Chapo Guzmán, ¿incógnito en Acapulco?

 

Felipe Victoria

 

¿Hecho aislado balacear en la Costera acapulqueña el lugar donde cenaba pizza Héctor Astudillo el sábado, resultando heridos algunos de sus escoltas y muerta del susto otra persona?

Ya veremos qué se les ocurre inventar a los de su séquito, que no se dan cuenta de que los demás sí nos damos cuenta.

Apenas adecuado para entretener a muchos mexicanos el distractor finsemanero con el chismarajo de la supuesta captura fallida de ‘El Chapo’ Guzmán en Sinaloa.

En ese divertido libertinaje de las redes sociales no faltaron quienes aseveraban su muerte por un disparo en la cabeza y una pierna, o los que más mesurados sólo comentaban que logró escapárseles a los valientes marinos y no se atontó como su primo Marcos Arturo Beltrán, en Cuernavaca, aquel diciembre 16 de 2009.

En este querido país ya ni siquiera existe aquella “verdad sospechosa” que inmortalizó literariamente Juan Ruiz de Alarcón, se pusieron de moda las burlescas “verdades históricas” estilo Murillo Karam y de plano entonces es un choteo.

De lo que digan o informen políticos y altos funcionarios, nadie está dispuesto a creerles y menos a confiarles; cosa grave que afecta de alguna manera a la gobernabilidad, pero sobre todo a la certeza jurídica y confianza en las instituciones.

Si acaso hubieran matado a ‘El Chapo’ Guzmán en territorio sinaloense en días muy recientes, obviamente que Renato Sales Heredia no hubiera podido decirlo el viernes ante la prensa, pues por prudencia habría que esperar los dictámenes de certificación de identidad del cadáver.

Pero como sea y lo que sea, un notición de ese tamaño sería bocado reservado para el presidente Peña Nieto, o para el secretario de Gobernación a efecto de que se saque un poquito la espina en sus aspiraciones presidenciales.

Muerto ‘El Chapo’, nacería a la inmortalidad convertido en leyenda como ‘Chucho el Roto’ o aquel medioeval ‘Robin Hood’; mínimo deificado como el popular “Santo Malverde” o “El padre Jardón” en Monterrey.

Pero no solo en Sinaloa le andarían erigiendo su estatua de cuerpo completo; en Acapulco, por los rumbos de Puerto Marqués y el elitista Pichilingue o en la cima de la Escénica querrían poner su figura fundida en bronce y tal vez hasta montado sobre uno de sus corceles bailarines.

¿Se opondría el gobierno estatal a ese “homenaje” popular?

Tendrían que morderse uno y otro, pero tolerar la voluntad de la chusma para quienes ‘El Chapo’ Guzmán es ya un ídolo de la picaresca delincuencial, que se burló de las autoridades varias veces.

La desorientada juventud mexicana que ni estudia ni trabaja y la que a pesar de diplomados y doctorados no consigue empleos, admira a Joaquín Guzmán Loera, el chamaquito pueblerino en la miseria que descalzo vendía naranjas y llegó a ser multimillonario en dólares, compitiendo con prestigiados magnates mexicanos o hasta asociándose con ellos.

Nacen de vez en cuando individuos con tal nivel de inteligencia que a como dé lugar sobresalen, y eso es más fácil en lo malo que en lo honesto y bueno.

Los decentes y honrados normalmente acaban pobres, en cambio los perversos y audaces acumulan riqueza y poder enfermándose de codicia insaciable. Nadie reflexiona en que de nada sirve ser el muerto más rico del panteón y viviendo en la opulencia tienen una  existencia miserable moralmente, peor cuando el teatrito se les cae y los exhiben.

¿Cuál y cuándo será el verdadero y real final de la existencia de ‘El Chapo’ Guzmán?

Quienes tanto trabajo se han tomado preparando una teleserie ya el año pasado a punto de terminar, estaban que trinaban cuando se supo de la inocua captura en Mazatlán, muy inverosímil y convincente para cerrar una producción fílmica.

Tuvieron que hacer una enorme pausa en espera de giros en el argumento principal y le tuvieron que agregar capítulos a la del señor de los cielos.

De pronto en julio pasado, la segunda fuga en el peliculesco túnel se convirtió en una buena opción para cerrar la teleserie, dejando la puerta abierta para lo que viniera después, y ahora están ya en eso, por si lo mataron o se les escapó herido a los marinos.

Hasta descansamos un poquito de tantas ayotzingaderas de la cortina de humo para disimular el tráfico de drogas desde Iguala a los USA.

Como sea, millones de mexicanos entretenidos en lo de ‘El Chapo’ para que no se den cuenta de las llamas que avanzan en el campo mexicano con la insurrección magisterial encaminada a la desanexión de por lo menos cuatro estados sureños de la República, para forjar un nuevo país libre e independiente como protectorado de potencias extranjeras.

-¡Tilín, tilín!- Suena la campanita escolar.

-Maestra Pizarrina, ¿se está poniendo color de hormiga la cuenta regresiva hacia el 27 de octubre?

-¿Ustedes qué suponen chamacos?

-Pues no creemos en coincidencias ni hechos aislados teacher. Lo del sábado pareció como una advertencia de la vulnerabilidad del gobernador electo Astudillo.

-¡Shhh… cábrense cayones! Mejor distraigámonos con los chismes de ‘El Chapo’ Guzmán, el famoso incógnito de Acapulco.