudadana.
La reforma fiscal le pegó de rozón a empresarios menores y mayores y al respetable público de a pie; la educativa, los exámenes son vigilados por miles de soldados, gendarmería, policía federal y local, convertido en elemento de choque que hace tambalear al novel secretario de Educación “totalmente botox”, Aurelio Nuño, y pone en riesgo la gobernabilidad quebradiza del país, al extremo que una ala del PRD pide su renuncia.
Maestros enfrentando a granaderos; policía antimotines, tanquetas y la tecnología de la represión con la que se ha enjaezado el estado para contener movimientos sociales, que han brotado en el territorio nacional con material de guerra comprado con nuestro dinero.
Mientras, la narco élite permanece libre, acompañada por miembros del estado que nos permite ver con crudeza la complicidad inalienable que existe entre delincuentes y miembros de las policías.
En la cuerda floja la Nación va dando tumbos. Se tambalea, inmoviliza la economía, le pone freno al desarrollo y se desata una oleada de terror en todo el país. Herencia de seis años del calderonato y tres años de peñismo que ojalá y agarre vuelo pronto y revistan los hoyos negros del fracaso, impunidad, escándalos y corrupción en todos los niveles.
¿LECCIÓN INCIERTA?
En un escenario previo de asesinatos de comunitarios en el municipio de Tixtla, donde se ubica la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, se llevaron a cabo las elecciones para presidente municipal y contra todos los presagios, el PRD en coalición con PAN y PT, triunfó sobre el tricolor en ajustadas votaciones que presagiaban tormenta. Afortunadamente, como lo declaró el gobernador de esa entidad Héctor Astudillo Flores: “gano el pueblo de Tixtla y ganó la democracia…”.
Lo simbólico de este triunfó del sol azteca, es que mientras pierde en casi todo el estado de Guerrero en las pasadas elecciones, en el municipio dominado por auto defensas, comités de ciudadanos de barrio y vecinales, y centro de una de las tormentas que han colocado al Estado mexicano de rodillas por los sucesos de Iguala y Cocula, que erosionan la administración peñista, triunfó el PRD. Jilgueros oficiales nacionales han cantado y no se cansan de echarle la culpa al PRD de la desaparición de los 43 normalistas y seis ciudadanos asesinados durante los hechos del 26 y 27 de septiembre del 2014.
La paradoja es que “haiga sido, como haiga sido”, el PRD ganó por un escaso margen en los comicios extraordinarios en la cuna del novelista Altamirano.
Habría que hacer una reflexión sobre por qué triunfó el PRD y no el PRI, como lo indicaban todas las mediciones y cálculos políticos.
Lo acontecido el pasado domingo, ¿es un ejercicio que servirá al PRD para ser exitoso electoralmente? Hossein Nabor Guillén, miembro de la extinta corriente aguirrista (IPG) del sol azteca, ganó. Las lecturas son divergentes: ¿fue una negociación cupular para saldar cuentas en Tixtla al PRD, y válvula de escape para los supuestos implicados y una oxigenación al PRD a cambio de otras negociaciones desconocidas ante el empuje de MORENA?.
El triunfo del PRD se dio en un escenario plagado de irregularidades de todos lados, el duelo por el vil asesinato de comunitarios en el Fortín, y la perla de la corona haber ganado en un municipio donde tienen influencia grupos radicales y territorio de la Normal “Raúl Isidro Burgos”.
Hossein Nabor Guillén, ¿será un buen presidente en un municipio con 17 comunidades en pobreza extrema y una cabecera municipal sin drenaje sin equipamiento urbano a expensas de inundaciones, muertos y basura?
DE REOJO
La cabalgata en honor de mi amigo “Joan Sebastian” organizada por la UAGro ha tenido severas críticas. Como hombre de a caballo y escritor de libros sobre el tema, les sugiero diseñar cabalgatas históricas: “Las rutas de Morelos, “Los caminos de la arriería”, “Las rutas de Juan Álvarez”, etc. Guerrero fue un estado de arrieros y hay que visibilizar la cultura de la movilidad rural. La universidad es una institución para la investigación, el estímulo a ciencias, artes y demás campos del conocimiento, y no para divertir turistas en Acapulco, o para acrecentar el ego de los jinetes modernos, lucidores de caballos pura sangre e invitar a los campesinos que montan al épico “caballo criollo”.
Terminaré el próximo año el libro: “La Charrería en Chilpancingo”, donde toco algunos de estos tópicos.