Buscar Justicia en los medios

 

Felipe Victoria

 

Participar en la radio es una de mis pasiones predilectas, por la comunión que se establece con la audiencia hablando por quienes no cuentan con una tribuna pública, pero informando y entreteniendo.

Temas sobran y en gustos se rompen géneros, existen y operan tantas difusoras por eso mismo…

A ciertas personas les encanta escuchar música y canciones amenizadas con los puntachos de locutoras y locutores, a otras les fascinan los noticiarios y hay quienes prefieren los programas de opinión y polémicas donde analizan tópicos de interés para la comunidad.

Sin embargo los amantes de la radio que contamos ya con algunas décadas en nuestra existencia, extrañamos y añoramos aquellos programas de antaño, cuando habían concursos como esos del Dr. IQ, o de chascarrillos con Pepe Ruiz Vélez, o musicales descubriendo nuevas estrellas del canto, pero la programación reina fue la de las radionovelas que las amas de casa no se perdían mientras se ocupaban de los quehaceres hogareños, igual hubo series de aventuras que no se perdían en los talleres, medios de transporte y hasta en factorías…

Por supuesto que funcionaban estaciones con música selecta, boleros populares o rancheritas y vernáculas con los ídolos del momento y algunas especializadas en crónicas de eventos deportivos.

Negocio al fin, la radio se allegaba anunciantes para costear sus gastos de operación y obtener ganancias, la ubicuidad del medio lo convirtió en preponderante y necesario, trascendente para los gobiernos que tuvieron que ser muy celosos vigilantes de las opiniones y críticas vertidas al quehacer de altos funcionarios

Pronto los periódicos impresos tuvieron que hacerse de espacios en la radio y publicitarse, pero el placer estaba en leer los ejemplares con la nota completa, reportajes, artículos y columnas de plumas prestigiadas o temidas.

Cuando la televisión apareció la radio se sacudió perdiendo mucha de su clientela anunciante, pero logró sobreponerse y sigue muy presente.

De lo que es tabú hablar y la audiencia poco sabe, es de la hazaña de muchos para hacer y transmitir programas por la radio y ahora en la televisión de paga; siempre luchando por conquistar rating y sufriendo para cubrir el importe del tiempo de señal, pues las difusoras no gastan en producción.

Ahí está el difícil arte de caminar sobre esa cuerda floja…se “compra el tiempo” pero no hay libertad absoluta de decir lo que se quiera, porque primero están los intereses de las empresas que cuidan mucho sus convenios oficiales, a cambio de mesurar a los que salen al aire y el que no lo entienda ya no le venden minutos de transmisión ni pagados por adelantado…

Por eso comenzaron a aprovechar la clandestinidad y no censura previa en el Internet muchos apasionados del periodismo libre, pero la preeminencia la conservan radio y tv comerciales, que ya  comienzan a resentir la competencia de algún modo

Sí, claro que sí existen radio y tv de carácter oficial en varios estados de la república, pero nunca han atinado a saber ganarse auditorio y cuando comenzaban a lograrlo, se dan cambios políticos y a volver a comenzar a partir de ceros, navegando en el limbo de la cultura arrulladora somnífera que a pocos interesa, transformándose en onerosas cargas  públicas que no cumplen su cometido.

Cada día es más difícil soltar verdades incómodas en los medios audiovisuales y por ello  los programas audaces donde se atreven ganan preferencia, pero nadie puede ir a la guerra sin fusil ni haberes, menos trabajar por amor al arte solamente…

Hay gobiernos comprensivos y solidarios con el periodismo bien  intencionado aunque sea crítico, siempre y cuando no exceda los límites de la veracidad y objetividad. Los señalamientos de errores sirven de termómetro a funcionarios para detectar en donde fallan, pero es cuestión de criterio amplio para asimilarlo.

A ningún gobierno democrático y no autoritario le convendrá fulminar a la prensa…más vale una buena relación transparente y amable sin represión.

-¡Tilín,tilín!-Suena la campanita escolar.

-Maestra Pizarrina, ¿cree usted que hubiera un mundo feliz sin periódicos, revistas, radio y televisión?

-Ujule chamacos, si lo ha habido en siglos pasados, cuando ni la energía eléctrica habían descubierto.

-¿Cómo se entretenía la gente entonces teacher?

-Leyendo libros de todo tipo y aculturándose-Es fantástica la producción literaria hasta antes del siglo XIX. Cervantes de Saavedra escribió a la luz de velas y en prisión su inmortal Quijote de la Mancha.

-¿Se pueden ver sinopsis en el Internet?

-Claro y se los dejo de tarea de una vez.

-¿Es castigo profesora?

-No chamacos, represalia sería pedirles que toda una tarde miraran la televisión oficial, que otra vez se cayó en calidad pues de golpe y porrazo suprimieron programas que ya habían conquistado rating.

-Algo llegamos a escuchar en casa a nuestros papis, teacher, pero la neta ni ganas de asomarse.

-Piérdanle el miedo, no porque sea oficial tiene que ser mala ni aburrida. De tarea me buscan RTG y me traen una crónica de lo que vean y qué sugerirían para que les llame la atención, chamacos.