* El activista de ‘Tlachinollan’ dijo que, al igual que las movilizaciones, “responden a una lógica de protesta” de los normalistas, y pidió que las empresas “presten” los vehículos a los estudiantes

 

Redacción

 

El abogado del Centro de Derechos Humanos de la Montaña “Tlachinollan”, Vidulfo Rosales Sierra, reconoció que la toma de autobuses por parte de normalistas sí se configura como un robo, pero aclaró que los estudiantes “no lo hacen por gusto”.

En entrevista, el activista justificó el robo de autobuses que cometen los estudiantes de Ayotzinapa como parte de “un fundamento histórico que tiene la Normal Rural”.

Rosales Sierra lamentó que las policías Estatal y Federal haya “reprimido violentamente” a los normalistas el miércoles pasado, después de que robaron cuatro autobuses y una pipa con 34 mil litros de gasolina.

Argumentó que la Normal de Ayotzinapa “carecía de autobuses” para continuar con las movilizaciones para exigir justicia por los 43 normalistas desaparecidos.

El defensor explicó que hace algunos días la empresa “Estrella Blanca” terminó el convenio con el que dotaba de autobuses a la normal y por ello, los normalistas “se vieron obligados a tomarlos”.

Detalló que la mañana del miércoles los estudiantes trataron de tomar algunos autobuses, pero se vieron impedidos por las autoridades. Por la tarde repitieron la actividad, con mayor éxito.

Sin embargo, Rosales Sierra admitió que él mismo desconocía el motivo por el cual los estudiantes tomaron la pipa con gasolina.

—Pero tomar un autobús sin permiso es robar,  le increpó el periodista Federico Sariñana Valdez.

“Sí”, reconoció el abogado y posteriormente justificó que la Normal de Ayotzinapa tiene un fundamento histórico para la toma de autobuses.

“No se hacen las tomas por gusto, al igual que las movilizaciones, se hacen porque responden a una lógica de protesta”, argumentó.

El abogado reprobó el método que utilizaron los policías antimotines para despojar a los normalistas de Ayotzinapa de los cuatro autobuses y la pipa que habían robado.

“Fue una intervención extremadamente violenta, accionaron armas de fuego al aire. No hay claridad ni políticas de intervención policial respecto de las protestas sociales en el país, es un tema que se debe de discutir”, recriminó.

Aseguró que los policías podían interceptar la pipa, disuadir a los estudiantes y recuperar la pila “fácilmente y sin menores incidentes”.

—Otra opción era que no se hubieran robado la pipa- increpó nuevamente el periodista.

—Sí, pero digamos que ya se cometió eso- respondió el abogado defensor de los normalistas de Ayotzinapa.

Argumentó que los policías debieron de restablecer el orden con protocolos basados en materia de derechos humanos.

Para evitar más hechos como el robo de autobuses y los enfrentamientos entre normalistas y policías, Rosales Sierra pidió que las empresas de autobuses presten los vehículos a los estudiantes de Ayotzinapa.

De momento, informó que ya se están “rediscutiendo en la normal los métodos de protesta”, pero reconoció que “no es fácil cambiar esos métodos tan pronto”.

El abogado también habló sobre la conversación telefónica que se dio a conocer esta semana, en la que dos estudiantes de Ayotzinapa hablan sobre un intento de irrupción del cártel “Los Ardillos” a la Normal Rural para “levantar” a alumnos que presuntamente trabajan para “Los Rojos”, grupo delictivo contrario.

Dijo que la filtración de dicha llamada “no ha pasado a mayores”, porque se tiene claridad de las circunstancias en que ocurrió la conversación telefónica.

“Proviene de una malversación. Eso se dio en el contexto de un incidente que sucedió en Tixtla, que venían estudiantes de una comisión ya entrada la noche, pasaron por Tixtla y fueron interceptados por un grupo de la delincuencia organizada. Se identificaron y luego informaron de esto al interior de la normal”.

Explicó que este hecho provocó rumores dentro de Ayotzinapa y esto orilló a que un estudiante hablara por teléfono con Omar García, el vocero de los normalistas.

Rosales aclaró que en esa llamada, Omar García hace “valoraciones subjetivas que no están debidamente probadas” y que “a partir de ahí surge el rumor” del presunto intento de irrupción del cártel “Los Ardillos” a la institución.

Lamentó que estos rumores se hayan “juntado” con las versiones que hablan de una supuesta infiltración delictiva en Ayotzinapa y que el tema se haya “sobredimensionado”.

Para el defensor, esto forma parte de una campaña de desprestigio y deslegitimación del movimiento que exige justicia y la presentación con vida de los 43 normalistas desaparecidos desde hace más de un año.