Autonomía universitaria

 

Por Chanssonier

 

Desde el gobierno del general Baltasar R. Leyva Mancilla (1946-51), el director del Colegio del Estado profesor Nicolás Wences García, empezó a hablar de la necesidad que Guerrero contara con una universidad, para que los estudiantes no tuvieran que emigrar a otros estados, principalmente al Distrito Federal, inclusive sugirió podría llamarse Universidad del Sur. Aun cuando la sugerencia no fue más allá, se había sembrado la semilla para hacerla realidad.

Siendo gobernador el general Raúl Caballero Aburto (1957-61), los estudiantes liderados por Jesús Araujo Hernández, se entrevistaron en varias ocasiones con el mandatario, para interesarlo en su proyecto, del cual se decía interesado solo de dicho no de hecho. Las pláticas entre las partes eran cada vez más tensas, por lo cual la grey estudiantil resolvió irse a la huelga, como medida de presión para el fin de su propósito.

Para no ir más adelante en sus propósitos, Araujo Hernández, con el comité de huelga que se había integrado, encontrándose al gobernador Caballero Aburto, le reprocharon su falta de interés por crear la universidad; por tal motivo con fecha 21 de octubre de 1960 empezó la lucha por la creación de la Universidad. Al encontrarse el líder estudiantil con el gobernador le dijo que ya no querían la creación de la universidad, si no lo que se deseaba era que dejara el poder. De tal manera se inició el movimiento, el cual fue secundado por el alumnado.

Ese mismo día los estudiantes colocaron banderas rojinegras, en el edificio principal del Colegio del Estado, que fue trinchera de su lucha. La antipatía al gobierno caballerista quedo manifiesta, porque enseguida toda la población apoyó la causa estudiantil; por ejemplo los locatarios del mercado “Gral. Nicolás Bravo”, acordaron trasladarse a la alameda “Francisco Granados Maldonado”, regalando a los estudiantes cosas que vendían, sobre todo alimentos porque la policía estatal rodeó el edificio del Colegio del Estado, con el fin de hacerlos desistir de su lucha por hambre, lo que no consiguieron, porque vecinos de pueblos cercanos se encargaron que vivieran su cautiverio sin grandes preocupaciones, llevándoles alimentos, los que introducían al recinto educativo, burlando el cerco policíaco que les habían tendido.

Ante la imposibilidad que los estudiantes desistieran de su cometido, el gobernador Caballero Aburto recurrió al Ejército Mexicano, creyendo torpemente que con su intervención los estudiantes claudicarían en su pretensión, lo cual no ocurrió, por el contrario antes de llegar a la alameda hicieron funcionar sus armas, dando muerte a un trabajador de la Comisión Federal de Electricidad, quien en un poste colocaba una manta a favor de la lucha estudiantil.

En la avenida Guerrero don Benjamín Méndez Bonilla, que había sido alcalde pidió calma; como respuesta un soldado con la bayoneta de su fusil le dio muerte. Al llegar a la alameda los militares dispararon a discreción, resultando 13 personas muertas y más de 20 heridos. Estos hechos se registraron el 30 de diciembre de 1960. Mientras esto ocurrió aquí, el gobernador Caballero Aburto descansaba en su finca de Playa de Guitarrón, en Acapulco.

Conocido en todo el país este reprobable suceso, el Senado de la República acordó la desaparición de poderes en la entidad, lo que se llevó a cabo el 4 de enero de 1961, substituyendo al mandatario depuesto por quien era ministro de la Suprema Corte de Justicia, licenciado Arturo Martínez Adame.

Aun cuando el costo fue doloroso, Martínez Adame le otorgó a la universidad su autonomía, la que se pudo haber logrado sin un inútil derramamiento de sangre.